JARDÍN INTACTO
Allí magnolias, tulipanes, sombras
de pétalos palpables. Aquí los senos,
el ombligo, la voz, el áureo pubis,
tu risa y las adelfas, brazos, lotos,
nenúfares en torno de tu cuello
y la noche zumbando en los pistilos…
Astros que queman en tu piel, gardenias,
tactos de orquídeas, suave olor, jadeos,
ceguedad de ese Dios que se derrama
en cada efímera corola. Y las espinas
de tanto en tanto. Pero también lirios,
y dalias otra vez, todo en tu carne.
Jardín intacto, puro y hasta pútrido,
como tal vez ocurra en ese instante
cuando fermenta el tiempo en el espanto
y acelera la flor hasta ser mustia.
Jardín con el ayer, el hoy, el nunca
y el hambre ciega de un veloz deseo,
llenándote los ojos en un éxtasis
que jamás se ha saciado.
Eugenio Montejo
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