MÁS ALLA UN DOLOROSO SENTIMIENTO
He visto a mi vejez en una esquina
y dos velas le he puesto al horizonte.
Al apagarse el sol detrás del monte
¿quién nos llama acullá de la colina?
Sentada –sola y suave– en la cocina
cose la madre. En su memoria ponte
cuando puntadas da de Laoconte
la luz de rasgos lentos. La neblina
va invadiendo después la estancia;
lenta leve es su bruma, su ceniza.
El viento
de la tarde un olivo representa
en nuestra sien, cual vano del adviento,
y a nuestro lado ya la edad se asienta
dejando un doloroso sentimiento.
Justo Alejo
(Formariz de Sayago, Zamora, 1935 - Madrid, 1979)
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