LOS CABELLOS ROJIZOS
Cuando nocturna, mi hermosa desprendióse de su velo
con sus albas mejillas y su luenga cabellera ondulante,
su cabellera de oro rojizo sobre el aire cálido
de su pura frente,
se parecía al sol del amanecer,
rodeado de esas nubes a las que enciende,
con una llamarada de oro rojizo.
Yehudá Haleví
(Tudela, 1075 - Jerusalén, 1141)
Yehudá Haleví, de Juan Gil-Albert y Máximo Kahn. Ediciones Júcar, 1986
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