Sonaron tres golpes
junto a mi ventana.
Sonaron tres golpes
allá en la montaña.
Tan. Tan. Tan. Tres golpes.
Los perros aullaban.
El viento gemía,
sollozaba el agua;
sobre el cielo negro,
la luna se alzaba.
Tan. Tan. Tan. Tres golpes
en la madrugada.
Cruzaron tres sombras
bajo mi ventana.
Tres sombras más negras
que sus negras almas.
Tan. Tan. Tan. Tres sombras
en la madrugada.
Ni el viento gemía,
ni lloraba el agua.
Se escondía la luna
tras las nubes altas.
Tan. Tan. Tan. Tres sombras.
Los perros aullaban.
Hoy solo el silencio
rueda por mi casa.
Emilio Prados
Llanto de octubre (1934)
Leído en Archiletras de Arsenio Escolar
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