CON UN TEMBLOR APENAS PERCEPTIBLE
Con un temblor apenas perceptible
en las alas inquietas
hay pájaros pequeños, dibujados
sobre el cable impasible de la luz.
No saben qué, pero esperan.
Tranquilos, de improviso
se lanzan al vacío,
signos de la nada descienden,
dan un giro y se elevan
el uno desde el otro.
La tarde los olvida.
No volverán ya más
adonde estaban.
ATARDECER CON PÁJAROS
Gorriones en bandada me sorprenden
avanzando despiertos por el cielo
Raso. Rozando, mínimas, las alas
con el frío persistente de la tarde.
No su perseverancia; no la luz
que invisible termina en torno a ellos;
no su capricho, no el dolor pequeño
que sostiene, quizás, su vuelo bajo
haciéndolo imposible a las palabras.
No el temblor encendido de sus cuerpos
abriéndose al futuro, desterrados.
Miro el aire en silencio que los une.
Antonio Méndez Rubio
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