A LA NOCHE
¡Cuántas veces te me has engalanado,
clara y amiga noche! ¡Cuántas, llena
de oscuridad y espanto, la serena
mansedumbre del cielo me has turbado!
Estrellas hay que saben mi cuidado
y que se han regalado con mi pena;
que entre tanta beldad, la más ajena
de amor tiene su pecho enamorado.
Ellas saben amar y saben ellas
que he contado su mal llorando el mío,
envuelto en los dobleces de tu manto.
Tú, con mil ojos, noche, mis querellas
oye y esconde, pues mi amargo llanto
es fruto inútil que al amor envío.
Francisco de la Torre
(s. XVI)
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