Fotografía de Herr_Mueller - The Good Life #1

Agustín García Calvo - El mundo que yo no viva

 

El mundo que yo no viva

El mundo que yo no viva
lo pensé como cosa extraña,
como arca de maravilla.
Ay de mi vida.

Allí ¿sonará la lluvia
junto al fuego las noches frías?
¿Tendrá Agosto en el río barcas?
Y tú ¿la gentil sonrisa?
¿Durará en el papel que siembro
la negra flor de la tinta?
Ay de mi vida.

¿Será posible que vengan
los amigos y que "Era" digan
"un hombre, y te quiso mucho"
y "Mucho" llorando digas?
Es el mundo que no conozco,
Atlántida sumergida.
Ay de mi vida.

Allí las palmeras echan
esmeraldas. Allí las crías
del delfín esmeraldas pacen.
Allí no hay noche ni día:
cuando ordeñan a los rebaños,
de púrpura el mar se agría,
Ay de mi vida.

Más limpio que agua de oro
es el mundo que yo no viva:
no hay naves de arar espumas
ni arado para las viñas;
el gran árbol le da su fruto
al que el nombre del fruto diga.
Ay de mi vida.

Ese mundo no es el mío:
es el tuyo: el que en tus pupilas
hundido está desde siempre
y no lo alcanza mi vista.
A ese mundo quisiera entrar,
antes que suene la hora
—ay— de mi vida.

Agustín García Calvo


Canciones y soliloquios, 1982




Manuel Vicent - Más allá de la meta

 

MÁS ALLÁ DE LA META

Imagino al poeta Píndaro sentado en la grada del hipódromo de Olimpia gritando al ver pasar por delante en medio de una gran polvoreda el carro de Terón, rey de Agrigento, tirado por cuatro caballos. A simple vista el poeta era un hincha más entre el público que vociferaba alentando a su héroe favorito. En su honor escribió: “Hoy celebrar el triunfo/ con voz sonora debo/ que la veloz cuadriga/ donó a Terón excelso/, varón hospitalario/, columna de Agrigento/,flor de gloriosa raza/ señor de vasto reino”. En la antigua Grecia los juegos olímpicos, que se celebraban cada cuatro años, daban paso a una tregua de paz entre los estados que solían estar siempre en guerra. Desde todas las ciudades de la Magna Grecia acudían los atletas a Olimpia, en el Peloponeso, con el espíritu dispuesto a llevar el cuerpo siempre un poco más allá, contra el tiempo y el espacio. Más alto, más fuerte, más rápido, era el reto que Zeus, dios de dioses, imponía a los humanos que buscaban la gloria en la palestra, solo que más allá de la meta no había nada salvo una corona con hojas de acebuche y los versos de un poeta que te haría inmortal. Agesias de Siracusa, Diágoras de Rodas, Saumis de Camarina, Ergósteles de Himera, Jenofonte de Corín, estos atletas fueron algunos de los aclamados como héroes entonces, pero si hoy recordamos sus nombres es solo porque merecieron que los poetas Anacreonte, Simónides de Ceos y Píndaro dedicaran unos versos a sus hazañas. Los juegos olímpicos que se van a celebrar dentro de unos días en París no impediran que siga la guerra de Ucrania, ni ayudarán a que ceda en absoluto la ignominia del genocidio de Gaza. Tal vez la publicidad todo lo pudre hasta el punto que se puede confundir la velocidad de héroe con la marca de sus zapatillas y el sudor de su esfuerzo con un determinado refresco. Pero lo cierto es que la victoria en el deporte es el único don capaz de arrancar un grito ciego de las entrañas que equipara a los humanos con los dioses.

Manuel Vicent


(El País, 21 de julio de 2024)



Friedrich Hölderlin - El Archipiélago

 

¿Tornan las grullas de nuevo a tu lado y enfilan de nuevo
rumbo a tus costas los barcos?¿Envuelven en calma tu flujo
brisas ansiadas y sube del fondo el delfín y su lomo
baña al reclamo del sol que le alumbra con luces no usadas?
¿Jonia florece? ¿Ya es primavera? ¿La hora en que siempre
joven se torna en los vivos el alma y amores primeros
nácenle al hombre y despiertan recuerdos de edades doradas,
tiempo en que acudo a tu lado y saludo al silente, ¡oh anciano!?

Friedrich Hölderlin


Der archipelagus (Friedrich Hölderlin) Edición bilingüe de Helena Cortés Gaubaudan. La Oficina, 2011.


Kehren die Kraniche wieder zu dir, und suchen zu deinen
Ufern wieder die Schiffe den Lauf? umatmen erwünschte
Lüfte dir die beruhigte Flut, und sonnet der Delphin,
Aus der Tiefe gelockt, am neuen Lichte den Rücken?
Blüht Ionien? ists die Zeit? denn immer im Frühling,
Wenn den Lebenden sich das Herz erneut und die erste
Liebe den Menschen erwacht und goldner Zeiten Erinnrung,
Komm ich zu dir und grüß in deiner Stille dich, Alter!






Una fotografía de Wayne Mackeson

 


Wayne Mackeson -  ~ The First Cut is the Deepest ~  ... Elise, 2021



Zé Miguel Wisnik - Terra estrangeira

 

TERRA ESTRANGEIRA

Muito além ou aquém da saudade
Sou ninguém ou alguém além da dor
Que chegou até onde vai o mar e voltou
Encalhado no fado estou

Viajante adiante da viagem
A levar todo mar e Atlântida
Sou cativo de uma tribo sem margem
Sem mais terra sem mal a buscar

Portugal do tamanho de um mundo
Cabo Verde apontando pra lá
Há um lugar (onde está?)
Há um lugar (sei que há)
Um lugar que faltei achar
Há um lugar (há de vir)
Só faltou descobrir
Um lugar e ainda quero ir


Zé Miguel Wisnik 


Y cantado por Jussara Silveira em São Paulo Rio (2000). Beleza pura!





Emilio Prados - «Cuando era primavera en España…»

 

Cuando era primavera en España:
frente al mar los espejos
rompían sus barandillas
y el jazmín agrandaba
su diminuta estrella
hasta cumplir el límite
de su aroma en la noche...
¡Cuando era primavera!

Cuando era primavera en España:
junto a la orilla de los ríos,
las grandes mariposas de la luna
fecundaban los cuerpos desnudos
de las muchachas,
y los nardos crecían silenciosos
dentro del corazón
hasta taparnos la garganta...
¡Cuando era primavera!

Cuando era primavera en España:
todas las playas convergían en un anillo
y el mar soñaba entonces,
como el ojo de un pez sobre la arena,
frente a un cielo más limpio
que la paz de una nave, sin viento, en su pupila.
¡Cuando era primavera!

Cuando era primavera en España:
los olivos temblaban
adormecidos bajo la sangre azul del día,
mientras que el sol rodaba
desde la piel tan limpia de los toros
al terrón en barbecho
recién movido por la lengua caliente de la azada...
¡Cuando era primavera!

Cuando era primavera en España:
los cerezos en flor
se clavaban de un golpe contra el sueño
y los labios crecían,
como la espuma en celo de una aurora,
hasta dejarnos nuestro cuerpo a su espalda,
igual que el agua humilde
de un arroyo que empieza...
¡Cuando era primavera!

Cuando era primavera en España:
todos los hombres desnudaban su muerte
y se tendían juntos sobre la tierra,
hasta olvidarse el tiempo
y el corazón tan débil por el que ardían...
¡Cuando era primavera!

Cuando era primavera en España:
yo buscaba en el cielo,
yo buscaba
las huellas tan antiguas
de mis primeras lágrimas,
y todas las estrellas levantaban mi cuerpo
siempre tendido en una misma arena.
al igual que el perfume tan lento,
nocturno, de las magnolias...
¡Cuando era primavera!

Pero, ¡ay!, tan sólo
¡cuando era primavera en España...
Solamente en España
antes, cuando era primavera!

Emilio Prados


De Penumbras I, 1939-1941

Elsa Triolet y el tiempo

 

El tiempo no tiene otra función que consumirse: arde sin dejar cenizas.

Elsa Triolet


Le Temps n'a d'autre fonction que de se consumer: il brûle sans laisser de cendres.




Una fotografía de Arturo Ghergo

 



Arturo Ghergo (1901 - 1959) - Principessa Domitilla Ruspoli Salviati, c. 1945-1950




Unas palabras de Theodor Kallifatides sobre la patria

 



Θοδωρής Καλλιφατίδης: «Πατρίδα είναι εκεί όπου η ζωή δεν χρειάζεται εξηγήσεις»


(La patria está allí donde la vida no necesita explicaciones)



Stratís Tsircas - Canto a Egipto

 


CANTO A EGIPTO  

«Qué libro tan molesto me dirán, huele a tierra
y a sudor, y a aliento y a boñiga»
y aún más:
«No tiene
más que llantos y quejidos…
¿Dónde quedan las bellezas del Faraón,
obeliscos, pirámides, ocasos y palmeras?»

Sí. Le canto a Egipto. Al que no veis
con Thomas Cook, al que no veis
aunque lleváis años tropezándoos con él.

Y le canto a Egipto
porque me nutre y protege como madre,
porque sufre como madre,
y porque anhela como madre.

Stratís Tsircas



ΤΡΑΓΟΥΔΩ ΤΗΝ ΑΙΓΥΠΤΟ 

«Τι οχληρό βιβλίο, θα πουν, μυρίζει χώμα
κ’ ιδρώτα και σβουνιές και χνώτα»
κι ακόμα:
«Δε βρίσκει
κανείς αυτού παρά κραυγές και μοιρολόγια...
Χαθήκαν οι ομορφιές των Φαραώ κ’ οι εβελίσκοι,
τα δειλινά, οι χουρμαδιές κ’ οι Πυραμίδες;»

Ναι. Τραγουδώ την Αίγυπτο. Αυτήν,
που δε σας δείχνει ο Κουκ, αυτήν,
που σκουντουφλάτε χρόνια δίχως να τη δείτε.

Και τραγουδώ την Αίγυπτο
γιατί με τρέφει και με σκέπει σα μητέρα,
γιατί πονάει σα μητέρα
και γιατί ελπίζει σα μητέρα.


Φελλάχοι (1937), de  Στρατής Τσίρκας 


Poema traducido por Ioanna Nicolaidou


Stratís Tsircas (El Cairo, 1911 - Atenas, 1980) es el seudónimo de Yanis Jatsiandreas [Ιωάννης Χατζηανδρέας] uno de los más destacados escritores griegos de la generación de posguerra. Cultivó diversos géneros literarios, entre ellos poesía, ensayo, relato y novela. Asimismo realizó traducciones de autores extranjeros. Su trilogía Ciudades a la deriva [en griego Ακυβέρνητες Πολιτείες] constituye un hito en la narrativa griega moderna. 

(Wikipedia





Una fotografía de Babis Kouge

 



Babis Kouge - (2009)



Vicente Verdú - Verano

 

VERANO

La vida es, en el mejor de los casos, como un mes de verano. Tan corta como unas vacaciones, pero, en apariencia, interminable como la falsa sensación que se recibe en sus comienzos.

Cuando, en una sociedad religiosa, la existencia conllevaba una dimensión trascendente, los años de vida se engastaban en la duración eterna y, significativamente, constituían un pasillo obligado para ingresar en el más allá. Ahora, sin embargo, sin significado trascendente, el único sentido de vivir es la inmanencia. Lo inminente es lo eminente. Y nuestro afán, siendo cabales, debía depositarse a la fuerza en cada pequeño instante sin necesidad de evocar el siguiente o el anterior. Es decir, sin inquietud por crear un proceso y, en consecuencia, un vano camino hacia la cima ideal. Fijarse en cada momento como un absoluto no es profesar vitalismo alguno ni se trata de asumir una posición activa, sino tan sólo de defenderse. O de cumplir, en fin, con el simulacro de que vivir vale la pena; la pena de vivir.

Ciertamente, la experiencia de la vida resulta a veces tan venial y desprendida de consciencia como un mes de vacaciones: vivida haciendo planes de excursiones mientras se pierde de vista, de sabor y de tacto, lo único verdadero: el instante de vivir y de morir, en un instante.

Como consecuencia de esa negligencia, el tiempo se cuela entre las manos sin densidad, de manera que al presentarse la muerte no le podemos oponer nada. La muerte nos desprecia tanto más cuanto más la ignoramos y nos aparta así fácilmente para abrirse camino como un autómata. Ser muy humano es, por el contrario, investirse de la mayor mortalidad. Saberse tan fatal, vulnerable y perecedero como digno del mayor cuidado. Incluso de esta manera los días del verano transcurren imprevisiblemente veloces. Tan apresurados, que ese intervalo dorado de la vacación se desvanece entre un innumerable catálogo de décadas y eras. Indiferente a nuestra atención, ajeno a nuestro entrañamiento, cerrado a los deseos del corazón. El tiempo gigante impera sobre las biografías y, al cabo, el mundo sin destino se revela como una bruñida esfera que al seguir girando perfecciona su olvido y su abstracción.

Vicente Verdú


(El País, 26 de julio de 2003)



Una fotografía de Nina Johansson

 



Nina Johansson - (2011)



Paul Celan y la poesía

 

La poesía, señoras y señores: ¡ese declarar eterno lo que es pura mortalidad y vano!

Paul Celan


Del discurso con motivo de la concesión del Premio Georg Büchner, en Darmstadt, 22 de octubre de 1960.

En Obras completas. Editorial Trotta, 3ª ed. 2002. Traducción de José Luis Reina Palazón



Die Dichtung, meine Damen und Herren, -diese Unendlichsprechung von lauter Sterblichkeit und Umsonst!



Juan Porras Sánchez - Crótalo

 

Crótalo

¡Sus!¡Maraquera!
¡Tú electrizas en rumba
de pánico, la selva!

Juan Porras Sánchez



(Orizaba, Veracruz, 1920 - Puebla, Puebla, 1966)



Un haiku de Taneda Santōka

 

Completamente cubierto
por el rocío de la mañana,
voy a donde me apetece.

Taneda Santōka



Saborear el agua. Cien haikus de un monje zen. Traducción de Vicente Haya & Hiroko Tsuji. poesía Hiperión, 1ª edicion: 2004 * 4ª edición: 2007)



Basho y el haiku

 

Haiku es simplemente lo que está ocurriendo en este sitio, en este momento.

Basho 



Virgilio Piñera - Testamento

 

TESTAMENTO

Como he sido iconoclasta
me niego a que me hagan estatua:
si en la vida he sido carne,
en la muerte no quiero ser mármol.
Como yo soy de un lugar
de demonios y de ángeles,
en ángel y demonio muerto
seguiré por esas calles…
En tal eternidad veré
nuevos demonios y ángeles,
con ellos conversaré
en un lenguaje cifrado.
Y todos entenderán
el yo no lloro, mi hermano….
Así fui, así viví,
así soñé. Pasé el trance.

Virgilio Piñera



Una fotografía de Giorgios Oikonomou





Un retrato de 2015 de Giorgios Oikonomou / Γιώργος Οικονόμου 


Yorgos Seferis - Anhelo

 


ANHELO 

Sin color, sin cuerpo
este cariño que vaga
disperso, apiñado,
una y otra vez disperso,
palpita sin embargo
en el bocado de la manzana,
en la incisión del higo,
en una cereza grana,
en el grano de un racimo.
Tanta Afrodita difusa por el aire
dará sed y palidez
a una boca y a otra boca
sin color, sin cuerpo.

Yorgos Seferis


De Poesía completa, Alianza Editorial, Madrid, 1986. Versión de Pedro Bádenas de la Peña


ΛΑΧΤΑΡΩ 

Χωρίς χρώμα, χωρίς σώμα
αυτή η αγάπη που περιπλανιέται
διάσπαρτοι, γεμάτοι,
ξανά και ξανά σκορπισμένα,
σφύζει όμως
στο δάγκωμα του μήλου,
στην τομή του σύκου,
σε ένα βυσσινί κεράσι,
στο κόκκο ενός τσαμπιού.
Τόση πολλή Αφροδίτη διαχέεται στον αέρα
θα σας κάνει να διψάσετε και να χλωθείτε
σε ένα στόμα και σε άλλο στόμα
χωρίς χρώμα, χωρίς σώμα.



Dionisis Capsalis - Vela

 

Vela

Mírala, la estrella polar
que indica siempre al Norte
y que tan claro lo advierte,
como si se lo rehiciera todo
por un dolor muy delicado.
¿Papá, qué significa muero?
Aprendo, hijito mío, aprendo.

Dionisis Capsalis   



Κερί

Κοίτα, ο πολικός αστέρας
που δείχνει πάντα το Βορρά
τα βλέπει τόσο καθαρά,
σα να είχαν όλα ξαναγίνει
από λεπτότατη οδύνη.
Και τι θα πει μπαμπά πεθαίνω;
Μαθαίνω, αγόρι μου, μαθαίνω.

Διονύσης Καψάλης



(Traducción de Natasa Lambrou, aquí)  


Claudia Cardinale en Brasil

 


Cláudia Cardinale no Rio de Janeiro

«A atriz italiana Cláudia Cardinale em visita ao Brasil no ano de 1965. Arquivo Nacional. Fundo Correio da Manhã.»



Dos fotografías de Alex Crétey Systermans

 



Alex Crétey Systermans. Photographer based in Paris & London



Cecili Pla - Lirio entre lirios

 



Cecilio Pla (Valencia, 1860 - Madrid, 1934) - Lirio entre lirios (1921)




Oswald de Andrade - «a descoberta das coisas que eu nunca vi»

 

Aprendi com meu filho de dez anos
Que a poesia é a descoberta
Das coisas que eu nunca vi.

Oswald de Andrade



José Bergamín

 

Ser joven, cuando de veras se es, es aprender a dejar de serlo, porque es apurar la juventud, en el tiempo, depurándola, para llegar hasta la muerte.

José Bergamín
(Cruz y raya ~ 6)



Leído en 40 Anos de Servidão, de Jorge de Sena, Moraes Editores, Lisboa, 1982, 2ª edição revista 



Manuel Vicent - Formas

 

FORMAS

Cuando uno vuelve a su lugar de origen después de muchos años se encuentra con los utensilios domésticos y las viejas herramientas que se usaban en la niñez: el molinillo de café, el almud, la balanza romana, el molde de las magdalenas, el almirez, el arado, el trillo, la hoz, los trébedes, la plancha de carbón...Al haber perdido su carácter utilitario, la mirada nueva que se posa sobre estos instrumentos los convierte en objetos puros. Están depositados todavía en alacenas o despensas polvorientas y en almacenes derrumbados, un espacio que ha sido abandonado. También el tiempo se ha ido alejando de sus formas hasta dejarlas detenidas en un punto del pasado que se confunde con el espíritu. A esos utensilios caseros y herramientas agrícolas estuvieron pegados el amor y el sudor de unos seres desaparecidos, además de todos los flujos y aromas de alimentos, de tierra, de heno y animales.

Estos vapores se han esfumado dejando la materia venteada y desnuda. Si alguien desubicara estos objetos y los trasladara desde el espacio donde duermen bajo el polvo a la sala de un museo y los colocara bien iluminados sobre un plinto, una nueva energía zen brotaría de su interior para transformarlos en obras de arte minimalista. El mismo viajero que un día regresó a su lugar de origen puede entrar ahora fuera del tiempo, en la sala de exposición, después de un largo camino en el que la existencia se le ha hecho dura y compleja.

En las formas simples de estos objetos hallará el inicio de su alma cuando ésta también era todavía una forma pura: el trillo, la niñez, el molde de las magdalenas, las primeras lágrimas, el molinillo de café, la inocencia perdida, el almirez, el nombre de aquel perro, los juegos en la noche de verano, el costurero, el aguamanil de cerámica, aquella niña de las pecas, los trébedes, la noticia del primer crimen, la plancha de carbón, el sentimiento de culpa estremecido junto al primer placer del cuerpo. Después de todo, la vida no es sino una sensación que se extiende sobre las formas de la materia que uno ha amado.

Manuel Vicent



(El País, 9 de agosto de 1998)



Miguel Hernández - Carta

 

CARTA

El palomar de las cartas
abre su imposible vuelo
desde las trémulas mesas
donde se apoya el recuerdo,
la gravedad de la ausencia,
el corazón, el silencio.

Oigo un latido de cartas
navegando hacia su centro.

Donde voy, con las mujeres
y con los hombres me encuentro,
malheridos por la ausencia,
desgastados por el tiempo.

Cartas, relaciones, cartas:
tarjetas postales, sueños,
fragmentos de la ternura,
proyectados en el cielo,
lanzados de sangre a sangre
y de deseo a deseo.

Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra
que yo te escribiré.

En un rincón enmudecen
cartas viejas, sobres viejos,
con el color de la edad
sobre la escritura puesto.
Allí perecen las cartas
llenas de estremecimientos.
Allí agoniza la tinta
y desfallecen los pliegos,
y el papel se agujerea
como un breve cementerio
de las pasiones de antes,
de los amores de luego.

Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.


Cuando te voy a escribir
se emocionan los tinteros:
los negros tinteros fríos
se ponen rojos y trémulos,
y un claro calor humano
sube desde el fondo negro.
Cuando te voy a escribir,
te van a escribir mis huesos:
te escribo con la imborrable
tinta de mi sentimiento.

Allá va mi carta cálida,
paloma forjada al fuego,
con las dos alas plegadas
y la dirección en medio.
Ave que sólo persigue,
para nido y aire y cielo,
carne, manos, ojos tuyos,
y el espacio de tu aliento.

Y te quedarás desnuda
dentro de tus sentimientos,
sin ropa, para sentirla
del todo contra tu pecho.

Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra
que yo te escribiré.


Ayer se quedó una carta
abandonada y sin dueño,
volando sobre los ojos
de alguien que perdió su cuerpo.
Cartas que se quedan vivas
hablando para los muertos:
papel anhelante, humano,
sin ojos que puedan serlo.

Mientras los colmillos crecen,
cada vez más cerca siento
la leve voz de tu carta
igual que un clamor inmenso.
La recibiré dormido,
si no es posible despierto.
Y mis heridas serán
los derramados tinteros,
las bocas estremecidas
de rememorar tus besos,
y con su inaudita voz
han de repetir: te quiero.


Miguel Hernández



El hombre acecha. Delegación de la Secretaría de Propaganda / Imprenta Moderna, Valencia, 1939



León Felipe - ¿Por qué habla tan alto el español?

 

¿Por qué habla tan alto el español?

Este tono levantado del español es un defecto, viejo ya, de raza. Viejo e incurable. Es una enfermedad crónica.
   Tenemos los españoles la garganta destemplada y en carne viva. Hablamos a grito herido y estamos desentonados para siempre, para siempre porque tres veces, tres veces, tres veces tuvimos que desgañitarnos en la historia hasta desgarrarnos la laringe.
   La primera fue cuando descubrimos este continente, y fue necesario que gritásemos sin ninguna medida: ¡Tierra! ¡Tierra! ¡Tierra! Había que gritar esta palabra para que sonase más que el mar y llegase hasta los oídos de los hombres que se habían quedado en la otra orilla. Acabábamos de descubrir un mundo nuevo, un mundo de otras dimensiones al que cinco siglos más tarde, en el gran naufragio de Europa, tenía que agarrarse la esperanza del hombre. ¡Había motivos para hablar alto! ¡Había motivos para gritar!
   La segunda fue cuando salió por el mundo, grotescamente vestido con una lanza rota y una visera de papel aquel estrafalario fantasma de la Mancha, lanzando al viento desaforadamente esta palabra de luz olvidada por los hombres: ¡Justicia! ¡ Justicia! ¡ Justicia!... ¡También había motivos para gritar! ¡También había motivos para hablar alto!
   El otro grito es más reciente. Yo estuve en el coro. Aún tengo la voz parda de la ronquera. Fue el que dimos sobre la colina de Madrid, en el año de 1936, para prevenir a la majada, para soliviantar a los cabreros, para despertar al mundo: ¡Eh! ¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!... ¡Que viene el lobo!.
   El que dijo Tierra y el que dijo Justicia es el mismo español que gritaba hace seis años nada más, desde la colina de Madrid, a los pastores: ¡Eh! ¡Que viene el lobo!
   Nadie le oyó. Los viejos rabadanes del mundo que escriben la historia a su capricho, cerraron todos los postigos, se hicieron los sordos, se taparon los oídos con cemento, y todavía ahora no hacen más que preguntar como los pedantes: ¿Pero por qué habla tan alto el español?
   Sin embargo, el español no habla alto. Ya lo he dicho. Lo volveré a repetir: El español habla desde el nivel exacto del Hombre, y el que piense que habla demasiado alto es porque escucha desde el fondo de un pozo.

León Felipe


“España e Hispanidad (México - Bogotá, 1942 y 1946)” en Nueva Antología rota, Finisterre Editores, México, 1975, Segunda edición 


(Mi ejemplar está un poco dañado y lleva un sello en rojo que dice «El terrorismo fascista intentó destruir este libro. Coopera con los editores, víctimas del más cobarde y retrógrado de los terrorismos, conservando este valiente y valioso testimonio en un lugar de honor». Ahí se encuentra)


Un fragmento del Cantar de los Cantares

 

¡Qué hermosos son tus pies con sandalias, oh doncella y princesa! Las curvas de tus muslos son como joyas, la obra de un habilidoso artesano. Tu ombligo tiene la forma perfecta, como una copa llena de vino mezclado. Entre tus muslos hay un manojo de trigo, rodeado de lirios. Tus pechos son como dos cervatillos, mellizos de una gacela. Tu cuello es tan hermoso como una torre de marfil. Tus ojos son como los manantiales cristalinos de Hesbón, junto a la puerta de Bat-rabim. Tu nariz es tan fina como la torre del Líbano con vista a Damasco. Tu cabeza es tan majestuosa como el monte Carmelo, y el brillo de tus cabellos irradia realeza. El rey quedó cautivado con tus rizos. ¡Qué hermosa eres! ¡Qué encantadora, mi amor, qué llena de delicias! Eres esbelta como una palmera y tus pechos son como los racimos de su fruto. Dije: «Treparé a la palmera y tomaré su fruto». Que tus pechos sean como racimos de uvas y tu aliento, como la fragancia de manzanas. Que tus besos sean tan apasionantes como el mejor de los vinos... Sí, vino que le desciende suavemente a mi amante, que fluye delicadamente sobre los labios y los dientes. Yo soy de mi amante, y él me declara como suya.

Cantar de los Cantares 7:1-10 NTV




Tasos Livaditis - «Y si he perdido mi vida…»

 

Y si he perdido mi vida,
la he perdido por cosas sin importancia,
una palabra,
una llave,
un ayer o un mañana.
Aunque mis noches siempre tienen
un aroma a violetas
porque recuerdo....

Tasos Livaditis



Κι αν έχασα την ζωή μου
την έχασα για πράγματα ασήμαντα,
μια λέξη,
ένα κλειδί,
ένα χτες ή ένα αύριο.
Όμως οι νύχτες μου έχουν πάντα
ένα άρωμα βιολέτας
γιατί θυμάμαι...

Τάσος Λειβαδίτης



(Traduccion de PLC) 


«Yo me amaba una señora…»

 

Yo me amaba una señora
que en el mundo no hay su par.
Las facciones que ella tiene
yo vos las quiero contar:
tal tenía la su cara
como rosa en el rosal:
las cejas puestas con arco,
color de fino contray;
los sus ojos tenía garzos,
parecen de un gavilán;
la nariz afiladica
como hecha de metal;
los labios de la su boca
como un fino coral;
los dientes tiene muy blancos,
menudos como la sal;
parece la su garganta
cuello de garza real;
los pechos los tenía tales
que es maravilla mirar...
y contemplando su cuerpo
el día viera asomar.




Una fotografía de Flavio Gallinaro

 



Flavio Gallinaro - (Barcelona, 2007)




Jorge Gaitán Duran - Verano, uvas, río

 

VERANO, UVAS, RÍO

El tiempo pasa por el río
tan dulcemente como fluye
el agua. Lleva al nadador
adolescente, enjuto, rojo,
que bajo el sol de los venados
come uvas. Las más doradas
avispas del día lo aturden
con zumbidos, destellos, brisas
rápidas. Cuando siente un aire
de luna, aléjase silbando
por la orilla.

                                  Se reconoce
el extranjero en ese instante
de demorada luz y fresca
sombra y vaho entre las frutas.
Mas ya nada es suyo. Verano,
uvas, río, todo concluye
con la noche que envuelve y borra
la juvenil cabeza rubia.
Por la ciudad natal en fiesta
desconocido cruza el hombre.

Jorge Gaitán Durán



Arthur Riedel - Mujer con balón hinchable


 

Arthur Riedel (suizo, 1888-1953), Frau mit Wasserball, 1932. Óleo sobre tabla, 73 x 60 cm



Elías Moro - Autorretrato

 

AUTORRETRATO

Veo pasar el tiempo que me falta.
He adquirido con los años
la cordura y la destreza,
huyo como de la peste
de los extremos que me cercan.
Domino el idioma y su ortografía,
comprendo la métrica del verso
y practico su rigor con un celo
que más me valiera dedicar
a otros menesteres.
Conservo principios en desuso
y, excepto en lances de amor,
soy tibio e indolente;
entonces, la pasión me puede.
Porque me declaro idealista
y me reconozco pragmático,
a veces me asalta la sospecha
de que de algún modo me engaño.
Bajo esta luz en penumbra me miro.
Soy un invierno más viejo
y este tampoco es el poema.

Elías Moro



Leído en el blog Rua das Pretas




Juan Bufill - La belleza

 

LA BELLEZA

la belleza es una danza que no vemos
-no por entero o eterno-
es una fuga de la fuga
y en el encuentro un regreso

la belleza siempre fluye, gira o tiembla
es como un relámpago que alumbra
en lo exterior lo interior

es en lo no música la música
y allí el manantial del cantar
el sol de esa luz que hace templos
en cada fragmento o rincón

no existe fuera del sueño
del sentir y del deseo de vivir
y nunca nace sin muerte
ni tiene intensidad sin ese fondo
oculto fondo del ser

Juan Bufill


Antinaufragios, Vaso Roto ediciones, 2014   




Un verso de Villamediana

 

Un verso del soneto de Villamediana «A Josefa Vaca, reprendiéndola su marido»:


y el tiempo siempre sin hablar avisa.  




Rafael Lozano - «Naranjos…»

 

Naranjos
floridos en el parque
¡y tú debajo de ellos!

Rafael Lozano



Philip Larkin - Ventanas altas

 

VENTANAS ALTAS

Cuando veo una parejita e imagino
que él se la folla y ella toma
píldoras o usa un diafragma,
sé que es el paraíso

que todo viejo soñó la vida entera:
ataduras y prejuicios desechados
como una cosechadora obsoleta, y los jóvenes
deslizándose sin límites, ladera abajo,

hacia la felicidad. Me pregunto si
cuarenta años atrás, mirándome alguien
habrá pensado: Eso es vida;
nada de Dios, ni de sudar de noche

pensando en el infierno, ni de ocultar
lo que opinas del pastor. Ese y sus
amigos se deslizarán, maldita sea,
libres como pájaros. Y de inmediato,

más que en palabras, pienso en ventanas altas:
el cristal donde cabe el sol y, más allá,
el hondo aire azul, que nada muestra,
y no está en ninguna parte, y es interminable.

Philip Larkin



Ventanas altas, Lumen. Traducción de Marcelo Cohen




HIGH WINDOWS

When I see a couple of kids
And guess he’s fucking her and she’s
Taking pills or wearing a diaphragm,
I know this is paradise

Everyone old has dreamed of all their lives—
Bonds and gestures pushed to one side
Like an outdated combine harvester,
And everyone young going down the long slide

To happiness, endlessly. I wonder if
Anyone looked at me, forty years back,
And thought, That’ll be the life;
No God any more, or sweating in the dark

About hell and that, or having to hide
What you think of the priest. He
And his lot will all go down the long slide
Like free bloody birds. And immediately

Rather than words comes the thought of high windows:
The sun-comprehending glass,
And beyond it, the deep blue air, that shows
Nothing, and is nowhere, and is endless.





Nazim Hikmet - «En el restaurante Astoria de Berlín…»

 

EN EL RESTAURANTE ASTORIA DE BERLÍN…

En el restaurante Astoria de Berlín
había una camarera
una chica como una gota de plata.
Por encima de las bandejas repletas me sonreía.
Se parecía a las chicas de mi perdido país.
Pero no sé por qué
a veces tenía ojeras.

No tuve suerte
no pude sentarme en las mesas que ella atendía.

Ningún día se sentó en las mesas que yo atendía.
Era un hombre entrado en años.
Parecía como si estuviera enfermo,
tomaba comida de régimen.
Estaba muy triste y me miraba pero no sabía alemán.
Tres meses vino a desayunar, comer y cenar,
luego desapareció.
Puede que volviera a su país
o que no volviera y haya muerto.

Nazim Hikmet


https://libertaletra.blogspot.com/2014/03/nazim-hikmet.html

Simónides - Epitafio de un comerciante muerto en el extranjero

 

EPITAFIO DE UN COMERCIANTE
MUERTO EN EL EXTRANJERO


Yo, Proteo de Creta, rico comerciante,
vine aquí de negocios;
                                        no a esto.

Simónides



Versión de Víctor Botas en su libro Segunda mano (1982)


Simónides de Ceos (griego antiguo: Σιμωνίδης ὁ Κεῖος; griego moderno: Σιμωνίδης ο Κείος. Yulis, isla de Ceos, ca. 556 a. C. - Siracusa, ca. 468 a. C.)

Simónides

 

Quando perdeste o sonho e a certeza tornaste-te
desordem e fizeste-te nuvem.


Simónides de Keós, Epitáfio nas Termópilas



Leído en De Profundis, Valsa Lenta, de José Cardoso Pires. Don Quixote, 1997, 16ª edição



Nacho López - Rocío Sagaón, 1950

 


Nacho López (1923 - 1986) - Rocío Sagaón, 1950. Un ensayo del ballet “El vuelo del alma”


(aquí, universo - el periódico de los universitarios. Xalapa, Veracruz, México)




María Rosal - Hortus clausus

 

HORTUS CLAUSUS

Érase un cráter dulce, almibarado,
era un hueco ancestral, grieta festiva,
érase cicatriz con lomo y giba,
érase una quimera de cuidado.

Era un cuenco de anís certificado,
érase una hendidura en ofensiva,
érase sombra astral, vuelta en ojiva.
Era un pozo sin fin, nunca saciado.

Érase del placer audaz distrito,
era volcán umbrío, cordillera,
era de los deleites el garito.

Era, según se mire, una chistera
guarida de ilusión. Fuera delito
que no llevara el mundo por montera.

María Rosal


De remedio antiguo no hallado en botica (Lucena, 1994)


Leído en El origen del mundo. Recopilación de Juan Abad [Jesús Munárriz]. poesía Hiperión, 2004



Dos fotografías de Jock Sturges

 

©Jock SturgesSandra and Friend; Montalivet, France, 2013 


©Jock Sturges - Adele, Montalivet, France, 2004



Juan Antonio González Iglesias - Poente


POENTE

                                  Também no Poente onde habito
                                       Sophia de Mello Breyner Andresen


Sobrios también podemos embriagarnos
con este vino que la tarde vierte
en su pequeña copa. ¿No se llama
el cielo así? ¿No está hecho de un finísimo
cristal ligeramente azul, no está
todo para nosotros preparado?
Si no es para nosotros este vino,
¿para quién? El asombro mudo cabe
en unas cuantas sílabas. El bosque
cede ante el puente y más allá la puesta
de sol, igual que el río, se dirige,
con una lentitud que ya he hecho mía
hacia el jardín, hacia el país que casi
veo desde mi ventana, hacia Poniente.

Juan Antonio González Iglesias





Jorge de Sena - «De passarem aves»

 

DE PASSAREM AVES

                               À memória de Sá de Miranda 

Das aves passam as sombras,
um momento, no chão, perto de mim.
No tardo Verão que as trouxe e as demora,
por que beirais não sei
onde se abrigam piando
como ao passar chilreiam.

Um momento só. Rápidas voam!
E a vida em que regressam de outras terras
não é tão rápida: fiquei olhando
as sombras não, mas a memória delas,
das sombras não, mas de passarem aves.

Jorge de Sena


Pedra Filosofal (1950)



Una fotografía de Valéria Simões

 





Valéria Simões - Cinema - Trampolim do Forte, 2008



Pedro Casariego Córdoba - Anuncio por palabras

 

ANUNCIO POR PALABRAS

para mi madre
octubre de 1983


Necesito chica que sepa planchar
mis labios con los suyos y tender
su ropa eternamente junto a la
mía y quitar las manchas de mi

corazón con su mirada yo pondré
la mesa y la caricia en su ramo
de lunas y trataré de andar muy
                                                     despacio
                                                                    cuando
                                                                                 ella    
                                                                                         no
                                                                                               tenga
                                                                                                         prisa

Pedro Casariego Córdoba



Poemas encadenados, Seix Barral, 2003