Quiero compartir con ustedes esta décima improvisada por uno de los grandes repentistas cubanos, Pedro Guerra, cantando con otro grande, Orlando Laguardia, hace ya muchos años. [...]
Todo ocurrió por los años 1968, 69 ó 70, cuando ya Pedro era un hombre muy mayor y Orlando un joven repentista en ascenso, al que llamaban, por su bravura, «el Peligro de Cualquiera». Dicen que en plena controversia, Orlando le dijo a Pedro Guerra que ya él «no era nadie», que ya «estaba muy viejo» y «muy acabado» para improvisar. En resumen, que él, Pedro, no tenía cualidades para enfrentarse con un repentista joven como el propio Orlando. Dicen que a todo esto, con la calma y la ironía que lo caracterizaban, Pedro Guerra respondió:
El mismo que era yo soy.
Como me llamé, me llamo.
Amé las cosas que amo
y hacia donde iba, voy.
A ti puede ser que hoy
la fama te diga, «ven».
Pero el fracaso también
puede gritarte de atrás:
¿Quién eres, a dónde vas,
y con permiso de quién?
Fuente: Alexis Díaz Pimienta: «Una anécdota de repentismo cubano». Leído en De la poesía (T.S. Norio). Coedición de Cambalache y Libros de la Herida, 2012.
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