A VECES
Sin saludo ni aviso
la ciudad se goza a solas
en un domingo tierno.
¿Y quién es uno entonces?
La memoria se calla
y la hermosura de las calles
prohibe el paso del dolor.
Todo es afuera, dice.
Lo que te toca es una calle
ávida de puertos donde no
partirás de esta calle nunca
Juan Gelman
Mundar, Colección Palabra de honor, Visor, 2008
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