Daniel Blaufuks (Lisboa, 1961)
O acaso lança, muitas vezes, na leitura da poesia, harmonia de sentido por caminhos arbitrários e possui capacidade de recelação que é loucura não seguir.
(…)
O melhor entendimento da poesia é sempre fragmentário e em abismo.
Joaquim Manuel Magalhães, en el posfacio al primer volumen de su edición de la Obra poética de Ruy Belo, Editorial Presença, 1984
QUEM VIER QUE VENHA (SAUDAÇÃO)
Quem virá salvar-me
à cova do mal?
Uma folha preta
caiu no quintal.
Quem virá dizer-me
que a pressa dos dias
põe assas nos ossos,
tutano nas fantasias.
E quem vier, que venha quem vier,
que venha, que eu não espero ninguém,
ai o que me arrepia
é o avesso do além.
Quem virá mostrar-me
a estrada direita,
a letra dourada
na mão imperfeita?
Quem virá olhar-me
por dentro da lente,
que plano me salva
de um bem aparente?
E quem vier, que venha quem vier,
que venha, que eu não espero ninguém,
ai o que me arrepia
é o avesso do além.
Quem virá salvar-me
à cova do mal?
Uma folha preta
caiu no quintal.
Quem vier na chuva
sabe o que é molhado
e contas são contas,
seja pago ou dado.
E quem vier, que venha quem vier,
que venha, que eu não espero ninguém,
ai o que me arrepia
é o avesso do além.
Amélia Muge
Álbum Não Sou daqui (2010)
(a canção)
Estátuas, estátuas. Corpos metidos em gestos parados.
Herberto Helder
En un poema de Gabino-Alejandro Carriedo, «Um quadro de pintor», perteneciente a su libro Lembranças e deslembranças (leído en poesía Revista ilustrada de información poética, nº 33, 1991)
UN SUCESO
Bien est verté que j’ai amé
et ameroie voulentiers...
François Villon
Tal vez, valiendo lo que vale un día,
sea mejor que el de hoy acabe pronto.
La novedad de este suceso, de esta
muchacha casi niña pero de ojos
bien sazonados ya y de carne a punto
de miel, de andar menudo, con su moño
castaño claro, su tobillo hendido
tan armoniosamente, con su airoso
pecho que me deslumbra más que nada
la lengua… Y no hay remedio, y le hablo ronco
como la gaviota, a flor de labio
(de mi boca gastada), y me emociono
disimulando ciencia e inocencia
como quien no distingue un abalorio
de un diamante, y le hablo de detalles
de mi vida, y la voz se me va, y me oigo
y me persigo, muy desconfiado
de mi estudiada habilidad, y pongo
cuidado en el aliento, en la mirada
y en las manos, y casi me perdono
al sentir tan preciosa libertad
cerca de mí. Bien sé que esto no es solo
tentación. Cómo renuncio a mi deseo
ahora. Me lastimo y me sonrojo
junto a esta muchacha a la que hoy amo,
a la que hoy pierdo, a la que muy pronto
voy a besar muy castamente sin que
sepa que en ese beso va un sollozo.
Claudio Rodríguez
Alianza y condena (1965)
✍︎ Para mí, la poesía es salvación y es celebración.
✍︎ Pienso que la poesía es, sobre todo, participación. Nace de una participación que que el poeta establece entre las cosas y su experiencia poética de ellas dentro del lenguaje.
✍︎ La poesía –y el arte– son, entre otras cosas, un medio de purificación.
✍︎ La poesía es el canto, la elevación de la palabra, siempre arrimada ésta al alma. Si no veo el espítiru, todo me parece epidérmico, lateral, anecdótico.
✍︎ La vida no es poesía, pero la poesía es vida.
Claudio Rodríguez
El poeta ha de encontrarse en el poema cual dios en la creación. Real, pero oculto e inaprensible.
La lengua es el lugar del sentir.
Zanasis Jatsópulos
Ο ποιητής πρέπει να βρίσκεται μέσα στο ποίημα όπως ο Θεός μέσα στην δημιουργία. Υπαρκτός, αλλά αφανής κι ασύλληπτος.
Η γλώσσα είναι ο τόπος του αισθάνεσθαι.
Ζανάσης Χατζόπουλος
Verbos para la rosa Esbozo de poética (Zanasis Jatsópulos) Traducción de Vicente Fernández González. Premio Nacional de Traducción. Edición bilingüe. Miguel Gómez Ediciones, Málaga, MMII
VISITANTES
Los días que viví se han unido y hablan en voz baja. Antes que yo empiece a escribir, ellos susurran: la poesía no es una delicadeza decorativa, sino una intensidad de la mirada que despierta a la conciencia.
Francisco Javier Irazoki
Orquesta de desaparecidos, Hiperión, 2015
¡Oh, larga esperanza vana!,
cuantos días ha que voy
engañando el día de hoy
y esperando el de mañana.
Mis escasos cabellos ya son blancos.
Mi juventud se fue. También mis dientes. Lloro
e intento rebelarme: el más allá
es sombrío y me queda
tan poco ya de vida.
Triste juego
es este del morir, que nos arrastra
para siempre. Y yo tengo
tantísimo temor a dar el paso...
Anacreonte
Versión de Víctor Botas en Segunda mano (1982)
¿En qué sepulcro descansa el primer poema?
Alberto Hernández
(Calabozo, Guárico, Venezuela, 1952)
HISTORIA DE MI PALOMAR
De niño mi gran deseo fue tener un palomar. En toda mi vida no he tenido un deseo más grande. Con nueve años, mi padre me prometió darme dinero para comprar unos listones y tres parejas de palomas.
Corría entonces el año 1904. Me estaba preparando para los exámenes del curso preparatorio del instituto de Nikoláyev. Mi familia vivía en Nikoláyev, una ciudad de la provincia de Jersón. La provincia ya no existe y la ciudad se incorporó al distrito de Odesa.
Solo tenía nueve años y los exámenes me daban miedo. En ninguna de las dos asignaturas —lengua rusa y aritmética— podía obtener una nota que bajara del sobresaliente. El cupo de judíos era estricto en nuestro instituto, tan solo el cinco por ciento. De los cuarenta niños, solo podían ingresar en la clase preparatoria dos judíos. Las preguntas de los maestros eran capciosas; a nadie le preguntaban de manera tan retorcida como a nosotros. Por eso mi padre, al prometerme las palomas, me pedía una nota de matrícula de honor. Mi padre me sometió a una auténtica tortura y yo me sumergí en un inacabable duermevela, en un largo y desesperado sueño infantil. Me presenté al examen sumido en aquel sueño y de todos modos salí más airoso que otros.
Yo estaba dotado para las ciencias. Los maestros, a pesar de sus argucias, no podían desposeerme de mi inteligencia ni de mi insaciable memoria. Estaba dotado para las ciencias y saqué dos matrículas. Pero luego todo cambió. Jaritón Efrussi, un comerciante de trigo que exportaba grano a Marsella, pagó un soborno de quinientos rublos por su hijo, a mí me pusieron, en lugar de una matrícula, solo un sobresaliente, y en el instituto admitieron en mi lugar al pequeño Efrussi. El desconsuelo de mi padre no tenía límites.
Desde los seis años me había instruido en todas las ciencias que uno pueda imaginar. El sobresaliente lo sumió en la desesperación. Quiso darle una paliza a Efrussi o pagar a dos cargadores para que se la dieran, pero mi madre lo disuadió; de modo que me puse a preparar el examen del año siguiente, para el primer curso. Sin decírmelo, mi familia persuadió a un maestro para que en un año me enseñara las materias del curso preparatorio y de primero a la vez; y, como desconfiábamos de todo, me aprendí de memoria tres libros. Los libros eran: la Gramática de Smirnovski, el Manual de Problemas de Evtushevski y el Manual de Introducción a la Historia de Rusia de Putsikóvich. Los niños ya no estudian con estos libros, pero yo me los aprendí de memoria, del principio al final, y en el examen de lengua rusa con el profesor Karaváyev, al año siguiente, saqué la inalcanzable matrícula de honor.
Isaak Bábel
Historia de mi palomar y otros relatos. Traducción de Ricardo San Vicente. Editorial Minúscula, 2020
Quiero lo que no ha de ser
El gusto de contemplaros
nadie le alcanza sin veros,
y pues merecí miraros,
quiero morir por quereros
más que vivir sin amaros:
y si ofende a vuestro ser
entender que por vos muero,
discúlpese con saber,
señora, que ya que quiero,
quiero lo que no ha de ser.
Diego Hurtado de Mendoza
(1503-1575)
Una buena ficción no tiene por qué parecerse a la vida real; la vida trata de parecerse con todas sus fuerzas a una buena ficción.
Isaak Bábel
(Odesa, 13 de julio de 1894 – 27 de enero de 1940)
SÍNTOMAS DE VEJEZ
Ya el poeta no hace como antes
boceto de sus lágrimas
ni refunde su canto hasta el poema
ahora directamente como el liquen
sobre la piedra inerme
dispone las palabras a sabiendas
de que el tiempo ha dispuesto el cañamazo
de lo que va a escribir para el olvido.
Aníbal Núñez
AMARGURA
Fue mi vida contigo tan auténtica
como todas las vidas que después he vivido,
que vivo aún, y aun en ésta
vuelve aquella primera cuando tú
fuiste a mi lado lo que me faltaba:
un espinazo para estar erguido
y ser un hombre.
¡Qué poco hombre fui, que al tú faltarme
a punto estuve de venirme al suelo
y no volverme a levantar!
¿Qué me creía yo que era?
Hoy que miro al pasado, crispo el puño
contra el que fui llamándole canalla,
y no miro al presente
por no llamar canalla a este que soy.
Aquilino Duque
Las nieves del tiempo. Editorial Comares, 1993
EL AIRE
Estoy despierto, sí, estoy mirando
fríamente algunas cosas
que van dejando ya de ser secretas.
Están ahí, como los árboles
en el desnudo aire. Sí, estoy despierto.
Hasta la casa de mi infancia es de los otros:
la han pintado de un color chillón,
entran y salen por los cuartos de mi alma,
hablando de otro asunto. La luz invade el patio
de mis ocultas nadas. También miro
con deseo ese rostro que es ninguno
y que viene como un ave malherida
de los que sufren y sonríen.
¡Oh pueblo innumerable! Estoy despierto.
Estoy mirando el polvo bañado por la luz,
las tinieblas disueltas en el aire
cuando empieza a dibujarse la verdad:
el árbol, la alegría, el sacrificio.
Y sé que aún tengo más recuerdos en la sangre
de los que puedo recordar, y más olvido
del que puede olvidarse en este mundo.
Pero qué importa, al fin, si la mitad
de aquella vida se me desprende y cae,
si tanto sueño, al fin, ha despertado,
si no hay sitio que no me esté mirando
ni instante en que el azar no me visite.
Quiero ser como tú, ¡oh rostro de los pobres!,
misterio del dolor y la sonrisa, porque el aire,
el simple aire límpido y vacío,
llenará nuestras voces y esperanzas.
Cintio Vitier
(v. «El aire», de Vicente Aleixandre)
LAURA Y LIZZIE DORMIDAS
Sien dorada y rubia sien,
cual dos palomas se ven;
abrazándose en el nido
de su cama con dosel.
Son dos copos de aguanieve,
doble copo de azahar,
dos varas amarfiladas
con oro puntidoradas
para los reyes del mal.
Luna y noche, estrella y luna
no las dejan de mirar;
viene una nana en el viento;
y hasta el búho soñoliento
se contiene de su vuelo.
Ni un murciélago revuela
sobre el nido donde están:
seno y seno, sien con sien,
guareciéndose en su nido
las palomas de la miel.
Christina Rossetti
(Londres, 1830-1894)
Traducción de de Jesús Díaz García, leída en Amores iguales. Antología de la poesía gay y lésbica. Selección de Luis Antonio de Villena, La Esfera de los libros, 2002 [edición no bilingüe]
LAURA AND LIZZIE ASLEEP
Golden head by golden head,
Like two pigeons in one nest
Folded in each other's wings,
They lay down in their curtained bed:
Like two blossoms on one stem,
Like two flakes of new-fall'n snow,
Like two wands of ivory
Tipped with gold for awful kings.
Moon and stars gazed in at them,
Wind sang to them lullaby,
Lumbering owls forbore to fly,
Not a bat flapped to and fro
Round their rest:
Cheek to cheek and breast to breast
Locked together in one nest.
Cinematógrafo: diario íntimo de lo que no nos sucedió nunca.
Ramón Gómez de la Serna
AUTORRETRATO
Considerad, muchachos,
esta lengua roída por el cáncer:
soy profesor en un liceo obscuro,
he perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
hago cuarenta horas semanales).
¿Qué os parece mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué decís de esta nariz podrida
por la cal de la tiza degradante.
En materia de ojos, a tres metros
no reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué me sucede? —Nada.
Me los he arruinado haciendo clases:
la mala luz, el sol,
la venenosa luna miserable.
Y todo para qué,
para ganar un pan imperdonable
duro como la cara del burgués
y con sabor y con olor a sangre.
¡Para qué hemos nacido como hombres
si nos dan una muerte de animales!
Por el exceso de trabajo, a veces
veo formas extrañas en el aire,
oigo carreras locas,
risas, conversaciones criminales.
Observad estas manos
y estas mejillas blancas de cadáver,
estos escasos pelos que me quedan,
¡estas negras arrugas infernales!
Sin embargo yo fui tal como ustedes,
joven, lleno de bellos ideales,
soñé fundiendo el cobre
y limando las caras del diamante:
aquí me tienen hoy
detrás de este mesón inconfortable
embrutecido por el sonsonete
de las quinientas horas semanales.
Nicanor Parra
Poemas y antipoemas (1954)
Recordamos el fallecimiento del poeta chileno (5 de septiembre de 1914 - 23 de enero de 2018)
Recordando el aforismo de Miguel Catalán, «La mayor posesión es el ocio», aquí tenemos otro más del mismo libro, La nada griega:
El ocio no consiste en no hacer nada, como creen los afligidos por el morbo del trabajo, la riqueza o la ambición, sino en hacer lo que uno quiere.
En Trea Ediciones encontramos un librito muy recomendable: Suma breve Pensamiento breve reunido (2001 - 2018), que recopila los libros de paradojas de Catalán, El sol de medianoche (Ediciones del Ponent, 2001), La nada griega (Sequitur, 2013) y La ventana invertida (Trea, 2014), así como tres inéditos entregados a esta editorial gijonesa: Así es imposible, El altar del olvido y Paréntesis vacío.
NAVEGAR
El viejo marinero que me enseñó a navegar, me decía: si un día te sorprende una gran borrasca en alta mar, prepárate para un largo desafío en el que se va a medir tu carácter. Se trata de capear el temporal. En ese caso no olvides que esa ola que crees que te va a ahogar es precisamente la que te tiene que salvar. Dispón el tormentín y la vela mayor con sus rizos necesarios a favor de la marea, de forma que unos segundos antes de que rompa violentamente contra el costado de tu barco sea esa misma ola la que lo acune y lo impulse siempre un poco más allá, donde ya no llega su zarpa. Tu deber consiste en aliarte con esa ola que amenaza con hacerte naufragar. Puede que el horizonte esté cerrado, que sople un viento huracanado, que todo el mar esté hirviendo “como cazuela en el horno” como escribe Ausias March en su poema Veles i vents. Tu destino es sobrevivir. Colócate bien el arnés y piensa que el tiempo ya no existe. Como su propio nombre indica, el temporal siempre será pasajero. Pronto o tarde el viento amainará, el oleaje irá cayendo y el sol volverá a salir entre las nubes. Así acontece también en la vida. Al final de la tempestad te va a llegar el veredicto. Hasta ese momento no sabías si eras valiente o cobarde, débil o fuerte, pero el mar te habrá dado tu exacta medida, que va a depender de si supiste aprovechar la fuerza adversa para avanzar. Y aunque llegues a tierra sano y salvo no creas que has vencido. Sucede que por esta vez el mar te ha respetado y si lo celebras en el bar del puerto con una cerveza y dejes caer su espuma a lo largo de tu pecho intrépido, nunca presumas con los amigos de tu pericia. Después de salir victorioso de un duro temporal siempre serás un superviviente y deberás considerar que el hecho de seguir vivo con cierta dignidad es el único desafío. Esa es la lección que me dio el viejo marinero que me enseñó a navegar.
Manuel Vicent
(El País, 22 de enero de 2023)
Aunque quiero ser beata,
¡el amor, el amor me lo desbarata!
De la lirica tradicional castellana
AUTORRETRATO
La cara un poco herida por el aire aldeano
y en el alma una torre llena de golondrinas.
Juan Sánchez Lamouth
(Santo Domingo, República Dominicana, 1929-1968)
LIED DE LA NOCHE
La nuit vient sur un char conduit par le silence.
La Fontaine
Y, de repente,
llega la noche
como un aceite
de silencio y pena.
A su corriente me rindo
armado apenas
con la precaria red
de truncados recuerdos y nostalgias
que siguen insistiendo
en recobrar el perdido
territorio de su reino.
Como ebrios anzuelos
giran en la noche
nombres, quintas,
ciertas esquinas y plazas,
alcobas de la infancia,
rostros del colegio,
potreros, ríos
y muchachas
giran en vano
en el fresco silencio de la noche
y nadie acude a su reclamo.
Quebrantado y vencido
me rescatan los primeros
ruidos del alba,
cotidianos e insípidos
como la rutina de los días
que no serán ya
la febril primavera
que un día nos prometimos.
Álvaro Mutis
Diez lieder (1984), en Summa de Maqroll el Gaviero Poesía reunida (1947 - 2003) Prólogo de William Ospina, Lumen, 2023
Afuera el día baila.
Le importa un bledo
nuestra tristeza.
Yorgos L. Iconomu
(1960 - 20 de enero de 2024)
Εξω η μέρα χορεύει.
Δεκάρα δεν δίνει
γιά τη λύπη μας.
Γιώργος Λ. Οικονόμου
(Traducción de PLC)
El tiempo es una liebre que se ha puesto mis zapatos.
Miguel Ángel Arcas
CONTOS DO PRÍNCIPE REAL
No jardim do Príncipe Real
(ainda hoje tenho de lá ir)
encontrei-me com fulana de tal,
pus-me a ver as estrelas a luzir.
Trocámos silêncios de mãos dadas,
conversámos com os olhos e o pensar;
espreitámo-nos do quarto da criada
do Palácio Italiano com portal.
Mas um dia perdeu-se o coche vermelho
que a princesa levava sempre ao jardim,
meteu-se por caminhos que não têm fim,
perco a esperança de à noite tornar a vê-lo.
Novembro, maldito mês das almas,
nesse ano nem o azul do céu poupaste,
carregaste com nuvens de negro corte,
mas vamos rapazes depressa ao vinho,
porque ao vinho não o vence nem a morte.
Vitorino
Não ha terra que resista (1979)
(a canção)
RESIDUA
Corta la vida o larga, todo
lo que vivimos se reduce
a un gris residuo en la memoria.
De los antiguos viajes quedan
las enigmáticas monedas
que pretenden valores falsos.
De la memoria sólo sube
un vago polvo y un perfume.
¿Acaso sea la poesía?
Ida Vitale
LLAMA DE AMOR VIVA
Canciones del alma en la íntima comunicación de unión de amor de Dios.
1
¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.
2
¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!;
matando muerte, en vida la has trocado.
3
¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con estraños primores
calor y luz dan junto a su querido!
4
¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras!,
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno
¡cuán delicadamente me enamoras!
San Juan de la Cruz
Pulchra sunt quae visa placent, escribió Santo Tomás. En castellano: Son bellas las cosas que agradan a la vista.
Pero yo conocí hace mucho tiempo estas palabras en una revista italiana por primera vez, mucho antes también de ponerme a buscar un día las palabras exactas de este Doctor de la Iglesia, y me siguen gustando más en esta lengua:
Belle si dicono le cose che piacciono all’ochhio.
No me preguntes cómo pasa el tiempo.
Li Kiu Ling
Leído en «Las rosas de Babilonia», poema de Retórica (1992), de Víctor Botas
A caballo,
mi sombra vagabunda
se congela.
Estos copos que miramos caer
¿son acaso los mismos
o del año pasado?
Basho
El libro del haiku, de Alberto Silva, Visor, 2008
Albrecht Dürer - Selbstbildnis, krank (1509-1511). pen, brown India ink and watercolor on paper, 11,8 x 10,8 cm. Kunsthalle Bremen, Bremen. 99-1851/50 (*)
«Esplín», spleen, un trayecto tormentoso y remoto: con splén los griegos referían el bazo, la hipocondría y el tedio. En un dibujo de Durero, que aparece semidesnudo, señala con el índice la zona de su dolencia: entre el bazo y el colon descendente.
Pocas veces la muerte dice por dónde nos encontrará. Murió de paludismo, cuando hacía dos años que había dejado de pintar.
Ramón Andrés
Malas raíces (2010 - 2015)
CUERPOS
I
Ah: volver a visitar tu más
Húmedo lugar a horas imprevistas
Mientras abres la página en blanco
De tus piernas
Y tu sésamo que guarda el rojo fruto
Se ajusta a mi galope.
Volver a festejar los cuerpos.
Reanudar el goce
Entre la leche derramada del alba.
II
Ah: cuerpo a cuerpo reanudar la mañana
Mientras lanceo tu pequeña aldea láctea
La piedra de escándalo de tus muslos.
Jadear como corcel espoleado
Penetrando el abismo que nos une y nos separa
Con mi centro en menguante y en creciente
Mientras cruzamos la otra orilla
Entre el flujo y el reflujo
Del alba
Juan Manuel Roca
Señal de cuervos (1979)
Humilde reflexión de vuelo: la sombra del pájaro dibujada en tierra.
Julia Otxoa
El encanto que hallo en la vejez —porque nunca he sido tan feliz como ahora — surge de haber aprendido a vivir en el presente, y por tanto en la eternidad; y esto significa alcanzar una juventud perpetua, ya que nada puede ser más nuevo que cada día que amanece.
Santayana, Letters
Leído en De jardines ajenos, de Adolfo Bioy Casares. Edición al cuidado de Daniel Martino. Fabula Tusquets, 2000
Emil Nolde (1867 - 1956) - Autoretrat, c. 1917. Aquarel·la, ploma i tinta negra sobre paper japonès. 21,6 x 17,8 cm. Detroit Institute of Arts, Detroit. 65.230. Obra no exposada.
(Galería de Lluís Ribes Mateu en Flickr)
(+)
Hace cinco años, cuando el Gobernador decidió expulsar a Larsen (o Juntacadáveres) de la provincia, alguien profetizó, en broma e improvisando, su retorno, la prolongación del reinado de cien días, página discutida y apasionante —aunque ya casi olvidada— de nuestra historia ciudadana. Pocos lo oyeron y es seguro que el mismo Larsen, enfermo entonces por la derrota, escoltado por la policía, olvidó en seguida la frase, renunció a toda esperanza que se vinculara con su regreso a nosotros.
De todos modos, cinco años después de la clausura de aquella anécdota, Larsen bajó una mañana en la parada de los 'omnibuses' que llegan de Colón, puso un momento la valija en el suelo para estirar hacia los nudillos los puños de seda de la camina, y empezó a entrar en Santa María, poco después de terminar la lluvia, lento y balanceándose, tal vez más gordo, más bajo, confundible y domado en apariencia.
Tomó el aperitivo en el mostrador del Berna, persiguiendo calmoso los ojos del patrón hasta obtener un silencioso reconocimiento. Almorzó allí, solitario y rodeado por las camisas a cuadros de los camioneros. (Ahora éstos disputaban al ferrocarril las cargas hasta El Rosario y los pueblos litorales del norte; parecían haber sido paridos así, robustos, veinteañeros, gritones y sin pasado, junto con el camino de macadam inaugurado unos meses atrás). Se cambió después a una mesa próxima a la puerta y a la ventana para tomar el café con gotas.
Son muchos los que aseguran haberlo visto en aquel mediodía de fines de otoño. Algunos insisten en su actitud de resucitado, en los modos con que, exageradamente, casi en caricatura, intentó reproducir la pereza, la ironía, el atenuado desdén de las posturas y las expresiones de cinco años antes; recuerdan su afán por ser descubierto e identificado, el par de dedos ansioso, listo para subir hasta el ala del sombrero frente a cualquier síntoma de saludo, a cualquier ojo que insinuara la sorpresa del reencuentro. Otros, al revés, siguen viéndolo apático y procaz, acodado en la mesa, el cigarrillo en la boca, paralelo a la humedad de la avenida Artigas, mirando las caras que entraban, sin otro propósito que la contabilidad sentimental de lealtades y desvíos; registrando unas y otros con la misma fácil, breve sonrisa, con las contracciones involuntarias de la boca.
Pagó el almuerzo, con la exagerada propina de siempre, reconquistó su pieza en la pensión de encima del Berna y después de la siesta, más verdadero, menos notable por haberse aliviado de la valija, se puso a recorrer Santa María, pesado, taconeando sin oírse, paseando ante la gente y puertas y vidrieras de comercios su aire de forastero incurioso. Caminó sobre los cuatro costados y las dos diagonales de la plaza como si estuviera resolviendo el problema de ir desde A hasta B, empleando todos los senderos y sin pisar sus pasos anteriores; fue y volvió frente a la verja negra, recién pintada, de la iglesia; entró en la botica que seguía siendo de Barthé —más lento que nunca, más característico, más alerta— para pesarse, comprar jabón y dentífrico, contemplar como a la imprevista foto de un amigo el cartel que anunciaba: «El farmacéutico estará ausente hasta las 17».
Insinuó después una excursión a los alrededores, fue bajando, aumentando el balanceo del cuerpo, tres o cuatro de las cuadras que llevan a la convergencia del camino de la costa con el que va a la Colonia, por la descuidada calle en cuyo final está la casita con balcones celestes, alquilada ahora por Morentz, el dentista. Lo vieron más tarde cerca del molino de Redondo, con los zapatos hundidos en el pasto mojado, fumando contra un árbol; golpeó las manos en la granja de Mantero, compró un vaso de leche y pan, no contestó directamente a las preguntas de los que trataron de ubicarlo («estaba triste, envejecido y con ganas de pelear; mostraba el dinero como si tuviéramos miedo de que se fuera sin pagarnos»). Llegó, probablemente, a perderse durante unas horas en la Colonia, y reapareció, a las siete y media de la tarde, en el mostrador del bar del Plaza, que no había visitado nunca cuando vivió en Santa María. Estuvo repitiendo allí, hasta la noche, las farsas de agresión y curiosidad que atribuyeron a su estada del mediodía en el Berna.
Disputó benévolo con el barman —con una tácita, mantenida alusión al tema que llevaba cinco años de enterrado— acerca de fórmulas de cócteles, del tamaño de los pedazos de hielo, del largo de las cucharas de revolver. Tal vez haya esperado a Marcos y sus amigos; miró al doctor Díaz Grey y no quiso saludarlo. Pagó esta otra cuenta, empujó sobre el mostrador la propina y fue bajándose con seguridad y torpeza del taburete, fue caminando por la tira de linóleo, balanceándose con el premeditado compás, corto y ancho, seguro de que la verdad, aunque marchita, iba naciendo de los golpes de sus zapatos y se transfería al aire, a los demás, con insolencia, con sencillez.
Salió del hotel y es seguro que cruzó la plaza para dormir en la habitación del Berna. Pero ningún habitante de la ciudad recuerda haberlo visto nuevamente antes de que se cumplieran quince días de su regreso. Entonces, era un domingo, todos lo vimos en la vereda de la iglesia, cuando terminaba la misa de once, artero, viejo y empolvado, con un diminuto ramo de violetas que apoyaba contra el corazón. Vimos a la hija de Jeremías Petrus —única, idiota, soltera— pasar frente a Larsen, arrastrando al padre feroz y giboso, casi sonreír a las violetas, parpadear con terror y deslumbramiento, inclinar hacia el suelo, un paso después, la boca en trompa, los inquietos ojos que parecían bizcos.
Juan Carlos Onetti
Primer capítulo de El astillero (1961)
MULTIDIMENSIONAL
Comió su pan. Bebió agua. El hierro
No lo comió. Lo puso al fuego; lo fundió;
Formó dos pájaros. Les puso por ojos
Los cuatro botones de su chaqueta. Los pájaros
Se posaron a los pies del auriga. Entonces
Notó de repente que no tenía manos. Sus manos
Se habían pegado al hierro.
Yannis Ritsos
Traduccion de Maite Jimenez Perez en Grand Tour - La mirada del auriga
ΠΟΛΥΔΙΑΣΤΑΤΟ
‘Εφαγε το ψωμί του. Ήπιε νερό. Το σίδερο
δεν τόφαγε· τόβαλε στη φωτιά· τόλιωσε·
έφτιαξε δυό πουλιά· τους έβαλε για μάτια
τα τέσσερα κουμπιά απ’ το σακκάκι του. Τα πουλιά
τ’ απόθεσε στα πόδια του Ηνίοχου. Τότε
πρόσεξε ξάφνου πως δεν είχε χέρια. Τα χέρια του
είχαν κολλήσει στο σίδερο.
Γιάννης Ρίτσος, Πάροδος
(Σάμος, 21.XII.71)
En caso de duda, decídase por lo correcto.
Karl Kraus
Im Zweifel entscheide man sich für das Richtige.
Dichos y contradichos (Karl Kraus), Traducción y notas de Adan Kovacsics. Editorial Minúscula, 2003 [edición no bilingüe]. Título original: Sprüche und Widersprüche, 1909.
Suba por aí acima, até à coroa da Terra...
Informação de um camponês
Leído en Coroa da Terra (1946), de Jorge de Sena, en Poesia - I, 2ª edição. Círculo de Poesia. Moraes Editores, Lisboa/1977
EL NIÑO BUENO
No sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad me muerda los pies,
no me emborracharé bajo los puentes, no cometeré faltas de estilo.
Acepto este destino de camisas planchadas,
llego a tiempo a los cines, cedo mi asiento a las señoras.
El largo desarreglo de los sentidos me va mal, opto
por el dentífrico y las toallas. Me vacuno.
Mira qué pobre amante, incapaz de meterse en una fuente
para traerte un pescadito rojo bajo la rabia de gendarmes y niñeras.
Julio Cortázar
¿CÓMO HABLAR DE MÍ MISMO?
¿Cómo hablar de mí mismo, cómo presentar
mi verdad sin que algo me traicione?
¿Cómo atender la voz que en mi interior me habla
cuando la vida afuera ensordece mi oído?
¿Cómo huir de las grandes palabras
sin que me huya todo lo grande que hay en ellas?
¿Cómo renunciar a lo que brilla en la belleza
si quisiera escribir con todos mis sentidos
y el halago del verbo no es distinto al del cuerpo?
¿Cómo buscar en mí lo que permanece
si el olvido es la llave de mi jardín perdido?
¿Cómo evitar que el verso condescienda al asombro
sin que así desfallezca su misteriosa llama?
¿Cómo lograr que todo lo que en mí tiembla ahora,
tiemble en ti que me lees y al fin nazca el poema?
Abelardo Linares
(Leído en Rua das Pretas)
Meus olhos que por alguém
deram lágrimas sem fim
já não choram por ninguém
- basta que chorem por mim.
Arrependidos e olhando
a vida como ela é,
meus olhos vão conquistando
mais fadiga e menos fé.
Sempre cheios de amargura!
Mas se as coisas são assim,
chorar alguém - que loucura!
- Basta que eu chore por mim.
António Botto
(1897 - 1959)
(Se puede oír este poema como canción, Choram meus olhos, en la voz de Teresa Silva Carvalho.)
NOSTOS
Había un manzano en el jardín:
esto debe haber sido
hace cuarenta años. Detrás,
sólo praderas. Ráfagas
de azafrán entre los pastos húmedos.
Me quedé contemplando esa ventana;
era a fines de abril. Flores
de primavera en el jardín
del vecino. Realmente, ¿cuántas veces ese árbol
dio flores en el día de mi cumpleaños,
el día exacto, ni
antes ni después? Sustitución
de lo inmutable
por lo cambiante, lo que evoluciona.
Sustitución de imágenes
por la tierra incesante.¿Qué
sé de este lugar,
del papel que cumplió este árbol tantas décadas?
Lo habrán creído un bonsai, mientras llegaban voces
de las canchas de tenis.
El campo. Olor de pastos altos, recién cortados.
Como se espera de un poeta lírico.
Observamos el mundo una vez sola, en la infancia.
Lo demás es recuerdo.
Louise Glück
(Traducción de Zaidenwerg)
¿DÓNDE ESTÁN LOS SABIOS?
Hay sabios que todo lo que saben es porque lo han leído; hay sabios que todo lo que saben es porque lo han vivido. Ignoro qué da más profundidad a la vida, si leer a Shakespeare u oler una hogaza de pan candeal recién salida del horno. Puede que ese perfume del pan posea más hondura que el monólogo de Hamlet, puesto que permanece arraigado en el cerebro hasta la muerte, mientras las dudas de aquel príncipe de Dinamarca se las lleva el viento. Creo que el triángulo que el panadero traza sobre la corteza crujiente de una hogaza de pan de pueblo tiene más verdad que aquel equilátero que contenía el ojo vigilante de Jehová. Si algún joven aspirante a escritor me pidiera un consejo le diría: “Lee a Horacio, lee a Shakespeare, lee a todos los grandes, pero después abre la ventana, asómate a la calle y disponte a oír el grito del chatarrero”. Al llegar a cualquier ciudad desconocida visita antes el mercado que la catedral, antes los bares que los museos, y en lugar de ir al teatro prueba a sentarte en una terraza soleada para ver pasar el río de la gente. Cada persona lleva un mapa en la cara que te remite a regiones ignotas del alma humana. En este año que empieza no formules ningún propósito, salvo el de pasar los días un poco entretenido en medio del disparate de la vida que nos rodea. Busca la compañía de los científicos y de los sabios que lo saben todo por experiencia, pero no de los intelectuales cabreados que cambian de garita para disparar sin saber que lo hacen sobre su propio cabreo. ¿Dónde están los sabios de antaño? Aquellos labriegos herméticos, aquellos marineros cocidos por el sol de la mar, hay que ir a buscarlos en las tabernas del puerto o en las solanas de los pueblos abandonados. Allí se ven algunos viejos con el bastón entre las piernas luciendo una camiseta de la Harvard University. Se la ha mandado su nieto que está haciendo un máster en Estados Unidos. Tal vez de su boca salga alguna sentencia parecida a las de Epicteto o de Marco Aurelio.
Manuel Vicent
(El País, 12 de enero de 2024)
O NAMORO
Mandei-lhe uma carta em papel perfumado
e com letra bonita eu disse, ela tinha
um sorriso luminoso tão triste e gaiato
como o sol de Novembro brincando de artista
nas acácias floridas, na fímbria do mar.
Sua pele macia era sumaúma
sua pele macia, cheirando a rosas
seus seios laranja, laranja do Loge
eu mandei-lhe essa carta
e ela disse que não.
Mandei-lhe um cartão
que o amigo Maninho tipografou
“por ti sofre o meu coração”
num canto “sim”, noutro canto “não”
e ela o canto do “não” dobrou.
Mandei-lhe um recado pela Zefa do sete
pedindo e rogando de joelhos no chão
pela Senhora do Cabo, pela Sta. Efigénia
me desse a ventura do seu namoro
e ela disse que não.
Mandei à Vó Xica, quimbanda de fama,
a areia da marca que o seu pé deixou
para que fizesse um feitiço bem forte e seguro
e dele nascesse um amor como o meu
e o feitiço falhou.
Andei barbado, sujo e descalço
como um monangamba procuraram por mim,
não viu, ai não viu, não viu o Benjamim
e perdido me deram no morro do Samba.
Para me distrair levaram-me ao baile
do Sr. Januário, mas ela lá estava
num canto a rir, contando o meu caso
às moças mais lindas do bairro operário.
Tocaram a rumba e dancei com ela
e num passo maluco voamos na sala
qual uma estrela riscando o céu
e a malta gritou: “Aí Benjamim!”.
Olhei-a nos olhos, sorriu para mim
pedi-lhe um beijo, la la la la
e ela disse que sim
e ela disse que sim.
Sérgio Godinho
Letra de Viriato da Cruz, música de Fausto
Viriato Clemente da Cruz (1928 – 1973) fue un poeta y político angoleño.
MÁLIBU
Málibu,
olas de lluvia,
aire de música.
Málibu,
agua cautiva,
gruta marina.
Málibu,
nombre de hada,
fuerza encantada.
Málibu,
viento que ulula,
bosque de brujas.
Málibu,
una palabra,
y en ella, magia.
Luis Cernuda
Desolación de la quimera, México, 1962
El poema se complace en la tentativa. El asalto, no la meta.
Por eso es nómada: carece de hogar. Se deja pastorear por las palabras.
Eduardo García
(São Paulo, 1965 - Córdoba, 2016)
Las islas sumergidas, Cuadernos del Vigía, Granada, 2014.
DOS
Me
Gusta
Beber
Dignamente
Acompañado
Es decir
Solo
Yo
Y
Mi alma
SEIS A.M.
Y así
Murmuraba:
Ya es lunes
Mañana martes
Y el miércoles
Está encima
Pronto
Será jueves
Y luego
Viernes
Y aún
No he
Hecho
Nada
De trabajo.
Efraín Huerta
De Los poemínimos, en Los eróticos y otros poemas (1974). Reedición en Ultramarinos Editorial, Barcelona, 2016
YA NO
Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volverá a tocarte.
No te veré morir.
(1958)
Idea Vilariño
(v. Arsenio Escolar en ArchiLetras)
UVAS INVERNALES
Le robaron sus juegos y su amante. Bajó entonces la cabeza como si fuera a morir. Pero sus trece destinos y sus catorce años frustraron el fugaz desastre. Nadie dijo nada. Nadie corrió a defenderla de los tiburones transoceánicos que ya le habían echado el ojo como le echa el ojo la mosca a un diamante o un país encantado. Y así fue olvidada cruelmente esta historia como pasa siempre que el guardabosque olvida su rayo en el bosque
Andreas Embirikos
Poesía griega moderna (Horacio Castillo) Selección, traducción directa del griego, prólogo y notas, por el autor. Instituto Griego de Cultura, Buenos Aires, 1997 [no bilingüe]
Χειμερινά σταφύλια
Tης πήραν τα παιγνίδια και τον εραστή της. Έσκυψε λοιπόν το κεφάλι και παρ’ ολίγον να πεθάνη. Mα τα δεκατρία ριζικά της σαν τα δεκατέσσερά της χρόνια εσπάθισαν την φευγαλέα συμφορά. Kανείς δεν μίλησε. Kανείς δεν έτρεξε να την προστατεύση κατά των υπερποντίων καρχαριών που την είχαν ήδη ματιάξει όπως ματιάζει η μυίγα ένα διαμάντι μια χώρα μαγεμένη. K’ έτσι ξεχάστηκε ανηλεώς αυτή η ιστορία όπως συμβαίνει κάθε φορά που ξεχνιέται από τον δασοφύλακα το αστροπελέκι του στο δάσος.
Ανδρέας Εμπειρίκος
Una enseñanza insospechada. Comienzo a saber disfrutar de la satisfacción del deber no cumplido.
Jordi Doce, Perros en la playa (2011)
A Heliodora
El calor de la fiesta marchitó tus guirnaldas,
pero, rosa, tú ríes entre las rosas mustias.
Meleagro
Versión de Víctor Botas en su libro Segunda mano (1982)
O MELHOR PRETEXTO
É tão frágil a vida,
Todas las artes contribuyen a la más grande de todas las artes, el arte de vivir.
Bertolt Brecht
Alle Künste tragen bei zur gröbsten aller Künste, der Lebenskunst.
(Schfriften, 22 — 448, 29-33)