Dionisis Fournogerakis, Grecia, 2018. (Διονύσης Φουρνογεράκης)
2017
SOMBRERO, ABRIGO, GUANTES
Enfrente a la Comedia Francesa, está el Café
de la Regencia; en él hay una pieza
recóndita, con una butaca y una mesa.
Cuando entro, el polvo inmóvil se ha puesto ya de pie.
Entre mis labios hechos de jebe, la pavesa
de un cigarrillo humea, y en el humo se ve
dos humos intensivos, el tórax del Café,
y en el tórax, un óxido profundo de tristeza.
Importa que el otoño se injerte en los otoños,
importa que el otoño se integre de retoños,
la nube, de semestres; de pómulos, la arruga.
Importa oler a loco postulando
¡qué cálida es la nieve, qué fugaz la tortuga,
el cómo qué sencillo, qué fulminante el cuándo!
Cesar Vallejo
Poemas humanos (1923 - 1938)
Veante mis ojos
y muérame yo luego,
dulce amor mío
y lo que yo más quiero.
* * * * *
Véante mis ojos,
dulce Jesús Bueno;
veante mis ojos,
muérame yo luego.
Vea quien quisiere
rosas y jazmines,
que si yo te viere,
veré mil jardines:
flor de serafines,
Jesús Nazareno,
véante mis ojos,
muérame yo luego.
No quiero contento
mi Jesús ausente,
que todo es tormento
a quien esto siente;
sólo me sustente
tu amor y deseo,
véante mis ojos,
dulce Jesús bueno;
véante mis ojos,
muérame yo luego.
Santa Teresa de Jesús
La literatura que llamamos "a lo divino" (....) Su particularidad reside en un sincretismo literario que trata de convertir temas profanos en temas religiosos, conservando, no obstante, en las reelaboraciones la forma literaria primitiva, sea en verso, sea en prosa. Si bien este fenómeno no es privativo de las letras españolas, "en ningún sitio el proceso de divinización de obras profanas [ha] durado tanto tiempo, ha tenido tal desarrollo, alcanzado a tantos géneros y ofrecido tantos matices como en España"
La contrafactura "a lo divino" en la literatura de los Siglos de Oro, por Klaus Wagner
Paul Himmel (1914 - 2009), fotógrafo de moda y documental: Botticelli Girl, Patricia MacBride on the shores of Fire Island, 1951.
SIMONETTA VESPUCCI
Il vostro passo di velluto
E il vostro sguardo di vergine violata
Dino Campana
Simonetta,
por tu delicadeza
la tarde se hace lágrima,
funeral oración,
música detenida.
Simonetta Vespucci,
tienes el alma frágil
de virgen o de amante.
Ya Judith despeinada
o Venus húmeda
tienes el alma fina de mimbre
y la asustada inocencia
del soto de olivos.
Simonetta Vespucci,
por tus dos ojos verdes
Sandro Boticellite ha sacado del mar,
y por tus trenzas largas
y por tus largos muslos,
Simonetta Vespucci
que has nacido en Florencia.
Antonio Colinas
Sepulcro en Tarquinia (1975)
Sandro Botticelli, Weibliches Idealbildnis, genannt Bildnis der Simonetta Vespucci als Nymphe (Idealized female portrait aka Simonetta Vespucci as a nymph)
(Fuente: HEN-Magonza, Flickr)
SI ACASO
Podría ocurrir.
Tenía que ocurrir.
Ocurrió antes. Después.
Más cerca. Más lejos.
Ocurrió; no a ti.
Te salvaste porque fuiste el primero.
Te salvaste porque fuiste el último.
Porque estabas solo. Porque la gente.
Porque a la izquierda. Porque a la derecha.
Porque llovía. Porque había sombra.
Porque hacía sol.
Por fortuna había allí un bosque.
Por fortuna no había árboles.
Por fortuna una vía, un gancho, una viga, un freno,
un marco, una curva, un milímetro, un segundo.
Por fortuna una cuchilla nadaba en el agua.
Debido a, ya que, y en cambio, a pesar de.
Qué hubiera ocurrido si la mano, el pie,
a un paso, por un pelo,
por casualidad.
¿Ah, estás? ¿Directamente de un momento todavía
entreabierto?
¿La red tenía un solo punto, y tú a través de ese punto?
No dejo de asombrarme, de quedarme sin habla.
Escucha
cuán rápido me late tu corazón.
Wisława Szymborska
(traducción de Abel Murcia)
Frida Kahlo - Autorretrato con el pelo cortado (1940)
Mira que si te quise,
fué por el pelo.
Ahora que estás pelona,
ya no te quiero.
25 de Abril
Esta es la madrugada que yo esperaba
el día inicial entero y limpio
en que emergimos de la noche y del silencio
y libres habitamos la sustancia del tiempo
Sophia de Mello Breyner Andresen
(Traducción de PLC)
25 de Abril
Esta é a madrugada que eu esperava
O dia inicial inteiro e limpo
Onde emergimos da noite e do silêncio
E livres habitamos a substância do tempo
LOS NARANJOS DE ESPARTA
Los naranjos de Esparta, nieve, flores de amor,
con tus palabras se han vuelto blancos, sus ramas se han doblado.
Llené mi leve seno y regresé junto a mi madre.
Bajo la luna estaba preocupada. Bajo la luna estaba y me ha reñido.
Te lavé ayer y te mudé ¿dónde has andado?
¿quién te llenó el vestido de nenúfares y lágrimas?
Nikiforos Vretakos
Ocho poetas [griegos] del siglo XX. Selección y traducción de Ramón Irigoyen. Mondadori, 1989 [edición no bilingüe]
ΤΗΣ ΣΠΑΡΤΗΣ ΟΙ ΠΟΡΤΟΚΑΛΙΕΣ
Της Σπάρτης οι πορτοκαλιές, χιόνι, λουλούδια του έρωτα
άσπρισαν απ’ τα λόγια σου, γείρανε τα κλαδιά τους
γιόμισα το μικρό μου κόρφο, πήγα και στη μάνα μου.
Κάθονταν κάτω απ’ το φεγγάρι και με νοιάζονταν
κάθονταν κάτω απ’ το φεγγάρι και με μάλωνε:
Χτες σ’ έλουσα, χτες σ’ άλλαξα, πού γύριζες-
ποιος γιόμισε τα ρούχα σου δάκρυα
και νεραντζάθια.
Από την ποιητική συλλογή του Νικηφόρου Βρεττάκου «Ο χρόνος και το ποτάμι» (1957)
Three Suns & Book Burning. Woodcut made by Michael Wolgemut and Wilhelm Pleydenwurff, Germany, 1493.
(Galería de Assaf Kintzer, en Flickr)
Quiso la mala suerte del desdichado Sancho que entre la gente que estaba en la venta se hallasen cuatro perailes de Segovia, tres agujeros del Potro de Córdoba y dos vecinos de la Heria de Sevilla, gente alegre, bienintencionada, maleante y juguetona, los cuales, casi como instigados y movidos de un mesmo espíritu, se llegaron a Sancho, y, apeándole del asno, uno dellos entró por la manta de la cama del huésped, y, echándole en ella, alzaron los ojos y vieron que el techo era algo más bajo de lo que habían menester para su obra y determinaron salirse al corral, que tenía por límite el cielo; y allí, puesto Sancho en mitad de la manta, comenzaron a levantarle en alto y a holgarse con él como con perro por carnestolendas.
Las voces que el mísero manteado daba fueron tantas, que llegaron a los oídos de su amo, el cual, deteniéndoseXIV a escuchar atentamente, creyó que alguna nueva aventura le venía, hasta que claramente conoció que el que gritaba era su escudero; y, volviendo las riendas, con un penado galope llegó a la venta, y, hallándola cerrada, la rodeó por ver si hallaba por donde entrar; pero no hubo llegado a las paredes del corral, que no eran muy altas, cuando vio el mal juego que se le hacía a su escudero. Viole bajar y subir por el aire con tanta gracia y presteza, que, si la cólera le dejara, tengo para mí que se riera. Probó a subir desde el caballo a las bardas, pero estaba tan molido y quebrantado, que aun apearse no pudo, y, así, desde encima del caballo comenzó a decir tantos denuestos y baldones a los que a Sancho manteaban, que no es posible acertar a escribillos; mas no por esto cesaban ellos de su risa y de su obra, ni el volador Sancho dejaba sus quejas, mezcladas, ya con amenazas, ya con ruegos; mas todo aprovechaba poco, ni aprovechó, hasta que de puro cansados le dejaron. Trujéronle allí su asno y, subiéndole encima, le arroparon con su gabán; y la compasiva de Maritornes, viéndole tan fatigado, le pareció ser bien socorrelle con un jarro de agua, y, así, se le trujo del pozo, por ser más frío. Tomóle Sancho y, llevándole a la boca, se paró a las voces que su amo le daba, diciendo:
—Hijo Sancho, no bebas agua; hijo, no la bebas, que te matará. ¿Ves? Aquí tengo el santísimo bálsamo —y enseñábale la alcuza del brebaje—, que con dos gotas que dél bebas sanarás sin duda.
A estas voces volvió Sancho los ojos, como de través, y dijo con otras mayores:
—¿Por dicha hásele olvidado a vuestra merced como yo no soy caballero, o quiere que acabe de vomitar las entrañas que me quedaron de anoche? Guárdese su licor con todos los diablos, y déjeme a mí.
Miguel de Cervantes
Don Quijote de la Mancha. Primera parte. Capítulo XVII
Ilustración - Autor: Porras, L.
Título:[Colección de postales del Quijote] / L. Porras
Editorial: Madrid: M.P., [1906]
El Jardín de Canciones Divinas, Canción XI
No se puede cubrir el abismo del mar con un puño de polvo.
No se puede apagar un incendio con una pobre gota.
Y en una cueva oscura, ¿podrá un águila alzar el vuelo?
¿Podrá volar de aquí a los celestes reinos?
Y el espíritu no será saciado por la carne.
El espíritu es un abismo en nosotros
más vasto que las aguas y los cielos.
No podría saciarte ni en una eternidad
aquello que cautiva la visión de tus ojos.
De aquí surgen el tedio, la interna quebrazón,
de aquí la languidez y la tristeza.
De aquí la saciedad que nunca llega. Cada gota
hace peor el calor.
Al espíritu —sábelo— no lo sacia la carne.
¡Oh raza de la carne! ¡Oh raza de razón!
¿Cuánto tiempo tendrás pesado el corazón?
¡Levántale los párpados! Observa el firmamento.
¿Por qué no tratas de saber a qué se llama Dios?
¿Por qué no intentas comprender para que puedas verlo?
El abismo reclama de repente al abismo.
Hryhory Skovoroda
(1722–1794)
(Versión de Aurelio Asiain en Letras Libres)
ESO
Mi cansancio mi angustia mi alegría
mi pavor
mi humildad
mis noches todas
mi nostalgia del año
mil novecientos treinta
mi sentido común
mi rebeldía.
Mi desdén
mi crueldad y mi congoja
mi abandono
mi llanto
mi agonía
mi herencia irrenunciable y dolorosa
mi sufrimiento
en fin
mi pobre vida.
(1950)
Idea Vilariño
Nada es más negro que la mañana luminosa del recuerdo.
Quien verdaderamente aprende a ver, se acerca a lo invisible.
Solo el incomprendido comprende a los otros.
Paul Celan
Microlitos: Aforismos y textos en prosa. Traducción de José Luis Reina Palazón. Trotta, 2015
Lo que nos
lanzó a estar juntos
se separa en espanto,
una piedra sideral, en lejanía de soles,
zumba.
Paul Celan
De su libro Compulsión de luz (Lichtzwang, 1970), en Obras completas (Paul Celan). Traducción de José Luis Reina Palazón. Editorial Trotta, 3ª ed. 2002
Was uns
zusammenwarf,
schrickt auseinander,
ein Weltstein, sonnenfern,
summt.
POÉTICA
Estimado Sr.
Me pide usted una Poética.
Me acuerdo de aquella noche en que tocaba Johnny Hodges. Y un curioso le preguntó que cómo tocaba. Entonces Hodges se quedó mirándolo, cogió el saxo, y empezando JUST A MEMORY, dijo: Esto se toca así.
Mire Vd. Yo escribo igual que aquella gente se iba con Emiliano Zapata.
No sé qué decirle. Escribir, aparte de todo, me parece una especie de juego. La Ruleta Rusa, por supuesto.
Considerando, además, que mi verdadera vocación es jugador de billar o pianista.
Si tuviera que encerrar en una sola frase lo que pienso de mi trabajo, le diría aquella del maestro A. Breton: AQUÍ Y EN TODAS PARTES HAY QUE ACORRALAR A LA BESTIA LOCA DEL USO.
Suyo,
J. M. Álvarez
Nueve novísimos. Antología realizada por J. M. Castellet. Barral Editores, 1970
EL FOTÓGRAFO Y LA MODELO
El tiempo que fue siempre tu enemigo
se detuvo en tu imagen. Ya eres esa
chica de calendario, la princesa
sin fábulas, el ángel que consigo
colgar de cualquier nube. De oro y trigo
la luz ensortijada en tu cabeza,
la arena que se acaba en donde empieza
la línea de tu sexo. Estás conmigo
y no tienes tristezas ni pesares
ni citas por cumplir. Sólo reposas
inmóvil en el cuadro, entre palmeras
de plástico y heladas mariposas
robadas del Cantar de los cantares.
No sabes que no has muerto. Si supieras.
Jorge Valdés Díaz-Vélez
(Torreón, Cohahuila, 1955)
ELEGÍA A LA FOTOGRAFÍA DE UNA MUCHACHA DESCONOCIDA
Tendrías quince años cuando quedaste inmóvil
aquí, en la cartulina de suavísima niebla.
Te vuelves a mirarnos -con unos ojos negros,
dulces, hondos y frescos como grutas-
desde el escorzo grácil de tu cuerpo.
Dime, ¿de dónde viene tu mirada?
Habla de cosas dulces y pequeñas,
de tu vida, tu casa,
tu piso, bosque umbroso de sueños y recuerdos,
–tú eres la cierva blanca en su espesura–,
el balcón donde ves pasar las nubes,
los viejos y borrosos retratos de la sala,
las butacas de verde terciopelo gastado,
el piano, negro, mudo, con ecos, -como un pozo-,
y el bullir y las voces, apagadas
y vagas, de la sombra en los rincones...
(¡Ay tus sueños de niña!
¡Cómo están en el fondo de tus ojos
muriendo dulcemente!
Estrenabas la vida;
aquel día morías y nacías.
Y aquí, en este retrato,
frente al blanco camino,
dejaste tu niñez en la mirada.)
Esa luz que ha quedado contigo prisionera
en tu clara laguna,
es la luz que conservan
las cosas de la abuela puestas en la vitrina.
Ya te habrás olvidado. ¡Qué muerta estás aquí!
¿Dónde estarás ahora?
...Días, calles, olvidos, amores y tristezas,
relojes, calendarios, trajes, cuerpos, ventanas,
tejas, lluvias, tarjetas, zapatos ya gastados,
tranvías, ruedas, nubes, sueños, tardes, mañanas,
inviernos y veranos, rosas secas, revistas,
muertos, libros, silencios, músicas, risas, llantos,
arroyos y caminos, montañas, bosques, mares,
y un montón de minutos iguales como arenas
me separan de ti.
Pero en mi orilla queda tu retrato olvidado.
...Tendrías quince años. Yo, entonces, estaría
paseando mis sueños de niño no sé dónde.
¿Dónde estarás ahora?
Oh muchahca lejana que quizá hubiera amado
de no ser por el tiempo, el tiempo... siempre el tiempo...
José María Valverde
Publicada por primera vez en «Entregas de Poesía» n° 14, 1945. Hombre de Dios (1945)
CAJA DE COMPÁS I
(Homenaje a Emily Dicksinson)
En juego de versos con Isabel E.
Cuando yo ya no esté y tiréis mis cosas
al cubo de las cosas ya sin alma,
a quien tome la caja
del compás, yo le ruego
lo haga con cuidado; mi niñez no despierte:
duerme un sueño sin tiempo ni medida
en su funda morada.
(1985 y 2009)
CAJA DE COMPÁS II (variación)
(Homenaje a Emily Dicksinson)
Cuando yo ya no esté y tiréis mis cosas
al cubo de las cosas ya sin alma,
a quien tome la caja
del compás, yo le ruego
lo haga con cuidado; mi niñez
plegada duerme dentro.
Y aún otra cosa más
le he de pedir: no un círculo
completo, que ello fuese
demasiada merced para mi sueño
sin tiempo, un arco basta, sugiriéndole
el columpio de sol, que mi niñez
sabrá hacer lo demás cuando regrese
a su funda morada.
(4 de marzo de 2010)
Miguel Ángel Velasco
La muerte una vez más Poemas póstumos. Edición de Isabel Escudero. Tusquets, 2012
ENVEJECER
Vacilar en medio de la frase
Preguntar cuando se cree
haber comprendido
No tener más prisa
por querer saber
Retener una piedra un cristal
una mano más de lo necesario
Tocar al hablar el brazo del interlocutor
para sentir que se está aún aquí
Perder un libro una mirada una piel
y no querer ya encontrarlos
Recordar en vez de anhelar
Entrenar como un músculo el pensamiento:
todo esto estará aquí después de mí
Sentir como si hubiera alguien en la habitación
Ulla Hahn
(Kirchhundem, 1945)
Traducción de José Luis Reina Palazón
ÄLTER WERDEN
Zögern mitten im Satz.
Nachfragen wenn man glaubt
es verstanden zu haben
Es nicht mehr eilig haben
mit dem Wissenwollen
Einen Stein ein Glas eine Hand
länger festhalten als nötig
Den Ärmel des Gegenüber beim Reden berühren
zu spüren man ist noch da
Ein Buch einen Blick eine Haut verlieren
und nicht mehr finden wollen
Erinnern statt sehnen
Den Gedanken: Das alles ist nach mir noch da
trainieren wie einen Muskel
Gefühl als wäre jemand im Zimmer
Procede sola de la noche la noche
como de la duración lo interminable,
como de la palabra el laberinto
que en ella encuentra su entrada y su salida.
José Ángel Valente
En el poema "Reconstrucción del laberinto", de Aníbal Núñez, de su libro Alzado de la ruina, 1983.
A TI, CASI INNOMBRABLE
Tierra que vas a los mares
de sólo tu luz vestida.
Dámaso Alonso
Te llevo en los hondones de mi alma,
aunque, en raros momentos, te asomes a mis labios
que, de niño, me hicieron odiar tu simulacro.
Todos mis sueños llevan tus colores
y, resonantes, vibran en mis oídos siempre
tus acordadas -suaves o bullangueras- notas.
Cada orza de adobo, cada soga de esparto,
cada jarro de vino me regalan tu aroma.
Creo estar sentenciado a aquietarme en tu entraña,
creo que allí, todavía, disuelto en tus terrones,
madre mía siempre agónica, repasaré tus letras,
las seis letras que cifran tu siempre por hacer,
tu mal rehecho o del todo improbable camino.
Mas frotaré ese oro tras pasarle mi aliento,
tras limpiarle, de paso, el rastro de mi huella,
para que su fulgor algún trecho me alumbre.
Antonio Martínez Sarrión
A la lenta caída de la tarde
amar la vida largamente es todo
el oficio del hombre que respira.
Alzar la mano y detener el cielo.
Destino de la luz, nunca te acabes.
Luis Feria
(Leído en Rua das Pretas)
TERROR
Al final todas las películas son de terror, porque los actores y actrices que trabajan en ellas han muerto. En la niñez fueron tus héroes. Trababas de imitar sus gestos cuando eras adolescente. Te enamoraste de aquellas mujeres seductoras en tu juventud. Hubo un tiempo en que Gary Cooper, Ingrid Bergman, Montgomery Clift, Audrey Hepburn, Steve McQueen, fueron maravillosos seres vivos junto a otros personajes fascinantes que llenaron tu vida de sueños imposibles. Si ves en televisión una película de cine clásico y estás solo en casa al poco rato te darás cuenta de que eres el único que sigue vivo en un mundo de fantasmas. Hubo un tiempo en que en la pantalla sólo morían los malos, los patilludos de mirada torva, los indios y los cuatreros. Nunca se daba el caso que ese lance le sucediera al guapo. Ningún público hubiera tolerado que Gary Cooper muriera de mala manera. De hecho, todos los actores a los que amábamos eran inmortales. Pero la vida es esa película de aventuras en que al final Gary Cooper muere de verdad. Para saber si te estás volviendo viejo existe una prueba irrebatible. Empieza a contar cuántos actores y actrices que llenaron de fascinación tu juventud viven todavía. Tuve esa experiencia una noche del pasado invierno. Para aliviar el insomnio me puse una película, la primera que salió de la estantería al alargar la mano. Resultó ser Casablanca. Todo iba bien al principio, pero agitada mi imaginación por el viento oscuro que silbaba en la ventana caí en la cuenta de que Bogart en realidad ya no existía y tampoco Peter Lorre ni Ingrid Bergman ni el negro que tocaba el piano ni el policía ni ninguno de aquellos espías alemanes ni nadie de aquellos franceses que puestos en pie cantaban a coro la Marsellesa. Todos habían muerto y yo me estaba moviendo entre ellos dentro de un panteón. Casablanca se había convertido en una película de terror. Tal vez no habría sido lo mismo si hubiera visto la película en un cine de verano bajo las estrellas. Porque envuelto en el aroma de jazmines habría imaginado que aquellos héroes que adornaron nuestra juventud seguían vivos fuera de la pantalla formando una nueva constelación, como seguían vivos los personajes de los libros que leímos un día tumbados en una hamaca.
Manuel Vicent
(El País, 27-7-2008)
Fr. 102 Adr.
Nunca el oro de Giges a mí me moverá,
la envidia no me tiene, no rabio al contemplar
las obras de los dioses, no ansío majestad
de reyes, que eso fuera de mis ojos está.
Arquíloco
El ala y la cigarra (Fragmentos de la poesía arcaica griega no épica). Traducción de Juan Manuel Rodríguez Tobal. Edición bilingüe. Ediciones Hiperion, 2005.
DELANTE DE LOS OJOS
Puente de piedra, en Zamora,
sobre las aguas del Duero.
Puente para labriegos, carros,
mulas con campanillas, niños
brunos.
Vieja piedra cansada
de ver bajo tus arcos
pasar el tiempo.
Junto a la orilla, baten
las aceñas, España
de rotos sueños.
Cuando el poniente pone
sutil el aire y rojo
el cielo,
el puente se dibuja
tersamente, y se oye
gemir el Duero.
Blas de Otero
¡Cuántos en Zamora y fuera de ella tuvieron esta fotografía de Ángel Quintas en gran tamaño en el salón!
PARA UN MENÚ
Las novias pasadas son copas vacías;
en ella pusimos un poco de amor;
el néctar tomamos... huyeron los días...
¡Traed otras copas con nuevo licor!
Champán son las rubias de cutis de azalia;
borgoña los labios de vivo carmín;
los ojos oscuros son vino de Italia,
los verdes y claros son vino del Rhin.
Las bocas de grana son húmedas fresas;
las negras pupilas escancian café;
son ojos azules las llamas traviesas
que trémulas corren como almas del té.
La copa se apura, la dicha se agota;
de un sorbo tomamos mujer y licor...
Dejemos las copas... Sí queda una gota,
¡Que beba el lacayo las heces del amor!
Manuel Gutiérrez Nájera
(1859 - 1895)