Ferdinand Hodler (1853-1918) - Bildnis Hélène Weiglé, 1896
¿Qué capitan es este, qué soldado de la guerra del tiempo?
Lope de Vega
En Cuentos completos, de Alejo Carpentier. Editorial Bruguera, 1979.
MALOS RECUERDOS
La vergüenza es un sentimiento revolucionario.
Karl Marx
Llevo colgados de mi corazón
los ojos de una perra y, más abajo,
una carta de madre campesina.
Cuando yo tenía doce años,
algunos días, al anochecer,
llevábamos al sótano a una perra
sucia y pequeña.
Con un cable le dábamos y luego
con las astillas y los hierros. (Era
así. Era así.
Ella gemía,
se arrastraba pidiendo, se orinaba,
y nosotros la colgábamos para pegar mejor).
Aquella perra iba con nosotros
a las praderas y los cuestos. Era
veloz y nos amaba.
Cuando yo tenía quince años,
un día, no sé cómo, llegó a mí
un sobre con la carta del soldado.
Le escribía su madre. No recuerdo:
«¿Cuándo vienes? Tu hermana no me habla.
No te puedo mandar ningún dinero…».
Y, en el sobre, doblados, cinco sellos
y papel de fumar para su hijo.
«Tu madre que te quiere».
No recuerdo
el nombre de la madre del soldado.
Aquella carta no llegó a su destino:
yo robé al soldado su papel de fumar
y rompí las palabras que decían
el nombre de su madre.
Mi vergüenza es tan grande como mi cuerpo,
pero aunque tuviese el tamaño de la tierra
no podría volver y despegar
el cable de aquel vientre ni enviar
la carta del soldado.
Antonio Gamoneda
Blues castellano (1980)
Como si nunca hubiera sido mía,
dad al aire mi voz y que en el aire
sea de todos y la sepan todos
igual que una mañana o una tarde.
Ni a la rama tan sólo abril acude
ni el agua espera sólo el estiaje.
¿Quién podría decir que es suyo el viento,
suya la luz, el canto de las aves
en el que esplende la estación, más cuando
llega la noche y en los chopos arde
tan peligrosarnente retenida?
¡Que todo acabe aquí, que todo acabe
de una vez para siempre! La flor vive
tan bella porque vive poco tiempo
y sin embargo, cómo se da, unánime,
dejando de ser flor y convirtiéndose
en ímpetu de entrega. Invierno, aunque
no esté detrás la primavera, saca
fuera de mí lo mío y hazme parte,
inútil polen que se pierde en tierra
pero ha sido de todos y de nadie.
Sobre el abierto páramo, el relente
es pinar en el pino, aire en el aire,
relente sólo para mi sequía.
Sobre la voz que va excavando un cauce
qué sacrilegio este del cuerpo, este
de no poder ser hostia para darse.
Claudio Rodríguez
Poema número IX de Don de la ebriedad (1953)
ESPARSA AO DESCONCERTO DO MUNDO
Lucas Cranach el Viejo (1472 - 1553) - Der Mund der Warheit, 1534
Herbert List (1903 - 1975) - Bocca della verità, 1949
JARDÍN INTACTO
Allí magnolias, tulipanes, sombras
de pétalos palpables. Aquí los senos,
el ombligo, la voz, el áureo pubis,
tu risa y las adelfas, brazos, lotos,
nenúfares en torno de tu cuello
y la noche zumbando en los pistilos…
Astros que queman en tu piel, gardenias,
tactos de orquídeas, suave olor, jadeos,
ceguedad de ese Dios que se derrama
en cada efímera corola. Y las espinas
de tanto en tanto. Pero también lirios,
y dalias otra vez, todo en tu carne.
Jardín intacto, puro y hasta pútrido,
como tal vez ocurra en ese instante
cuando fermenta el tiempo en el espanto
y acelera la flor hasta ser mustia.
Jardín con el ayer, el hoy, el nunca
y el hambre ciega de un veloz deseo,
llenándote los ojos en un éxtasis
que jamás se ha saciado.
Eugenio Montejo
LA POESÍA
Que perfume, que
lime el filo
de los metales
puntiagudos
que traen el tétano.
Que golpee en la frente
al ser de la conciencia
Que triture
la voz bastarda del
poeta romo.
Que ilumine el perfil
de la visión en ruinas.
Que mame, que degluta,
que mastique
los huesos del dormido.
Que haga pan de centeno
en pleno atardecer.
Que humedezca mis párpados
con su saliva prodigiosa.
Que me colme, que me vacíe.
Que no me dé respuestas.
Que descienda del sol como
el lagarto de las ortigas,
como la muerte
de los descendimientos
de la Noche.
Como el dolor umbrío del poema.
José Viñals
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La poesía tiene que ser sencilla. Pero no puede ser más sencilla que lo que permite la exactitud.
Reiner Kunze
Die Poesie muß einfach sein. Aber sie kann nicht einfacher sein, als es die Genauigkeit erlaubt.
Yo soy aquel que en los días de tempestad,
cuando los hombres se recogen junto al fuego
pudiendo participar en los mismos juegos que ellos, voy,
sin embargo, sobre la nieve, descalzo, con la cabeza desnuda.
Ausias March
Leído en Como si hubiera muerto un niño (1958 - 1959), en Poesías completas (1957 - 2000), de Carlos Sahagún, Renacimiento, 2015
Crecemos peregrinos de la belleza y la niñez.
La mentira del siempre, la verdad del no sé.
Fernando Menéndez
¡Cuán difícil es captar la belleza!
Cuando te rozan de alas las huellas,
¿quién es que lo ha podido comprender?:
se le acerca quien de ella se aleja.
¡Cuán difícil es captar la belleza!
Conoces la lengua que ella usa.
En bolas de espinas crecen castañas
y en alguna poesía maduran.
Günter Eich
Poesías Completas. Introducción, prólogo, traducción y notas de Aina Torrent-Lenzen. La Poesía, señor hidalgo, 2005.
[edición bilingüe]
Wie schwer es ist, die Schönheit zu begreifen!
Es kommt ihr näher, wer sich enfernt.
Die Flügelspuren, wenn sie sacht ihn streifen,
Wer hat es ganz erlernt?
Wie schwer es ist, die Schönheit zu begreifen!
Du kennst die Sprache, die sie spricht.
In Stachelballen die Kastanien reifen
und reifen zum Gedicht.
Cierra los ojos, aguza los oídos y, desde el sonido más leve hasta el más violento ruido, desde el tono más sencillo hasta la más elevada armonía, desde el grito más violento y apasionado hasta la más dulce palabra de la razón, es la Naturaleza la que habla, la que revela su existencia, su fuerza, su vida y sus relaciones, hasta el punto de que un ciego al que se niega el mundo infinitamente visible puede capturar la infinita vitalidad a través de lo que oye.
Johann Wolfgang von Goethe
Leído en La invención de la Naturaleza El nuevo mundo de Alexander von Humboldt, de Andrea Wulf. Taurus, 2016.
Y por amor en la memoria
llevo sobre mi cara la cara de mi padre.
Yehuda Amijai
Leído en El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince, 2007
Es inútil, no se olvida cuando se quiere olvidar.
Friedrich Nietzsche, Aurora, 1881
Es ist unnütz, man vergisst nicht, wenn man vergessen will.
Morgenröte. Gedanken über die moralischen Vorurteile, 1881.
CARMINA 11 14
Ay, ay, que al vuelo, Póstumo, se nos van
los años escurriendo; ni rezo habrá
que pare el paso a las arrugas,
torpe vejez, indomable muerte,
Así le inmoles día tras día al dios
Plutón, al dios sin lágrimas, cien y cien
becerros: él, que al giganteo rey Gerïón
y a titanes hunde
bajo onda amarga, onda, a saber, que habrá,
cuantos comemos don de tierra, que ir
cruzando todos, que seamos
reyes o míseros jornaleros.
En vano de la guerra sangrienta huir
y de las alas rotas del ronco mar,
en vano por otoño el cuerpo
bien abrigar del hiriente cierzo:
Hay que ir a ver el Río de Llanto errar
con lento flujo, y ver las danaides mal-
nombradas y el a larga pena
Sísifo el de Éolo condenado,
dejar la tierra y casa y mujer de buen
sentir; de cuantos árboles cuidas hoy,
no más que los cipreses tristes
te seguirán, breve dueño suyo;
se beberá, más cuerdo, tu sucesor
los cécubos guardados a llaves cien,
y el suelo teñirá el preciado vino,
mejor que en festín de papas.
Horacio
Versión rítmica de Agustín García Calvo en
Poesías antiguas (de Homero a Horacio), Editorial Lucina, 1992
MEMORIA DEL AGUA
Gestos y palabras que creí
escritos a fuego
en la dura pared del tiempo.
De pura piedad se los bebió
la memoria del agua
que, no reteniendo nada,
a todo da sepultura.
Rui Knopfli
De su libro Mangas verdes com sal (1969), incluído en Rui Knopfli. Memória consentida. 20 anos de poesia 1959/1979. Imprensa Nacional – Casa da Moeda, Dezembro 1982.
(Traducción de PLC)
MEMÓRIA DA ÁGUA
Gestos e palavras que crera
escritos a fogo
na dura parede do tempo.
De pura piedade os bebeu
a memória da água
que, nada retendo,
a tudo dá sepultura.
Rui Knopfli (Inhambane, África Oriental Portuguesa, 1932 - Lisboa, 1997)
EN SICILIA, LENGUA LARGA, VIDA CORTA
Un arquitecto español ganó un concurso para construir un polideportivo en una ciudad de Sicilia cuyo nombre no viene al caso. Llegado el momento fue invitado a viajar a la isla, donde fue recibido por el sindaco o alcalde del Ayuntamiento, quien le hizo saber que su proyecto había sido premiado sencillamente porque era el mejor, el que más se ajustaba a las condiciones exigidas. Después de agasajarlo, el alcalde le preguntó si tenía algún inconveniente en que a la firma del contrato asistieran algunos periodistas. Ningún problema, al contrario, la presencia de la prensa local serviría para dar realce y firmeza al acto de la Administración. En el despacho de la alcaldía hubo rúbricas y fotos seguidas de abrazos y elogios con palabrería siciliana muy arbolada.
Terminado el acto administrativo, el alcalde le pidió al arquitecto español un nuevo favor, al parecer, muy especial. “¿Le importaría acompañarme a visitar esta tarde a un amigo?”, le preguntó con un tono de voz a la vez suplicante y perentorio. No tenía por qué negarse, así que a la hora convenida el alcalde y el arquitecto se dirigieron en el coche oficial a un barrio muy costroso de las afueras de la ciudad cuyas fachadas estaban llenas de ropa tendida, de niños desarrapados que jugaban al fútbol en la calle, de gritos de mujeres de balcón a balcón y de petardeo de motocicletas con el tubo de escape trucado. El coche se detuvo ante un edificio muy vulgar de seis plantas sin ascensor y una escalera de paredes desconchadas, forrada de linóleo desgastado, les llevó jadeando hasta un tercer rellano que contenía dos puertas. El alcalde, sin dudar en absoluto, puesto que parecía estar acostumbrado, pulsó el timbre de la izquierda y un par de minutos después se oyó dentro de la casa una tos que acudía a la llamada. Un anciano con chaqueta y pantalón de pijama bajo una especie de batín de lana abrió la puerta.
Con cierta cortesía a la antigua el anciano les hizo pasar, los introdujo en una pequeña sala presidida por una imagen del Corazón de Jesús, les ofreció asiento en un tresillo raído y él ocupó un sillón de orejas bajo una lámpara de enagüillas que iluminaba sus canas muy bien peinadas. Siguió un silencio embarazoso con las tres sonrisas congeladas que fue interrumpido por la pregunta consabida. ¿Les apetece tomar un algo? Al punto apareció una mujer con tres tazas de café, unas pastas y una botella de licor amaro en una bandeja. A simple vista se veía que el alcalde trataba a aquel anciano con un respeto inusitado, quien por su parte no se interesó por la identidad de aquel desconocido español más allá de una silenciosa inclinación de cabeza. Primero se habló de la calidad del café y de la excelencia de las pastas, proporcionadas por un convento de monjas de la ciudad, y lo bien que sentaban acompañadas con una copa de aquel licor de hierbas un poco amargo. Alrededor de este licor se establecieron inusitadas alabanzas y a continuación el anciano se interesó por la salud del alcalde, por la de su mujer, hijos y nietos, lo que dio origen por su parte a que se extendiera explicando la operación de próstata a la que había sido sometido recientemente. Prueba de eso es que por la bragueta del pijama asomaba una sonda. La reunión duró poco más una media hora sin que la conversación ni por un momento fuera más allá de algunos pormenores sobre la dificultad a la hora de orinar cuando se llega a cierta edad. En el momento de la despedida aquel anciano con redoblada cortesía les acompañó hasta el rellano y allí le dio un beso en cada mejilla al alcalde y no hubo más, pero ya en la calle el alcalde siciliano se volvió hacia el arquitecto español y exclamó levantando los brazos con alborozo: “Enhorabuena, todo en regla, el proyecto se va a realizar”.
Tal vez el anciano había recibido algún pizzino, un papelito enrollado que procedía del sótano de una casucha parecida a un gallinero de las afueras de Corleone, donde estuvo 43 años escondido Bernardo Provenzano, el capo que había sucedido a Totò Riina. Esos papelitos, que iban mezclados con versos del Eclesiastés, contenían toda clase de órdenes, desde licencias de obras a sentencias de muerte. En este caso el alcalde sabía a qué constructora debía conceder la construcción del polideportivo, cuyo ejecutivo a su vez tampoco ignoraba qué empresa le proporcionaría el hierro, el cemento, el encofrado, las viguetas, los ladrillos y el resto de los materiales. El arquitecto español nunca supo qué había sucedido durante aquella entrevista. Si la contraseña para que la mafia diera el visto bueno a su proyecto consistía en ensalzar las virtudes estomacales de aquel licor de hierbas, se le escapaba por completo, pero tenía la sensación de que estaba metido en una red de silencios, miradas, gestos y sonrisas muy difíciles de interpretar. De hecho no se atrevió a preguntar el nombre de aquel anciano. Alguien le había recordado que en Sicilia el silencio es un medio de comunicación social.
Manuel Vicent
(El País, 31-7-2021)
John Cassavetes and Gena Rowlands, at home in California, 1960’s by Sam Shaw
Gena Rowlands & John Cassavetes, 1960 by Peter Falk
Importa qué historias contamos para contar historias, qué pensamientos piensan pensamientos, qué descripciones describen descripciones, qué lazos enlazan lazos. Importa qué historias crean mundos, qué mundos crean historias.
Donna J. Haraway
En Almáciga. Un vivero de palabras de nuestro medio rural, de María Sánchez, geoPlaneta, 2ª ed. diciembre de 2020; 1ª ed. septiembre de 2020
¡Qué desconsuelo no aceptar la muerte como un cambio de vida!
Las grandes resurrecciones deben producirse en vida.
Guillermo Puerto
Rastreo íntimo. Aforismos para mi supervivencia, Biblioteca Nueva, 2011.
A VECES
Sin saludo ni aviso
la ciudad se goza a solas
en un domingo tierno.
¿Y quién es uno entonces?
La memoria se calla
y la hermosura de las calles
prohibe el paso del dolor.
Todo es afuera, dice.
Lo que te toca es una calle
ávida de puertos donde no
partirás de esta calle nunca
Juan Gelman
Mundar, Colección Palabra de honor, Visor, 2008
Paula Rego (Lisboa, 1935) - A Frog he would a-wooing go (1989)
(Galería de Pedro Ribeiro Simões, Flickr)
Leonardo da Vinci - Cabeza de una joven (Estudio para la figura del ángel de "La Virgen de las Rocas") [c. 1483–85]
CANCIÓN 5
(Diálogo en la oscuridad)
Todavía algunas noches,
padre mío, me despiertas
y me preguntas, temblando,
como a través de la niebla,
si ha de venir algún día
para ti la primavera.
–¿Es que no sabes que has muerto,
que donde estás no florece,
cuando es abril, la semilla,
aunque en el campo la entierres? .
Y contestas: –«Hijo, ¿cómo
me hablas estando yo ausente?
¿A quién de los dos, entonces,
está engañando la muerte?»
José Mateos
(Jerez de la Frontera, 1963)
De la niebla, 2003
Alberto Giacometti - Retrato de Peter Watson (1953)
Fotografía de Bill Brandt (1963)
Fotografía de René Burri (1960)
Fotografía de Richard Avedon (1958)
Fotografía de Fotomoc (2017) - Herr Und Die Statue / L’homme et la Statue/ Man and Statue / Alberto Giacometti, Fondation Beyeler, Basel.
«Bucking Broadway is a 1917 American silent Western film directed by John Ford, probably his sixth feature film. Long thought to be lost, along with about 60 of Ford's 70 silent films, it was found in 2002 in the archives of the CNC (the French National Center for Cinematography)»
QUÉDATE QUIETO
Deja para mañana
lo que podrías haber hecho hoy
(y comenzaste ayer sin saber cómo).
Y que mañana sea mañana siempre;
que la pereza deje inacabado
lo destinado a ser perecedero;
que no intervenga el tiempo,
que no tenga materia en que ensañarse.
Evita que mañana te deshaga
todo lo que tú mismo
pudiste no haber hecho ayer.
Ángel González
101 + 19 = 120 poemas (2000)
Giovanni Antonio Boltraffio (Milán, 1467-1516) - Ritratto di giovane donna con corona di fiori (1490)
Te recuerdo corriendo por la calle,
envuelta en un impermeable percudido,
yo vestido de verde y de día viernes,
tapándote la cabeza con un periódico
para que no nos viera tu padre.
Era noviembre y lloviznaba,
tu pelo empapado sobre el impermeable
era una mariposa que volaba.
De tu bolso abierto caían monedas
que recogía un mendigo.
Nuestros pasos pesaban en el piso,
y los zapatos ahogados en el agua
hacían ansiosa nuestra fuga.
Mojados nos metimos en el metro,
a empujones abordamos un vagón,
y las puertas sobre tu espalda
plegaron como dos alas tu impermeable.
Mirándonos nos fuimos en el tren,
que nos llevó en su propio mundo,
lejos del día y lejos de la noche.
Yo besé tus labios con sabor a lluvia.
Homero Aridjis
15
¿Por qué estamos aquí?
Este no es nuestro lugar.
¿Habrá un lugar para nosotros
en alguna parte?
Tal vez nos redefina,
como la luz al día,
no tener un lugar en ningún sitio.
Pero también nos define que podemos
crear un lugar.
Y sólo se encuentra algo
en un lugar que se crea.
Hasta se encuentra uno a sí mismo,
si es posible encontrarse.
Roberto Juarroz
AQUÍ SE HABLA DEL TIEMPO PERDIDO QUE,
COMO DICE EL DICHO, LOS SANTOS LO LLORAN
Sabia virtud de conocer el tiempo;
a tiempo amar y desatarse a tiempo;
como dice el refrán: dar tiempo al tiempo...
que de amor y dolor alivia el tiempo.
Aquel amor a quien amé a destiempo
martirizóme tanto y tanto tiempo
que no sentí jamás correr el tiempo,
tan acremente como en ese tiempo.
Amar queriendo como en otro tiempo
—ignoraba yo aún que el tiempo es oro—
cuánto tiempo perdí —ay— cuánto tiempo.
Y hoy que de amores ya no tengo tiempo,
amor de aquellos tiempos, cómo añoro
la dicha inicua de perder el tiempo...
Renato Leduc
(1897 - 1986)
LA MANZANA
He mordido en la manzana
la lluvia fresca, mi cuerpo
y una fuerte mañana.
Tiene un sabor de un ayer
amargo, ácido y grana,
y tierno olor a mujer.
Suena como en el caracol
una conversación eterna,
una conversación...
—Adán, toma... Adán, prueba...
¡Gózame! ¿No ves que soy fruta
madura, que soy Eva?
(Ahora puedo explicarme
por qué entre la ropa blanca
—tesoro de campo y aire—
has guardado una manzana
para perfumar tu carne)
Jesús Delgado Valhondo
(1909 - 1993)
Hojas húmedas y verdes (1944)
CANTO TERCERO
Mi hermano trabaja en el telégrafo de la estación
por donde no pasan trenes desde hace cuarenta años.
Los raíles se los llevaron durante la guerra
cuando hacía falta hierro para hacer cañones.
Está sentado y espera. Pero no lo llaman nunca
y él tampoco llama a nadie.
El último telegrama
venía de Australia y era
para Rino del Fabiótto que estaba ya criando malvas.
El día que pasé a verlo, mi hermano
estaba sentado bajo la marquesina de hierro
con las manos en los bolsillos, abstraído en un aire
pellizcado por los trinos de una bandada de pájaros.
Ante nosotros, la línea llena de hierba
por donde pasaban los trenes. Ahora, en cambio,
bajaba una gallina que pasó por delante
sin miramos siquiera.
Tonino Guerra
La miel (Tonino Guerra). Pepitas de calabaza, 2018. Traducción y prólogo de Juan Vicente Piqueras [edición bilingüe romañolo-castellano]
Friedrich Seidenstücker (1882-1966) - Kleines Mädchen malt mit Kreide auf den Straßenasphalt, 1925-1930.
[Una niña dibuja con tiza en el asfalto]
«Ó país de cristal, que longe eu estou, dava um ano de ordenado por um momento da minha inocência perdida»
Dinis Machado, en O que diz Molero, 1977
(Oh, país de cristal, que lejos estoy, daría un año de sueldo por un momento de mi inocencia perdida.)
Olían a dulce mezcla
de goma de borrar,
lapiceros y nido.
Coleccionaban chapas de botellas,
bolindres, rodamientos,
alfileres, hechizos
y toda la quincalla repetible,
en efímeras modas.
Profesaban un raro respeto a la palabra
dada y a los pactos,
que expresaban en máximas
con santos de por medio.
(Santa María, San Julián, Santa Rita...)
Tenían terror de Dios los más asustadizos,
pero todos
de extraños y malvados personajes
como el Tío del Sebo,
o el Tío de la Pipa Rota, San Juan de la Bellota.
Y prejuicios sociales:
el último que llegue
es hijo de la Pelli.
Las tardes eran largas
y las mañanas anchas.
Por eso los días les quedaban siempre grandes
y caídos de hombros.
Felipe Núñez
Leticia va del laberinto al treinta (1977), en Balizamiento para un aterrizaje nocturno. Poemas 1975-1985, Calambur Editorial, 1998.
La ilusión ansiosa y algo desesperada de mi hija mientras contempla el desfile de los Reyes Magos, como si adivinara oscuramente que cuanto sucede también está en curso de desaparecer, que aquello que viene ya se está yendo, que el presente no existe si no es como arena que se escurre entre los dedos. Vi alegría en su rostro, pero también la mueca nerviosa de quien no ha podido disfrutar el momento, de quien no termina de creerse o acoger del todo su realidad. Ofuscada por su propio deseo, fue capaz de sonreír solo cuando pudo recordarlo y contarlo todo a su antojo. Estaba más cómoda en el pasado, porque de alguna manera se sentía capaz de abarcarlo, o se hacía ilusión de poder recorrerlo entero.
Jordi Doce
Perros en la playa, La Oficina, 2011
Cuando anuncian por el altavoz que se ha perdido un niño, siempre pienso que ese niño soy yo.
Ramón Gómez de la Serna
SIMPATÍAS
Candidior postquam tondenti barba cadebat.
Virgilio. Égloga I
¿Cuya es esta frente? ¿Cuyo
este mentón azulado?
¿Cuyo esta boca sumida,
y estos ojos fatigados
de la letra diminuta
y de los montes lejanos?
Siempre mira el hombre al hombre
con piedad de su retrato.
Madrid, junio de 1922
Antonio Machado
Nuevas Canciones (1917-1930)
Porque eres linda desde el pie hasta el alma
Mario Benedetti
La cajera del supermercado cuyo rostro ha magullado
algún novio bestial pero no hay error en las cuentas
La estudiante vietnamita en el autobús
con la cara mojada de lágrimas o de ese aguacero
que desbarata Berlín con risa socarrona
La obrera jovencísima de anchas caderas rientes
que jugando enseña a su hijo todas las caricias de una amante
La militante en un grupo clandestino por los derechos humanos
que prepara un té menos dulce que su sonrisa
La tabernera de un local cerca del puerto báltico de Wismar
cuyas anchas manos tranquilas son deseadas por cada marino
La rubicunda estudiante de magisterio entrada en carnes
que te abre su corazón cuando sabe que amas Pentesilea
La camarera de un café de Weimar de piel y pechos tan amables
que sin querer bebo dos cafés más de los que quería
La mesticita nicaragüense inverosímilmente pelirroja
aprendiendo literatura para niños que hacen hoy la guerra
La adolescente solar con su hijo pequeño en Postdam
que sería mi compañera si se hubiera bajada del tranvía
una parada después
Mujeres en Mecklemburgo en Sajonia en Turingia en la Marca
a ratos las más hermosas de la tierra
hermanas mayores a las que no dobla el peso
del límite, la enfermedad, el horno:
vuestras mejillas abrasadas
anticipan un mundo no indefenso
contra los mecanismos de la masacre.
Jorge Riechmann
Leído en Feroces. Radicales, marginales y heterodoxos en la última poesía española. Presentación y selección e Isla Correyero, DVD Poesía, 1998.
El fotógrafo ‘amateur’ que se sumergió en la vida del último barrio de chabolas de Barcelona
Una exposición recupera el trabajo que Esteve Lucerón realizó durante 10 años en La Perona, el último gran asentamiento de barracas de la capital catalana
(elDiario.es, 1-1-2022)