Un color único, alimentado por todos los otros, un blanco duro, duro y puede ser que casi doloroso, una luz de una intensidad extraordinaria, atravesada como un diamante por el centelleo de miles de cristales brillantes que envían los rayos del sol… Es este color el que da su magia a Argel.
(...)
Una inmensa concha azul de mar cerrando Argel, la perla blanca… Y empujado por el deseo de dar un sentido a esta villa escalonada en terrazas, puede soñarse que es como un anfiteatro construido para poder contemplar el sublime espectáculo de un mar siempre azul, de una primavera eterna, de mirar voluptuosamente la blancura de su rostro sobre el azur heráldico del puerto.
Stefan Zweig [años treinta]
Leído en El hombre de las dos patrias. Tras las huellas de Albert Camus, de Javier Reverte, Penguin Random House, Debols!llo, 2021 (1ª ed. 2016)
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