Fotografía de Herr_Mueller - The Good Life #1

Odysseas Elytis - «Bebiendo el sol de Corinto...»

 

Bebiendo el sol de Corinto
Leyendo mármoles
Recorriendo a zancadas viñas mares
Marcando con el arpón
Un pez votivo que se escapa
Hallé las hojas que el psalmo del sol canta
La tierra viva que el deseo goza
Abriendo.

Bebo agua corto un fruto
En el follaje del viento hundo mi mano
Los limoneros riegan el polen del buen tiempo
Rasgan mis sueños verdes pájaros
Me voy con una mirada
Mirada ancha en que a la medida
Del corazón vuelve a nacer el mundo
Bello desde el principio.

Odysseas Elytis



Ocho poetas [griegos] del siglo XX. Selección y traducción de Ramón Irigoyen. Mondadori, 1989 [edición no bilingüe]




Πίνοντας ήλιο κορινθιακό
Διαβάζοντας τα μάρμαρα
Δρασκελίζοντας αμπέλια θάλασσες
Σημαδεύοντας με το καμάκι
Ένα τάμα ψάρι που γλιστρά
Βρήκα τα φύλλα που ο ψαλμός του ήλιου αποστηθίζει
Τη ζωντανή στεριά που ο πόθος χαίρεται
Ν' ανοίγει. 

Πίνω νερό κόβω καρπό
Χώνω το χέρι μου στις φυλλωσιές του ανέμου
Οι λεμονιές αρδεύουνε τη γύρη της καλοκαιριάς
Τα πράσινα πουλιά σκίζουν τα όνειρά μου
Φεύγω με μια ματιά
Ματιά πλατιά όπου ο κόσμος ξαναγίνεται
Όμορφος από την αρχή στα μέτρα της καρδιάς.

Οδυσσέας Ελύτης



Alberto García-Alix - Lula

 

 

Alberto García Alix, Lula, 2009.

 


Alberto García-Alix, Lula en Formentor, 2008




Una fotografía de Carmen Campos

 


Fotografía de Carmen Campos ("LassintoperiL"), Verano, 2014.




Rufino - «Tus ojos son, Melita, los de Hera...»

 

De diosas y dioses

Tus ojos son, Melita, los de Hera; tus manos de Atenea.
Tus pechos los de Pafia, tus tobillos de Tetis.
Feliz el que te mira y tres veces dichoso el que te escucha,
semidios quien te bese y quien te haga el amor un dios completo.

Rufino
(s. IV d.C.)



Los dados de Eros Antología de poesía erótica griega. Introducción, traducción y notas de Aurora Luque. Edición bilingüe. Hiperión, 2ª edición: 2001.



John Coltrane, por Lee Friedlander (1959)

 


John Coltrane, por Lee Friedlander (1959). Esta fotografía se utilizó para la portada del álbum Giant Steps, grabado en ese año y publicado en 1960. Mi (inolvidable) primer disco de jazz.



Un aforismo de Isabel Mellado

 

Todo tiempo pasado fue presente.

Isabel Mellado

(Santiago de Chile, 1967)




Dos fotografías de Man Ray

 


Man Ray, Francis Picabia, 1922.



 

Man Ray, Alice Rahon, c. 1933.




Edward Steichen - Spiral Shell, 1921

 


Edward Steichen, Spiral Shell, 1921


Vicente Núñez - Llueve

 

LLUEVE

Hoy que la lluvia vuelve
a la plaza ochavada,
me pierdo en aquel niño
que malversó sus lágrimas.

Cuando lloré, reían
las rosas. Solo, erraba
en el festín esquivo
de una alegría bárbara.

¿Durará esta hermosura
que se va con el agua
hacia otras sombras, como
el poema a su página?

Llueve, pero qué estéril
es ser por la palabra.
Mi corazón suspira
mientras la lluvia canta.

¿Y si un día el ensueño
de interrogar callara?
¿Y si un día...? Las nubes,
como los días, pasan.

Vicente Núñez


Poesía y sofismas. I. Poesía (Vicente Núñez). Edición de Miguel Casado.Visor, 2008.



Horst P. Horst - Mrs. George Whitney, 1946

 



Horst P. Horst (1906 - 1999), Mrs. George Whitney, 1946.




Harold Cazneaux - Pergola Pattern, 1931

 


Harold Cazneaux, Pergola Pattern (Cazneaux's daughter), 1931.



Harold Cazneaux (Wellington, Nueva Zelanda, 1878 - Sidney, 1953) fue un fotógrafo australiano conocido por su trabajo fotográfico de tipo pictorialista.



«Lisboa, Julho de 1980»

 

Aqui e ali um vago rumor de feiticeira e meia dúzia de cacos de lua.



Pintada en los servicios de la Facultad de Letras de Lisboa, Campo Grande.


 



«Tarda fluit pigris velox operantibus hora.»

 

Tarda fluit pigris velox operantibus hora.


Leído en Feroces  Radicales, marginales y heterodoxos en la última poesía española. Selección de Isla Correyero, DVD Poesía, 1998.


[Lento pasa el tiempo rápido para los perezosos cuando trabajan.]

 

 

Jacques Prévert

 

Reconocí a la alegría por el ruido que hizo al marcharse.

Jacques Prévert



Citado por Fernando Savater, Babelia, 31-8-2019.



[J'ai reconnu le bonheur au bruit qu'il a fait en partant.]



Dos fotografías de Claude Nori

 






Claudio Rodríguez - «Siempre la claridad viene del cielo...»

 

Siempre la claridad viene del cielo;
es un don: no se halla entre las cosas
sino muy por encima, y las ocupa
haciendo de ello vida y labor propias.
Así amanece el día; así la noche
cierra el gran aposento de sus sombras.
Y esto es un don. ¿Quién hace menos creados
cada vez a los seres? ¿Qué alta bóveda
los contiene en su amor? ¡Si ya nos llega
y es pronto aún, ya llega a la redonda
a la manera de los vuelos tuyos
y se cierne, y se aleja y, aún remota,
nada hay tan claro como sus impulsos!
Oh, claridad sedienta de una forma,
de una materia para deslumbrarla
quemándose a sí misma al cumplir su obra.
Como yo, como todo lo que espera.
Si tú la luz te la has llevado toda,
¿cómo voy a esperar nada del alba?
Y, sin embargo —esto es un don—, mi boca
espera, y mi alma espera, y tú me esperas,
ebria persecución, claridad sola
mortal como el abrazo de las hoces,
pero abrazo hasta el fin que nunca afloja.

Claudio Rodríguez



Don de la ebriedad, 1953



Una cuarteta de Chicho Sánchez Ferlosio

 

Porque en mi cabeza
manda el corazón
a veces me callo
teniendo razón.

Chicho Sánchez Ferlosio



Gabino-Alejandro Carriedo - No urdas palabras

 

NO URDAS PALABRAS

No urdas palabras Genoveva y dime
por qué el amor triunfó en escorrentía
primaveral cantando de alegría
por qué treme mi voz y tiembla tu hymen.

Dime que me destimide y me arrime
que la lava me encienda y la bravía
breva te lave con la boca impía
¿Por qué ha de ser esto que digo un crimen?

¿Por qué sudar mirándote lanuda
tibia la piel del torso y el ombligo
y algo que callo y más abajo estaba?

¿Por qué no estar con la estatura muda?
¿Por qué mano no ser para contigo
y morirse pelándote la baba?

Gabino-Alejandro Carriedo


De La flor del humo (1949), en Nuevo compuesto descompuesto viejo (Poesía 1948-1979), con prólogo de Antonio Martínez Sarrión, poesía Hiperion/Ediciones Peralta, 1980.



Frances Farmer, por Edward Steichen (1937)

 


Frances Farmer, retratada por Edward Steichen, vintage carbro color print, 1937.



Antonio Berni - La mujer del sweater rojo, 1935

 


Antonio Berni (Rosario, 1905 - Buenos Aires, 1981) fue un pintor, grabador y muralista argentino.



Jorge Luis Borges - Calle desconocida

 

CALLE DESCONOCIDA

Penumbra de la paloma
llamaron los hebreos a la iniciación de la tarde
cuando la sombra no entorpece los pasos
y la venida de la noche se advierte
como una música esperada,
no como un símbolo de nuestra esencial nadería.
En esa hora de fina luz arenosa
mis pasos dieron con una calle ignorada,
abierta em noble anchura de terraza,
mostrando en las cornisas y en las paredes 
colores blandos como el mismo cielo
que conmovía el fondo.
Todo -honesta medianía de las casas austeras,
travesura de columnistas y aldabas, 
tal vez una esperanza de niña en los balcones-
se me adentró en el vano corazón
con limpidez de lágrima.
Quizá esa hora única
aventajaba con prestigio la calle,
dándole privilegios de ternura,
haciéndola real como una calle o un verso;
lo cierto es que la sentí lejanamente cercana
como recuerdo que si llega cansado
es porque viene de la hondura del alma.
Íntimo y entrañable
era el milagro de la calle clara
y sólo después
entendí que aquel lugar era extraño,
que toda casa es candelabro.
donde arden con aislada llama las vidas 
que todo inmediato paso nuestro
camina sobre Gólgotas ajenos.

Jorge Luis Borges


Fervor de Buenos Aires (1923)


 (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899 - Ginebra, 14 de junio de 1986)



Una fotografía de Bill Herman

 


Bill Herman, Cocktail Hour, Jamaica, 1954 (Colección de Blake Herman)

 

 

 

Una fotografía de Ana Elisa Morais

 


Ana Elisa Morais, Bárbara tropicana, 2008.




Oliverio Girondo - «Se miran, se presienten, se desean...»

 

12

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehúyen, se evaden y se entregan.

Oliverio Girondo


Espantapájaros (al alcance de todos)
, 1932


(Buenos Aires, 17 de agosto de 1891 - Ibid., 24 de enero de 1967)



Tres fotografías de Pau Buscató

 




 

Tres fotografías de Pau Buscató en Eivissa / Ibiza. De arriba abajo: 2012, 2013 y 2014.




Luis de Góngora - «El pensar cómo pensar...»

 

El pensar cómo pensar
dar alivio al pensamiento
es pensar en un tormento
pesado más que el pesar;
no en sus escollos el mar
tantas ondas rompe al año,
cuantos mi cuidado extraño
pensamientos rompe al día;
dirán que es melancolía,
y no es sino desengaño.

Luis de Góngora




Autorretrato de Ferlosio

 

“Nació el 4 de diciembre de 1927 en Roma. A la edad de catorce años, en el texto de literatura española de Guillermo Díaz-Plaja y en la frase en la que el autor, retratando al infante Don Juan Manuel, decía literalmente, ‘Tenía el rostro no roto y recosido por encuentros de lanza, sino pálido y demacrado por el estudio’, conoció cuál era su ideal de vida. No obstante, ha sido siempre demasiado perezoso para llegar a empalidecer y a demacrarse en medida condigna a la de su ideal emulatorio, y su máximo título académico es el de bachiller. Habiéndolo emprendido todo por su sola afición, libre interés o propia espontánea curiosidad, no se tiene a sí mismo por profesional de nada.”

Rafael Sánchez Ferlosio


En la solapa de Vendrán más años malos y nos harán más ciegos. Ediciones Destino, 1993, y de más libros de Ferlosio.



JRJ y el ruido

 

Con ruido, no veo.

Juan Ramón Jiménez



Un bodegón de Zurbarán


 

Francisco de Zurbarán (1598-1664), Bodegón con limones, naranjas y rosa, 1633. 

(Norton Simon Museum of Art, Pasadena, CA, USA.)


 


(Fuente: Milton Sonn)


Paul Celan - «Álamo temblón, tu follaje es blanco en lo oscuro...»

 

Álamo temblón, tu follaje es blanco en lo oscuro.
El cabello de mi madre nunca llegó a ser blanco.

Diente de león, tan verde es la Ucrania.
Mi rubia madre no volvió a casa.
Nube de lluvia, ¿te demoras en los pozos?
Mi dulce madre llora por todos.

Estrella redonda, tú enroscas la cola dorada.
El corazón de mi madre fue herido con plomo.

Puerta de roble, ¿quién te sacó de los goznes?
Mi tierna madre no puede venir.

Paul Celan


De su libro Amapola y memoria (Mohn und Gedächtnis, 1952), en Obras completas (Paul Celan). Traducción de José Luis Reina Palazón. Editorial Trotta, 3ª ed. 2002


Espenbaum, dein Laub blickt weiß ins Dunkel.
Meiner Mutter Haar ward nimmer weiß.

Löwenzahn, so grün ist die Ukraine.
Meine blonde Mutter kam nie heim.

Regenwolke, säumst du an den Brunnen?
Meine leise Mutter weint' für alle.

Runder Stern, du schlingst die goldne Schleife.
Meiner Mutter Herz ward wund von Blei.

Eichne Tür, wer hob dich aus den Angeln?
Meine sanfte Mutter kann nicht kommen.





Dos fotografías de Nuno Moreira

 




Nuno Moreira (Lisboa, 1982)




Autorretrato de Cola Petruccioli

 



Cola Petruccioli (Orvieto, 1360 - Perugia, 1401)



Federico García Lorca - De otro modo

 

Federico García Lorca, retratado por Luis Buñuel, 1925


DE OTRO MODO

La hoguera pone al campo de la tarde,
unas astas de ciervo enfurecido.
Todo el valle se tiende. Por sus lomos,
caracolea el vientecillo.

El aire cristaliza bajo el humo.
–Ojo de gato triste y amarillo–.
Yo, en mis ojos, paseo por las ramas.
Las ramas se pasean por el río.

Llegan mis cosas esenciales.
Son estribillos de estribillos.
Entre los juncos y la baja tarde,
¡qué raro que me llame Federico!

Federico García Lorca


Canciones (1927)



Una fotografía de Monocai 


 

Desde México, una fotografía de  Monocai : Selene, 2008.

 

 

 

 

Gilberto Owen - Es ya el cielo...

 

ES YA EL CIELO...

Es ya el cielo. O la noche. O el mar que me reclama
con la voz de mis ríos aún temblando en su trueno,
sus mármoles yacentes hechos carne en la arena,
y el hombre de la luna con la foca del circo,
y vicios de mejillas pintadas en los puertos,
y el horizonte tierno, siempre niño y eterno.
Si he de vivir, que sea sin timón y en delirio.

Gilberto Owen


Contemporáneos - Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen, José Gorostiza, Salvador Novo, Jorge Cuesta. Edición de Blanca Estela Domínguez Sosa. Presentación de Iris M. Zavala. DVD poesía, 2001.


Gilberto Owen (El Rosario, Sinaloa, 1904 - Filadelfia, 1952)



Una fotografía de Bronfer

 


Bronfer, L1060816, 2021.




«Por Dió la nuestra novia...»

 

(Tetuán)

Por Dió la nuestra novia
besedeismé,
con vuestra boca la dulse
yena de amorés.



Poesía tradicional de los judíos españoles. Recopilación y prólogo de Manuel Alvar. Editorial Porrúa, 1979.



Charles Simic - Los placeres de la lectura

 

LOS PLACERES DE LA LECTURA

En su lecho de muerte
mi padre está leyendo
las memorias de Casanova.
Veo caer la noche,
algunas ventanas se encienden
al otro lado de la calle.
Recostada junto al cristal
una mujer está leyendo.
A pesar de la oscuridad creciente
lleva un tiempo sin levantar los ojos.

Quiero sin más,
mientras quede un resto de luz,
que ella levante la mirada,
para que pueda ver su rostro,
que ya he sabido imaginar.
Pero su libro
debe de ser un prodigio de suspense.
Y además, es tan densa la quietud,
que cada vez que ella pasa una página,
oigo a mi padre pasar otra,
como si ambos
leyeran el mismo libro.

Charles Simic



Desmontando el silencio (Antología poética), de Charles Simic. Edición bilingüe de Jordi Doce. Ayuntamiento de Lucena, Delegación de publicaciones, 2003.


THE PLEASURES OF READING

On his deathbed my father is reading
The memoirs of Casanova.
I’m watching the night fall,
A few windows being lit across the street.
In one of them a young woman is reading
Close to the glass.
She hasn’t looked up in a long while,
Even with the darkness coming.

While there’s still a bit of light,
I want her to lift her head,
So I can see her face
Which I have already imagined,
But her book must be full of suspense.
And besides, it’s so quiet,
Every time she turns a page,
I can hear my father turn one too,
As if they were reading the same book.



Una fotografía de JHNN

 


JHNN, Egmond aan Zee, Aug '13



Gérard de Nerval

 

...antes de que se diluyan en la eternidad del silencio incluso los colores de nuestros recuerdos.

Gérard de Nerval
(carta a Paul Chenavard, abril de 1848)



En Los colores de nuestros recuerdos, de Michel Pastoureau. Traduccción de Laura Salas Rodríguez, Periférica, 2017.



Avant que ne s’évanouissent dans l’éternité du silence les couleurs de nos souvenirs.»]



Reiner Kunze - A un actor que pidió prolongar su papel

 

A UN ACTOR QUE PIDIÓ PROLONGAR SU PAPEL

Nadie nos prolonga nuestro papel
en la vida

Debemos representarlo bien, bien

Aunque sea mudo


Reiner Kunze
(Oelsnitz, Alemania, 1933)


Traducción de Ines Griebel y Jordi Doce, publicada en el blog de este último, Perros en la playa.


AN EINEN SCHAUSPIELER, DER BAT, SEINE ROLLE ZU VERLÄNGERN

Niemand verlängert uns unsere rolle
im leben

Gut müssen wir sie spielen, gut

Und sei sie stumm





Vicente Núñez - «Todo es mentira...»

 

Todo es mentira a partir de cierto momento.

Vicente Núñez


Poesía y sofismas  II. Sofismas (Vicente Núñez). Edición de Miguel Casado.Visor, 2008.



Una fotografía de Johnny Riggs

 


Johnny Riggs, Reading Festival girl, 1994.





Unknown photographer

 


Años treinta.




Cesare Pavese - «Fine d'agosto»

 

Una notte di agosto, di quelle agitate da un vento tiepido e tempestoso, camminavamo sul marciapiede indugiando e scambiando rade parole. Il vento che ci faceva carezze improvvise, m'impresse su guance e labbra un'ondata odorosa, poi continuò i suoi mulinelli tra le foglie già secche del viale. Ora, non so se quel tepore sapesse di donna o di foglie estive, ma il cuore mi traboccò improvvisamente, tanto che mi fermai.

Clara attese, semivoltata, che riprendessi a camminare. Quando alla svolta c'investì un'altra folata, Clara fece per soffermarsi, senza levare gli occhi, un'altra volta in attesa. Davanti al portone, mi chiese se volevo far luce o passeggiare ancora. Restai un poco fermo sul marciapiede - ascoltai il fruscio d'una foglia secca trascinata sull'asfalto - e dissi a Clara che salisse, l'avrei subito seguita.

Quando, dopo un quarto d'ora, giunsi di sopra, mi sedetti a fumare alla finestra fiutando il vento, e Clara mi chiese attraverso la porta della stanza se mi ero calmato. Le dissi che l'aspettavo e, un istante dopo, mi fu accanto nella stanza buia, si appoggiò contro la mia sedia e si godeva il tepore del vento senza parlare. In quell'estate eravamo quasi felici, non ricordo che avessimo mai litigato e passavamo lunghe ore accanto prima di addormentarci. Clara capisce tutto, e a quei tempi mi voleva bene; io ne volevo a lei e non c'era bisogno di dircelo. Eppure so adesso che le nostre disgrazie cominciarono quella notte.

Se Clara si fosse almeno irritata per la mia agitazione, e non mi avesse atteso con tanta docilità. Poteva chiedermi che cosa mi fosse preso, poteva tentare lei stessa d'indovinarlo, tanto più che l'aveva intuito - ma non tacere, come fece, piena di comprensione. Io detesto la gente sicura di sé, e per la prima volta detestai Clara. Quel turbine di vento notturno mi aveva, come succede, inaspettatamente riportato sotto la pelle e le narici una gioia remota, uno di quei nudi ricordi segreti come il nostro corpo, che gli sono si direbbe connaturati fin dall'infanzia. La spiaggia dove sono nato si popolava nell'estate di bagnanti e cuoceva sotto il sole. Erano tre, quattro mesi di una vita sempre inaspettata e diversa, agitata, scabrosa, come un viaggio o un trasloco. Le casette e le viuzze formicolavano di ragazzi, di famiglie, di donne seminude al punto che non mi parevano donne e si chiamavano le bagnanti. I ragazzi invece avevano dei nomi come il mio. Facevo amicizia e li portavo in barca, o scappavo con loro nelle vigne. I ragazzi delle bagnanti volevano stare alla marina dal mattino alla sera: faticavo per condurli a giocare dietro i muriccioli, sui poggi, su per la montagna. Tra la montagna e il paese c'erano molte ville e giardini, e nei temporali di fine stagione le burrasche s'impregnavano di sentori vegetali e torridi che sapevano di fiori spiaccicati sui sassi.

Ora, Clara lo sa che le folate notturne mi ricordano quei giorni. E mi ammira - o mi ammirava - tanto, che sorride e tace quando vede questo ricordo sorprendermi. Se gliene parlo e faccio parte, quasi mi salta al collo. È per questo che non sa che quella notte mi accorsi di detestarla.

C'è qualcosa nei miei ricordi d'infanzia che non tollera la tenerezza carnale di una donna - sia pure Clara. In quelle estati che hanno ormai nel ricordo un colore unico, sonnecchiano istanti che una sensazione o una parola riaccendono improvvisi, e subito comincia lo smarrimento della distanza, l'incredulità di ritrovare tanta gioia in un tempo scomparso e quasi abolito. Un ragazzo - ero io? - si fermava di notte sulla riva del mare - sotto la musica e le luci irreali dei caffè - e fiutava il vento - non quello marino consueto, ma un'improvvisa buffata di fiori arsi dal sole, esotici e palpabili. Quel ragazzo potrebbe esistere senza di me; di fatto, esistette senza di me, e non sapeva che la sua gioia sarebbe dopo tanti anni riaffiorata, incredibile, in un altro, in un uomo.

Ma un uomo suppone una donna, la donna; un uomo conosce il corpo di una donna, un uomo deve stringere, carezzare, schiacciare una donna, una di quelle donne che hanno ballato, nere di sole, sotto i lampioni dei caffè davanti al mare. L'uomo e il ragazzo s'ignorano e si cercano, vivono insieme e non lo sanno, e ritrovandosi han bisogno di star soli. Clara, poveretta, mi volle bene quella notte come sempre. Forse me ne volle di più, perché anche lei ha le sue malizie. Noi giochiamo qualche volta a rialzare fra noi il mistero, a intuire che ciascuno è per l'altro un estraneo, e così sfuggire alla monotonia. Ma ormai io non potevo più perdonarle di essere una donna, una che trasforma il sapore remoto del vento in sapore di carne.


Cesare Pavese



"Fine d'agosto", in Feria d'agosto, Oscar Mondadori, 1977



Una fotografía de Alexander González Delgado

 


Alexander González Delgado, Infinito, 2016.




Rafael Sánchez Ferlosio - Un pecio y un prólogo

 

(Never more.) Decir que el tiempo todo lo cura vale tanto como decir que todo lo traiciona. ¿Sabré sobrevivir sin traicionar? (11-IV-1985)

Rafael Sánchez Ferlosio


No me resisto a añadir el Prólogo de este libro, del que vendrán por aquí más pecios. Así de breve es:


(Campana vespertina)

Vendrán más años malos
y nos harán más ciegos;
vendrán más años ciegos
y nos harán más malos.

Vendrán más años tristes
y nos harán más fríos
y nos harán más secos
y nos harán más torvos.


Vendrán más años malos y nos harán más ciegos. Ediciones Destino, 3ª ed., diciembre 1993 [la primera en octubre y la segunda en noviembre]. Recibió el Premio Nacional de Ensayo en 1994.



Boris Grigoriev - Joven

 



Boris Grigoriev (1886–1939), Joven, años veinte.



El cuchillo de Georg Christoph Lichtenberg

 

El cuchillo sin hoja al que le falta el mango.

Georg Christoph Lichtenberg



Cuadernos
Volumen I (Georg Christoph Lichtenberg). Traducción de Carlos Fortea. Hermida Editores, 2015 [edición no bilingüe]


Ein Messer ohne Klinge, an welchem der Stiel fehlt.




Una fotografía de Camila Svenson

 


De Camila Svenson, fotógrafa brasileña radicada en Nueva York. Sin título, 2014




Vicente Aleixandre - Vida

 

VIDA

Un pájaro de papel en el pecho
dice que el tiempo de los besos no ha llegado;
vivir, vivir, el sol cruje invisible,
besos o pájaros, tarde o pronto o nunca.
Para morir basta un ruidillo,
el de otro corazón al callarse,
o ese regazo ajeno que en la tierra
es un navío dorado para los pelos rubios.
Cabeza dolorida, sienes de oro, sol que va a ponerse;
aquí en la sombra sueño con un río,
juncos de verde sangre que ahora nace,
sueño apoyado en ti calor o vida.

Vicente Aleixandre



La destrucción o el amor, 1935



Odilon Redon - El loco (Intuición), 1877

 


Odilon Redon (1840–1916), Le fou (Intuición), 1877.




Ferdinand Hodler - Retrato de Käthe von Bach (en el jardín), 1904

 

 

Ferdinand Hodler (1853-1918),  Bildnis Käthe von Bach (im Garten), 1904.




Agustín García Calvo - «Sólo de lo negado canta el hombre...»

 

1

Sólo de lo negado canta el hombre,
sólo de lo perdido,
sólo de la añoranza,
siempre de lo mismo.

Cuando cerró para siempre el huerto
la cancela de espinos,
entonces inventó la queja de la lira,
la flauta del suspiro.

Y desde entonces sólo canta
en su torre el cautivo,
a su rueca la esclava,
el desterrado en el navío.

De la jaula aletea y sangra
el pájaro desconocido;
salir quiere y no puede:
su jaula es él mismo.

Y por eso el minero canta,
por un sol de oro limpio;
canta el pobre, la pena canta;
no canta el rico.

Entre las piernas de la amiga,
vida busca el amigo,
y se encuentra con un tesoro,
de verdes ojos fríos.

Y así es como canta el hombre,
por su niño antiguo,
y la boca sin pan y sin besos
y el cielo vacío:

siempre de la añoranza, de lo negado,
de lo perdido;
siempre de lo de otro,
nunca de lo mío.

Agustín García Calvo


Canciones y soliloquios, Editorial Lucina, 2ª ed. 1982 (1ª ed. en La Gaya Ciencia, 1976) 



Una fotografía de Blue Blume

 


Blue Blume, Venus, 2015.




Jaime Gil de Biedma - Noches del mes de junio

 

NOCHES DEL MES DE JUNIO

Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
                              porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
                                                            nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.

Eran las noches incurables
                                           y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.

Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
          o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
                                      Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.

Jaime Gil de Biedma


De la sección "Por vivir aquí", en Colección particular (1955 - 1967), Seix Barral, Primera edición (De 3.500 ejemplares), 1969.



Imre Goth - Retrato de la musa del artista, 1932

 



Imre Goth (1893 - 1982),  Retrato de la musa del artista, 1932.




Fernando Pessoa - «Quando era criança...»

 

Quando era criança
Vivi, sem saber,
Só para hoje ter
Aquela lembrança.

É hoje que sinto
Aquilo que fui.
Minha vida flui,
Feita do que minto.

Mas nesta prisão,
Livro único, leio
O sorriso alheio
De quem fui então.


Fernando Pessoa

2-10-1933