Ojos garzos ha la niña:
¡quién se los namoraría!
Son tan bellos y tan vivos
que a todos tienen cativos,
mas muéstralos tan esquivos
que roban el alegría.
Roban el placer y gloria,
los sentidos y memoria;
de todos llevan vitoria
con su gentil galanía.
Con su gentil gentileza
ponen fe con más firmeza
hacen vivir en tristeza
al que alegre ser solía.
No hay ninguno que los vea
que su cativo no sea.
Todo el mundo los desea
contemplar de noche y día.
Juan del Encina
(Fermoselle, 1468 - León, 1529)
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