Alas a ti yo te he dado, con ellas el mar infinito
y toda la tierra en un vuelo podrás recorrer
sin fatigas. En todo banquete y festejo presente
te hallarás, albergado en las bocas de muchos.
Y al son de las flautas de tonos agudos los jóvenes
n rondas de amor, con bellas y suaves tonadas
te citarán. Y cuando a las cavernas de la oscura tierra
desciendas, a las lamentables mansiones del Hades,
ni siquiera entonces, muriendo, te ha de faltar tu gloria,
sino que conservarás entre la gente tu nombre inmortal,
Cirno, y vas a viajar por la tierra de Grecia y las islas,
y a cruzar la incansable alta mar habitada por peces,
sin montarte a lomos de caballos, pues van a llevarte
los espléndidos dones de las Musas de trenzas violeta.
Y para todos aquellos, incluso del mañana, que aprecien el canto,
tú vivirás por igual, en tanto existan la tierra y el sol.
Y, sin embargo, de ti yo no recibo ni un poco de aprecio,
sino que, como a un niño pequeño, me engañas con cuentos.
Teognis de Mégara
Versos 237-254. Traducción de Carlos García Gual. Antología de la poesía lírica griega. Madrid, Alianza, 2001.
Σοὶ μὲν ἐγὼ πτέρ ̓ ἔδωκα, σὺν οἷς ἐπ ̓ ἀπείρονα πόντον
πωτήσῃ καὶ γῆν πᾶσαν ἀειράμενος
ῥηϊδίως· θοίνῃς δὲ καὶ εἰλαπίνῃσι παρέσσῃ
ἐν πάσαις, πολλῶν κείμενος ἐν στόμασιν.
Καί σε σὺν αὐλίσκοισι λιγυφθόγγοις νέοι ἄνδρες
εὐκόσμως ἐρατοὶ καλά τε καὶ λιγέα
ᾄσονται· καὶ ὅταν δνοφερῆς ὑπὸ κεύθεσι γαίης
βῇς πολυκωκύτους εἰς ̓Αίδαο δόμους,
οὐδέποτ ̓ οὐδὲ θανὼν ἀπολεῖς κλέος, ἀλλὰ μελήσεις
ἄφθιτον ἀνθρώποις αἰὲν ἔχων ὄνομα,
Κύρνε, καθ ̓ ̔Ελλάδα γῆν στρωφώμενος ἠδ ̓ ἀνὰ νήσους,
ἰχθυόεντα περῶν πόντον ἔπ ̓ ἀτρύγετον,
οὐχ ἵππων νώτοις ἐφήμενος· ἀλλά σε πέμψει
ἀγλαὰ Μουσάων δῶρα ἰοστεφάνων.
Πᾶσι γάρ, οἷσι μέμηλε, καὶ ἐσσομένοισιν ἀοιδή
ἔσσῃ ὁμῶς, ὄφρ ̓ ἂν γῆ τε καὶ ἠέλιος·
αὐτὰρ ἐγὼν ὀλίγης παρὰ σεῦ οὐ τυγχάνω αἰδοῦς,
ἀλλ ̓ ὥσπερ μικρὸν παῖδα λόγοις μ ̓ ἀπατᾷς.
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