CARPE DIEM
Nunca trates, Leuconoe (sacrilegio es saberlo)
de averiguar el fin que nos tienen los dioses
reservado, ni sondees las cifras babilonias.
¡Cuánto mejor será pechar con todo lo que vaya a ocurrir!
Ya sea o no este invierno que al Tirreno
bate contra loas costas, el último que Júpiter
te deje, has de saber estar; bebe tus vinos
y modera esas largas esperanzas, ya que la
vida es corta. Mientras aquí charlamos vuela el tiempo
envidioso. Así que atrapa el día y no te fíes
ni un pelo del que viene
Horacio
(65-8 a.C.)
Versión de Víctor Botas en Segunda mano (1982)
No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a mí y a ti, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos cantiles.
No seas loca, filtra tus vinos
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No fíes del incierto mañana.
Versión de Luis Alberto de Cuenca y Manuel Alvar
Tu ne quaesieris (scire nefas) quem mihi,
quem tibi finem di dederint, Leuconoe,
nec Babylonios temptaris numeros.
Vt melius, quidquid erit, pati!
seu pluris hiemes, seu tribuit Iuppiter
ultimam, quae nunc oppositis debilitat
pumicibus mare Tyrrhenum: sapias,
uina liques et spatio breui
spem longam reseces. Dum loquimur,
fugerit inuida aetas: carpe diem,
quam minimum credula postero.
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