La fiesta a que convida tu sonrisa
El comienzo es como una sed infinita.
El corazón llega a todo el cuerpo,
ciega, la sangre crece y golpea;
la carne duele allí en su centro.
Hay un aliento aleteante
y un espejo que se desbordan,
algo como un sollozo viene de muy adentro.
Impudicia y esplendor y miedo
sobre la cama de sábanas destendidas.
María Mercedes Carranza
(2010)
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