CALLE DESCONOCIDA
Penumbra de la paloma
llamaron los hebreos a la iniciación de la tarde
cuando la sombra no entorpece los pasos
y la venida de la noche se advierte
como una música esperada,
no como un símbolo de nuestra esencial nadería.
En esa hora de fina luz arenosa
mis pasos dieron con una calle ignorada,
abierta em noble anchura de terraza,
mostrando en las cornisas y en las paredes
colores blandos como el mismo cielo
que conmovía el fondo.
Todo -honesta medianía de las casas austeras,
travesura de columnistas y aldabas,
tal vez una esperanza de niña en los balcones-
se me adentró en el vano corazón
con limpidez de lágrima.
Quizá esa hora única
aventajaba con prestigio la calle,
dándole privilegios de ternura,
haciéndola real como una calle o un verso;
lo cierto es que la sentí lejanamente cercana
como recuerdo que si llega cansado
es porque viene de la hondura del alma.
Íntimo y entrañable
era el milagro de la calle clara
y sólo después
entendí que aquel lugar era extraño,
que toda casa es candelabro.
donde arden con aislada llama las vidas
que todo inmediato paso nuestro
camina sobre Gólgotas ajenos.
Jorge Luis Borges
Fervor de Buenos Aires (1923)
(Buenos Aires, 24 de agosto de 1899 - Ginebra, 14 de junio de 1986)
No hay comentarios:
Publicar un comentario