La ilusión ansiosa y algo desesperada de mi hija mientras contempla el desfile de los Reyes Magos, como si adivinara oscuramente que cuanto sucede también está en curso de desaparecer, que aquello que viene ya se está yendo, que el presente no existe si no es como arena que se escurre entre los dedos. Vi alegría en su rostro, pero también la mueca nerviosa de quien no ha podido disfrutar el momento, de quien no termina de creerse o acoger del todo su realidad. Ofuscada por su propio deseo, fue capaz de sonreír solo cuando pudo recordarlo y contarlo todo a su antojo. Estaba más cómoda en el pasado, porque de alguna manera se sentía capaz de abarcarlo, o se hacía ilusión de poder recorrerlo entero.
Jordi Doce
Perros en la playa, La Oficina, 2011
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