Francisco de Goya - Disparate de carnaval, 1815-1819 (v. aquí)
Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.
Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada;
me desordeno, amor, me desordeno.
Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;
y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.
Carilda Oliver Labra
(Matanzas, 1922 - 2018)
Felicidad: Una sabiduría del detenimiento.
Rafael Argullol
Breviario de la aurora, Acantilado, 1ª ed. 2006; 1ª reimpr. 2018
V. «Ramón Andrés, Ilse Aichinger y la lentitud»
Ah as horas indecisas em que a minha vida parece de um outro...
As horas do crepúsculo no terraço dos cafés cosmopolitas!
Na hora de olhos húmidos em que se acendem as luzes
E o cansaço sabe vagamente a uma febre passada.
Álvaro de Campos
Ah las horas indecisas en que mi vida parece de otro...
¡Las horas del crepúsculo en la terraza de los cafés cosmopolitas!
En la hora de ojos húmedos en que se encienden las luces
y el cansancio sabe vagamente a una fiebre pasada.
Y este verso suelto unas páginas más adelante:
Ah quem tivesse a força para desertar deveras!
Poesia, Álvaro de Campos. Obras de Fernando Pessoa. Edição de Teresa Rita Lopes. Assírio & Alvim, 2002
IDILIO MUERTO
Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita
de junco y capulí;
ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita
la sangre, como flojo cognac, dentro de mí.
Dónde estarán sus manos que en actitud contrita
planchaban en las tardes blancuras por venir;
ahora, en esta lluvia que me quita
las ganas de vivir.
Qué será de su falda de franela; de sus
afanes; de su andar;
de su sabor a cañas de mayo del lugar.
Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje,
y al fin dirá temblando: «Qué frío hay... Jesús!»
Y llorará en las tejas un pájaro salvaje.
César Vallejo
Los heraldos negros (1919)
¡Que todo se pasa en flores!,
mis amores,
que todo se pasa en flores.
ECOS
¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!
Antonio Machado
¿Qué tiene este verso, madre,
que de ternura me llena,
que no lo puedo decir
sin que el corazón me duela?
"¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!"
¿Qué tienen, madre, qué tienen
estas palabras que suenan
tan adentro de mi pecho
y tan lejos y tan cerca…?
"¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!"
¿Qué dicen sin decir nada…?
Sin contar nada, ¿qué cuentan?
De estas palabras sencillas
¿Qué puso Antonio en las letras?
"¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!"
Cuando en mis labios las tomo
y hasta mis oídos llegan…
¿Por qué lloro sin consuelo?
y por qué lloro sin pena?
"¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!"
Manuel Machado
ORILLAS DEL DUERO
Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario.
Girando en torno a la torre y al caserón solitario,
ya las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno,
de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno.
Es una tibia mañana.
El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana.
Pasados los verdes pinos,
casi azules, primavera
se ve brotar en los finos
chopos de la carretera
y del río. El Duero corre, terso y mudo, mansamente.
El campo parece, más que joven, adolescente.
Entre las hierbas alguna humilde flor ha nacido,
azul o blanca. ¡Belleza del campo apenas florido,
y mística primavera!
¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera,
espuma de la montaña
ante la azul lejanía,
sol del día, claro día!
¡Hermosa tierra de España!
Antonio Machado
-Ah, señores... (Habla Mairena, iniciando un ejercicio de oratoria política.) Continúe usted, señor Rodríguez, desarrollando el tema.
-Ah, señores, no lo dudéis. España, nuestra querida España, merece que sus asuntos se resuelvan favorablemente. ¿Sigo?
-Ya ha dicho usted bastante, señor Rodríguez. Eso es toda una declaración de gobierno, casi un discurso de la corona.
Antonio Machado
Juan de Mairena (sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo) 1936. Edición, introducción y notas de José María Valverde, Castalia, 1971
[Sonetos, IV]
Esta luz de Sevilla… Es el palacio
donde nací, con su rumor de fuente.
Mi padre, en su despacho. —La alta frente,
la breve mosca, y el bigote lacio—.
Mi padre, aun joven. Lee, escribe, hojea
sus libros y medita. Se levanta;
va hacia la puerta del jardín. Pasea,
A veces habla solo, a veces canta.
Sus grandes ojos de mirar inquieto
ahora vagar parecen, sin objeto
donde puedan posar, en el vacío.
Ya escapan de su ayer a su mañana;
ya miran en el tiempo, ¡padre mío!,
piadosamente mi cabeza cana.
EN EL TIEMPO
1882 - 1890 - 1892
MI PADRE
Ya casi tengo un retrato
de mi buen padre, en el tiempo,
pero el tiempo se lo va llevando.
Mi padre, cazador, – en la ribera
de Guadalquivir ¡en un día tan claro! –
– es el cañón azul de su escopeta
y del tiro certero el humo blanco!
Mi padre en el jardín de nuestra casa,
mi padre, entre sus libros, trabajando.
Los ojos grandes, la alta frente,
el rostro enjuto, los bigotes lacios.
Mi padre escribe (letra diminuta-)
medita, sueña, sufre, habla alto.
Pasea – oh padre mío ¡todavía
estás ahí, el tiempo no te ha borrado!
Ya soy más viejo que eras tú, padre mío, cuando me besabas.
Pero en el recuerdo, soy también el niño que tú llevabas de la mano.
Muchos años pasaron sin que yo te recordara, padre mío!
¿Dónde estabas tú en esos años?”
13 marzo 1916
Antonio Machado, Nuevas canciones (1917-1930)
ANTONIO MACHADO
Antonio Machado se dejó desde niño la muerte, lo muerto, podre y quemasdá por todos los rincones de su alma y su cuerpo. Tuvo siempre tanto de muerto como de vivo, mitades fundidas en él por arte sencillo. Cuando me lo encontraba por la mañana temprano, me creía que acababa de levantarse de la fosa. Olía, desde muy lejos, a metamorfosis. La gusanera no le molestaba, le era buenamente familiar. Yo creo que sentía más asco de la carne tersa que de la huesuda carroña, y que las mariposas del aire libre le parecían casi de tan encantadora sensualidad como las moscas de la casa, la tumba y el tren,
Desde Brasil, algunas fotografías de Amanda Oliveira para acompañar a Drummond.
Los dos primeros versos de un largo poema del poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade (1902 - 1987), titulado «Idade madura», incluido en su libro A Rosa do Povo (1945):
As lições da infância
desaprendidas na idade madura.
«All angels we get to know are fallen angels: beware! O como dijo Rilke, "todo ángel es terrible"»
Desde México, fotografía y palabras de Ricardo Vinós.
¿Una simple cita? ¿Un aforismo? Empezamos con esas palabras del poeta mexicano Jaime Sabines y seguimos con dos poemas suyos.
La poesía sirve para sacar la flor de las cenizas.
CASIDA DE LA TENTADORA
Todos te desean pero ninguno te ama.
Nadie puede quererte, serpiente,
porque no tienes amor,
porque estás seca como la paja seca
y no das fruto.
Tienes el alma como la piel de los viejos.
Resígnate. No puedes hacer más
sino encender las manos de los hombres
y seducirlos con las promesas de tu cuerpo.
Alégrate. En esa profesión del deseo
nadie como tú para simular inocencia
y para hechizar con tus ojos inmensos.
CODICIADA, PROHIBIDA...
Codiciada, prohibida,
cercana estás, a un paso, hechicera.
Te ofreces con los ojos al que pasa,
al que te mira, madura, derramante,
al que pide tu cuerpo como una tumba.
Joven maligna, virgen,
encendida, cerrada,
te estoy viendo y amando,
tu sangre alborotada,
tu cabeza girando y ascendiendo,
tu cuerpo horizontal sobre las uvas y el humo.
Eres perfecta, deseada.
Te amo a ti y a tu madre cuando estáis juntas.
Ella es hermosa todavía y tiene
lo que tú no sabes.
No sé a quién prefiero
cuando te arregla el vestido
y te suelta para que busques el amor.
Jaime Sabines (Tuxtla Gutiérrez, México, 1926 - Ciudad de México, 1999)
Notturno
A mi amigo S. K. Bulich
Elige una noche oscura en el campo desierto y desnudo,
sumérgete en la penumbra canosa…
Que el viento se calme después de soplar,
que en el cielo frío, centelleando, se duerman las estrellas.
Dile al corazón que no cuente los latidos…
¡Detén los pasos y escucha! No estás solo… Es como si las alas
de un pájaro, completamente mojadas, nadaran en la niebla.
Escucha… Es el vuelo del pájaro rapaz e imperioso,
se llama t i e m p o y en sus alas está tu fuerza, el sueño
efímero de la alegría, los andrajos dorados de esperanza…
Innokenti Ánnenski
Melancolía por lo fugaz. Antología (Innokenti Ánnenski) Traducción de Natalia Litvinova. Edición bilingüe. Vaso Roto, 2016.
Luiz Baltar - Guerreira. (Manifestação da Cúpula dos Povos realizada no dia 20/6 em apoio à comunidade Vila Autodromo), 2012.
Una fotografía de la brasileña Lucille Kanzawa en Myanmar (Birmania): Alegria (apesar de...), realizada en 2010.
A LAS RUINAS DE ITÁLICA, QUE AHORA LLAMAN SEVILLA LA VIEJA,
JUNTO DE LAS QUALES ESTÁ SU EREDAMIENTO MIRARBUENO
Estos de pan llevar campos ahora,
fueron un tiempo Itálica. Este llano
fue templo. Aquí a Teodosio, allí a Trajano
puso estatuas su patria vencedora.
En este cerco fueron Lamia y Flora
llama y admiración del vulgo vano;
en este cerco el luchador profano
deel aplauso esperó la voz sonora.
¡Cómo feneció todo, ay!; mas erguidas,
a pesar de fortuna y tiempo, vemos
estas y aquellas piedras combatidas.
Pues si vencen la edad y los estremos
del mal, piedras calladas y sufridas,
suframos, Amarilis, y callemos.
Juan de Arguijo
(1567 - 1622)
Corre o Tempo velozmente.
Nós também, da mesma sorte,
correndo vamos à morte
como as águas da corrente.
«Joachim (14 1/2) und Renate (10)
German Youth»
Identified on back: Joachim (14 1/2 jahre) und Renate (10 jahre)
Max Halberstadt [Studio]
Hamburg, Neuerwall 54.
(Galería de ~BostonBill~, Flickr)
RETRATOS
Cómo llegaron hasta aquí
estos retratos,
un homenaje tal vez, un presagio,
una mentira, otra ausencia.
Todos se fueron de una manera
que me hacen sentir penitente
y de mi recogimiento me asusto.
Saber tantas cosas y quedarse así,
sorprendida por estos retratos
sobre la mesa.
Durmientes,
no resisto este manojo de tiempo
como una semilla seca, histórica.
Amables,
no sé dónde ponerlos.
Alguien vendrá a decírmelo
comparando dignidades,
sabiendo la dimensión,
pero será muy tarde y
seguramente ya me habré ido.
Carmen Saval Prados
Animula, vagula, blandula,
Hospes comesque corporis
Quae nunc abibis in loca
Pallidula, rigida, nudula,
Nec, ut soles, dabis iocos...
P. Aelius Hadrianus, Imp.
* * * * *
Alminha, vagabunda, blandiciosa,
Do corpo a moradora e companheira,
A que lugares tu te vais agora,
Tão palida, tão rígida, tão nua?
Nem mais às graças te darás de outrora.
(Magnífica versión en portugués de Jorge de Sena)
El arte de la escucha
El viejo Bakunin al viejo Ogarev (lo recoge E.H. Carr en ese formidable libro que es Los exilados románticos): «Ya hemos enseñado bastante, hermano. En la vejez hay que volver a aprender. Causa más gozo.»
Desaprender y volver a aprender. El arte de la escucha.
Jorge Riechmann
fracasar mejor (fragmentos, interrogantes, notas, protopoemas y reflexiones). Olifante, Zaragoza, 2013
Antes ser na terra escravo de um escravo
Do que ser no outro mundo rei de todas as sombras.
Homero, Odisseia
En un poema del libro O Nome das Coisas, 1977, de Sophia de Mello de Breyner Andresen.
AMOR SECRETO
Yo también tuve un amor secreto,
a la edad de siete u ocho años. Ella no sabía nada.
Nunca le dije nada.
Una sonrisa era nuestro único puente.
Hace poco soñé con ella.
Guirnaldas, caballos azules de correaje dorado.
Me llevó a un rincón y me preguntó:
«¿Te ha ido bien por el mundo?»
«¿Has tenido suerte?»
Creo que le dije que no.
Antes de caer al abismo, me dijo:
«Siempre he sabido que me querías».
No sé si es lícito volver atrás,
si podemos escoger otra vez
en el cruce el camino que dejamos de lado.
Pero es cierto que de vez en cuando
lo que sentimos en el pasado se vuelve real,
aunque sea por un momento.
Una semana desde el sueño
nos topamos en la calle.
Guirnaldas, caballos azules de correaje dorado.
La conversación no tuvo
nada que ver con el sueño.
Como años atrás
sólo una sonrisa,
no le dije nada.
Kirmen Uribe
Mientras tanto cógeme la mano. Traducción de Kirmen Uribe, Gerardo Markuleta y Ana Arregui. [edición biligüe] Visor, 2010 .
PASA LA VIDA
La infancia dura hasta los cuatro años, la niñez hasta los 12, la adolescencia hasta los 17, la juventud hasta los 35, la madurez hasta los 50. Desde la cumbre del medio siglo cuya subida suele ser muy abrupta e insegura, ya se divisa el valle con una senda de bajada, que se pierde en el horizonte. A esa edad los sueños juveniles o bien se han realizado o se han desvanecido. Llegado a estas alturas, la vida ya te ha mostrado sus cartas. Has venido a este mundo a mandar o a obedecer. Serás un vencedor o un derrotado. Antiguamente se vivía tan poco que a uno no le daba tiempo a cambiar de pareja, ni de ideología ni de carácter, por eso entonces las personas parecían ser todas de una sola pieza. En cambio, hoy a los 50 años se puede emprender una nueva vida que te permita seguir soñando. La gente se divorcia, tiene más hijos, la brega diaria continua, pero unos juegan bien los dados y otros se quedan para siempre al borde del camino. Durante la bajada por el valle la edad pasa por distintas fases. A los 60 años ya eres mayor de verdad, a los 75 empiezas a agradecer que te digan que pareces más joven, que el tiempo no pasa para ti. Por fortuna, a partir de los 80 ya no se cumplen años, solo se cumple salud o enfermedad. Se es viejo si uno se rinde y se entrega a la melancolía, a la cólera o al silencio. Hay viejos melancólicos que solo piensan en el pasado, viejos cabreados que se avergüenzan de sus antiguos ideales porque los confunden con la ruina de su rostro reflejada en el espejo, viejos que se sientan en la última vuelta del sendero con la mirada perdida y callan. En el valle que se divisaba desde la cumbre efímera de la juventud, en estos días de febrero están en flor los almendros. Su floración solo dura unos días, lo suficiente para recordar que a lo largo de la vida ha habido instantes de felicidad por los que ha merecido la pena vivirla.
Manuel Vicent
(El País, 13-2-2022)
No hay más encuentros que los del azar.
Vicente Núñez
Poesía y sofismas II. Sofismas (Vicente Núñez). Edición de Miguel Casado.Visor, 2008.
DISCRETO
Feliz quien, sin anhelo,
aguarda la mañana.
Y, en llegando, se dice
sereno: «Ya viví».
Ése empieza ganando
un día y otro día.
Ni se jacta con ello,
ni publica su suerte,
ni menos aún mendiga
aplausos, pompas, humo
con que hacerse una estatua.
Antonio Martínez Sarrión
Leído en Rua das Pretas
RUMBO AL SUR
Un ágave, soberbio, solitario,
al viento el tallo moribundo.
Los olivos estrechan el cielo con sus brazos.
Entre brozas quemadas, en el llano,
la charla vespertina de la urraca.
Luego el destello de una calle blanca,
el matorral, el mar: el grito de la infancia.
Sur que es encantamiento y que es herida.
Antonio Prete
(1941)
(Traducido por Jesús Díaz Armas)
VERSO IL SUD
Un’agave, superba, solitaria,
nel vento il suo morente stelo.
Le braccia degli ulivi stringono il cielo.
Nella piana, tra le stoppie bruciate,
la chiacchiera vespertina delle gazze.
Poi il barbaglio d’una strada bianca,
la macchia, il mare : il grido dell’infanzia,
da un Sud che è incantamento ed è ferita.
Cfr. Quisiera estar solo en el sur, de Luis Cernuda
DE SENECTUTE
Y nada temí más que mis cuidados.
Góngora
No es el mío, este tiempo.
Y aunque tan mío sea ese latir de pájaros
afuera en el jardín,
su profusión en hojas pequeñas, removiéndome
igual que imitaciones,
no dice ya lo mismo.
Me despierto
como quien oye una respiración
obscena. Es que amanece.
Amanece otro día en que no estaré invitado
ni a un momento feliz. Ni a un arrepentimiento
que, por no ser antiguo,
—ah, Seigneur, donnez-moi la force et le courage!—
invite de verdad a arrepentirme
con algún resto de sinceridad.
Ya nada temo más que mis cuidados.
De la vida me acuerdo, pero dónde está.
Jaime Gil de Biedma
Poemas póstumos (1968)
(1596)
Cosas, Celalba mía, he visto extrañas:
cascarse nubes, desbocarse vientos,
altas torres besar sus fundamentos,
y vomitar la tierra sus entrañas;
duras puentes romper, cual tiernas cañas,
arroyos prodigiosos, ríos violentos,
mal vadeados de los pensamientos,
y enfrenados peor de las montañas;
los días de Noé, gentes subidas
en los más altos pinos levantados,
en las robustas hayas más crecidas;
pastores, perros, chozas y ganados
sobre las aguas vi, sin forma y vidas,
y nada temí más que mis cuidados.
VIVÍ CERCA
In memoriam Yorgos Macrís
Viví cerca de los hombres vivos
y amé a los hombres vivos
pero mi corazón estuvo más cerca
de los salvajes enfermos con alas
de los grandes locos ilimitados
y aun de los maravillosamente muertos.
Miltos Sajturis
(1919 - 2005)
Ocho poetas [griegos] del siglo XX. Selección y traducción de Ramón Irigoyen. Mondadori, 1989 [edición no bilingüe]
Έζησα κοντά
μνήμη Γιώργου Μακρή
Έζησα κοντά στους ζωντανούς ανθρώπους
κι αγάπησα τους ζωντανούς ανθρώπους
όμως η καρδιά μου ήταν πιο κοντά
στους άγριους άρρωστους με τα φτερά
στους μεγάλους απεριόριστους τρελούς
κι ακόμα στους θαυμάσια πεθαμένους
Μίλτος Σαχτούρης
MÍA
Mía: así te llamas.
¿Qué más harmonía?
Mía: luz del día;
mía, rosas, llamas.
¡Qué aroma derramas
en el alma mía
si sé que me amas!
¡oh Mía! ¡Oh Mía!
Tu sexo fundiste
con mi sexo fuerte,
fundiendo dos bronces.
Yo triste, tú triste...
¿No has de ser entonces
mía hasta la muerte?
Rubén Darío
Prosas profanas (1886)
EL LAMENTO DE C_______
Qué encantadora fue la luz del cielo,
qué ángeles se asomaban en el firmamento
en esos años en que la juventud era mejor que el vino
y el hombre y la naturaleza parecían dioses,
antes que yo sintiera que la juventud debe morir.
Antes que yo sintiera que la juventud debe morir
cuán insustancial parecía la tierra,
¡el mundo de Aladino! En cada avance,
aquí o allá, un nuevo idilio;
nunca soñé que llegaría la ausencia.
Nada fue en vano,
incluso el dolor. Sí, el placer, pero también el dolor,
en una rápida reacción hecha de vida,
discusiones de amantes, felices peleas
de juventud que nunca vuelve.
¿Pero nunca volverá la juventud?
¿Incluso a su tumba se ha ido él,
dejándome solo para velar de noche
con corazón apesadumbrado que alguna vez fue luz?
¡Oh, pongan a su cabeza una lápida!
Herman Melville
Lejos de tierra & Otros poemas (Herman Melville). Selección, traducción, prólogo y notas de Eric Schierloh. Edición bilingüe. bajo la luna, Buenos Aires, 2008
C's Lament
How lovely was the light of heaven,
What angels leaned from out the sky
In years when youth was more than wine
And man and nature seemed divine.
Ere yet I felt that youth must die.
Ere yet I felt that youth must die
How insubstantial looked the earth,
Alladin-land! in each advance,
Or here or there, a new romance;
I never dreamed would come a dearth.
And nothing then but had its worth,
Even pain. Yes, pleasure still and pain
In quick reaction made of life
A lovers' quarrel, happy strife
In youth that never comes again.
But will youth never come again?
Even to his grave-bed has he gone,
And left me lone to wake by night
With heavy heart that erst was light?
O, lay it at his head — a stone!
Dos bellos retratos de Germán :), uruguayo, en Colombia: # 0268 Retrato (Las hermanas de Luz Eugenia, 1) y Retrato. (Las hermanas de Luz Eugenia - 2), Medellín, 1982.