Francesco Griselli - Portrait and Martini B&W, 2017 (Flickr)
LA ESPERA
Había un joven demacrado, estaba sentado en la acera, era invierno, tenía frío. «¿Qué esperas?», le digo. «Otro siglo», me dice.
Y nevaba muy tranquilamente, como sobre una tumba.
Tasos Livaditis
Así aparece este poema en la revista ómnibus, n. 50, año XI, junio 2015, pero la versión original aparece de otra forma en «Χειμώνας και ποίηση» [‘Invierno y poesía’] (Kalamata Journal)
ΑΝΑΜΟΝΗ
Ήταν νέος ωχρός
καθόταν στο πεζοδρόμιο, Χειμώνας, κρύωνε.
«Τι περιμένεις;», του λέω.
«Τον άλλον αιώνα», μου λέει.
Και χιόνιζε ήσυχα – ήσυχα, όπως πάνω από έναν τάφο.
Τάσος Λειβαδίτης
NADIE
Tan pequeño e
Insignificante soy
Como las dimensiones
Que se extienden hasta
Una dulzura
Una belleza una
Hermosura al final del
Estigma.
Kostas Reúsis
(Atenas, 1970)
ΚΑΝΕΙΣ
Όσο μικρός κι
Ασήμαντος είμαι
Τόσο οι διαστάσεις
Απλώνονται έως
Μία ηδύτητα
Μια ομορφιά μια
Ωραιότητα εν τέλει
Στίγματος.
Κώστας Ρεούσης
Traducción de Mario Domínguez Parra (Taller Igitur)
Siempre hay un rasgo de duda en la vasija del alfarero. Quien lo advierte descubre su belleza.
Ricardo Martínez-Conde
Continuidad del cielo (inédito)
[En recuerdo de tu amiga Liselotte]
Portrait of a girl - Germany - 1946 - Studio: Foto-Herud - Hamburg. Inscribed on reverse: Zur Erinnerung von Deiner Freundin Liselotte. Stamped: Foto-Herud 13. JUN. 1946 Hamburg 1 Steindamm 23
(Galería de Patrick Bradley en Flickr)
LLUVIA DE VERANO
La tierra mojada
Por la repentina lluvia de agosto
Como tu cuerpo
Que sigue flotando en la memoria
Naufragio de otra época
Que con cada lluvia a la superficie sale
Y busca puerto para esconderse
Leónidas Kakároglu
Traducción de Natasha Lambrou leída en Poetas Siglo XXI
ΚΑΛΟΚΑΙΡΙΝΗ ΒΡΟΧΗ
Νοτισμένο το χώμα
Από την ξαφνική βροχή τ’ Αυγούστου
Όπως το σώμα σου
Που συνέχεια στην μνήμη επιπλέει
Ναυάγιο μιας άλλης εποχής
Που κάθε βροχή το φέρνει στην επιφάνεια
Και ψάχνει λιμάνι να κρυφτεί
Λεωνίδας Κακάρογλου
HIPÉRBATON
Todo lo que te quise
desde un rincón del tiempo
sombras son de una rara
tarde que arrasa un vértigo.
Sangran en ellas extáticos
tu hiel, mi amor y el regio
pájaro del crepúsculo
que se inmolaba espléndido.
Qué extraños nos quisimos,
de nuestro amor sabiendo
que, en cualquier parte, un día
lo perderíamos de éstos.
Vicente Núñez
Ocaso en Poley (1982)
Vicente Núñez
Poesía y sofismas II. Sofismas. Edición de Miguel Casado.Visor, 2008.
Busquemos una malla rota en la red
Se acerca la Navidad y el fin de año, tiempo de reflexión y balances, sobre todo para quienes pueden tener algunos días de descanso. Siempre mejor afrontarlo de la mano de algún titán. Uno puede ser Eugenio Montale, poeta italiano, laureado con el premio Nobel en 1975, que en la primera poesía de su primera colección —Huesos de sepia— escribió los siguientes versos: “busca una malla rota en la red / que nos oprime, ¡salta fuera, huye!”.
La imagen a la que recurre el poeta suena, un siglo después, de una viveza extraordinaria, tan precisa y fértil, y su exhortación, tan necesaria. Cuando se publicó, en 1925, Italia descendía por la pendiente fascista (Montale fue, ese mismo año, uno de los firmantes del manifiesto de los intelectuales antifascistas). ¿Qué redes nos oprimen en la Europa contemporánea?
Por supuesto, el pensamiento corre rápido a las redes sociales. Aparentemente, ofrecen conectar. En cambio, claro está, buscan hipnotizar, engancharnos, retenernos, y lo intentan con pocos escrúpulos, causando daño de mil maneras, minando la autoestima de las personas, inflamando el debate público, creando burbujas tóxicas y autorreferenciales, cosechando y revendiendo datos personales, erosionando la capacidad de interesarse por otras cosas, concentrarse, profundizar, vivir en el mundo físico. Son tanto más opresoras porque su opresión no se percibe.
También en el campo tecnológico, viene ahora la inteligencia artificial, portadora de enormes promesas —y enormes riesgos—. Nos ayudará mucho, sin duda. Agilizará tareas, aumentará la productividad. Pero: ¿cuántos puestos de trabajo destruirá?, ¿qué impacto tendrá en el debate público, o en el manejo de sistemas de control de armas? Inquieta pensar —como señalaba el historiador de Harvard Niall Ferguson en una reciente conversación con este diario en el marco de una conferencia organizada por la revista El Grand Continent en el Valle de Aosta, en Italia—, qué efecto tendrá sobre las capacidades cognitivas de personas que, ante cualquier problema, antes de razonar, de forma sistemática recurrirán a una máquina en busca de soluciones.
Pero no hay solo redes tecnológicas que oprimen. Las políticas también. Muchas sociedades europeas están cada vez más polarizadas. Los polos se alejan, en una confrontación sin cuartel, que reclama lealtades. Ese reclamo, a veces exigencia, comprime el espacio de debate. No son momentos de andarse con finuras, parecen decir —o dicen—, es el momento de cerrar filas. No solo se demoniza —desde una hueca, presunta, superioridad moral— al bando contrario, sino que se inhibe la crítica de quienes están en el mismo lado, comparten valores, pero discrepan de ciertas acciones. El cierre de filas oprime y traga inteligencia como un doble agujero negro.
En el geopolítico, a los europeos se nos echa encima la red opresora del pulso entre EE UU y China, que siguió su camino en el paso de Trump a Biden, y lo seguirá gane quien gane en las próximas elecciones estadounidenses. Se ciñe estrecho sobre nosotros, ese pulso, porque nuestra dependencia de ambos es enorme, sea en seguridad o tecnología o manufactura.
La esfera de las vidas privadas, por supuesto, tiene sus redes opresivas. Siempre las hubo. Tal vez, una especialmente problemática en nuestro tiempo, ese distorsionado entendimiento del derecho a ser felices, que no acepta la cultura del esfuerzo, que se deshace de la responsabilidad, quemando y tirando por la borda lo que sea, con escasas contemplaciones, en nombre de la búsqueda de una superficial felicidad personal.
Pues ahí están algunas redes opresivas. Algunas pertenecen a los dominios de lo sólido, del poder duro, de las relaciones de fuerza. Otras, a los rasgos específicos del mundo actual, que ya no es líquido, sino directamente gaseoso. Son invisibles, inasibles, serpenteantes. El primer reto, pues, es identificarlas.
A partir de ahí se puede buscar la malla rota. Hacen falta vista, tacto, inteligencia. Dejarse ayudar. El escritor Giuliano da Empoli, en otra conversación en Valle de Aosta con este diario, encendió maravillosamente la luz sobre una herramienta preciosa en esa tarea: la literatura. Porque la literatura, observa Da Empoli, es un arte que nos permite vivir, durante un tiempo, la vida de otros, estar en su mente, probar sus sentimientos, y por esa vía nos permite desvincularnos de esas redes que nos aíslan aunque parezcan que conecten, que nos hacen miopes aunque miremos mucho, nos enredan en un egocentrismo de corto aliento, nos incapacitan, al cabo, a la comprensión y a la empatía.
Esta columna, sin duda, tantas veces se enredó sin saber hallar la malla rota, superar miopía, egocentrismo, superficialidad o falta de coraje. Por ello, hoy, en el titular, distorsiona el verso del gran Montale para usar la primera persona del plural.
Andrea Rizzi
(El País, 23-12-2023)
Los versos citados en el primer parrafo, en el italiano original, del libro Ossi di seppia, son éstos:
Cerca una maglia rotta nella rete
che ci stringe, tu balza fuori, fuggi!
ÁLBUM
Mira cómo nos miran
las figuras que somos en las fotos,
en fin de año, feria, recitales...
Esos grandes momentos que fueron, y que son
ya sólo unas escenas de un recuerdo.
De todo eso me queda este álbum
de fotos, un rumor de ecos, vasos...
Y también
la extraña sensación de estar viviendo
en una foto que veré algún día.
Jesús Beades
(Leído en Rua das Pretas)
AMANDIÑO
Amando, Amandiño, que eras de Corredoira,
cómo vuelve esta noche, con qué mágica luz,
aquel baño silvestre, y nuestras
cabriolas desnudas por el prado salpicado de bostas,
y aquella canción tuya, amigo agreste, bucanero de siete años
-«Ay, ay, ay, bendito es el borracho»-,
bajando por las hondas carballeiras
desmedida, insistente y en pelotas.
De aquel verano todo se ha perdido
menos aquella hora
maravillosamente sediciosa.
Después
tú te quedaste por tu mundo, libre de calendarios;
yo me adentré en el olor intacto de los nuevos libros.
De ellos salía el camino que -cursos, gentes ciudades-
me ha traído hasta esto.
Y ahora que contemplo mi vida
y me vienen ganas de darle una limosna,
le pregunto a los años
qué habrá sido de ti, Amandiño, amigo de un verano;
qué habrá sido de mí.
Miguel d'Ors
LEJANÍA
Mi ser henchido de barcos blancos.
Mi ser reventando sentires.
Toda yo bajo las reminiscencias de tus ojos.
Quiero destruir la picazón de tus pestañas.
Quiero rehuir la inquietud de tus labios.
¿Por qué tu visión fantasmagórica redondea los cálices de estas horas?
Alejandra Pizarnik
(Esta fotografía de Maite Pepper iba acompañada del poema de Alejandra Pizarnik)
Yo amo
Yo amo lo que es triste en este mundo.
Los ojos turbios, la gente enferma,
los árboles desnudos, los parques solitarios.
Las ciudades muertas, los lugares oscuros.
Los caminantes torvos bajo el peso de un saco
que marchan hacia un muy lejano país,
los músicos ciegos en calles bulliciosas.
Los pobres, los impíos, los que sienten el hambre.
Las pálidas muchachas que esperan sin cesar
al caballero andante que vieron en sus sueños,
que aparezca desde lo hondo de un camino sin fin.
Los cisnes que se duermen sobre el plumaje blanco,
los barcos que parten hacia los nuevos viajes
y no saben si algún día a casa volverán.
Yo los amo, y me querría marchar con ellos.
Para nunca más volver.
Yo amo a las mujeres bellas que lloran,
que miran lejos, que miran tristes...
Yo amo en este mundo lo que está llorando
porque se parece a mí
Nicos Cavadías
Poema publicado como Petros Valjalas [Πέτρος Βαλχάλας] en la revista de la Gran Enciclopedia Griega [Μεγάλη Ελληνική Εγκυκλοπαίδεια] de 10/03/1929, 173, p. 103.
La Cruz del Sur (Nicos Cavadías) Introduccion y notas de David Fernandez de la Fuente, Alianza Editorial, 2021 [edición no bilingüe]
Αγαπάω
Αγαπάω τ’ ό,τι θλιμμένο στον κόσμο,
Τα θολά τα ματάκια, τους άρρωστους ανθρώπους,
Τα ξερά, γυμνά δέντρα και τα έρημα πάρκα,
Τις νεκρές πολιτείες, τους τρισκότεινους τόπους.
Τους σκυφτούς οδοιπόρους που μ’ ένα δισάκι
Για μια πολιτεία μακρινή ξεκινάνε.
Τους τυφλούς μουσικούς των πολύβουων δρόμων,
Τους φτωχούς, τους αλήτες, αυτούς που πεινάνε
Τα χλωμά τα κορίτσια που πάντα προσμένουν
Τον ιππότη που είδαν μια βραδιά στο όνειρό τους
Να φανεί απ τα βάθη του απέραντου δρόμου
Τους κοιμώμενους κύκνους πάνω στ’ ασπροφτερό τους
Τα καράβια που φεύγουν για καινούρια ταξίδια
Και δεν ξέρουν καλά αν θα γυρίσουν ποτέ πίσω
Αγαπάω, και θα θελα μαζί τους να πάω,
Κι ούτε πια να γυρίσω
Αγαπάω τις κλαμένες, ωραίες γυναίκες
Που κοιτάνε μακριά, που κοιτάνε θλιμμένα.
Αγαπώ σε τούτον τον κόσμο ό,τι κλαίει
Γιατί μοιάζει με μένα.
Νίκος Καββαδίας
3.5. A pesar de las terribles condiciones de vida, los sefardíes mantuvieron su tradición cultural forjada durante siglos. El ejemplo más claro puede verse en la música: muchos deportados podían ganar una cucharada de sopa más si cantaban algo que le gustara a sus guardianes. Obviamente los deportados sefardíes acudieron a su magnífico repertorio de canciones, coplas y romances cuyo origen se sitúa en la España medieval.
De entre los cantes que los deportados cantaban en los campos hay que señalar uno que casi llegó a convertirse en un himno para los deportados sefardíes: se trata de la cantiga lírica ‘Arvoles yoran por luvyas’ cuya letra debió ser muy significativa para los deportados:
Arvoles yoran por luvyas
I muntanyas por ayres
Ansi yoran los mis ojos
Por ti, kerida amante
Torno i digo: ke va ser de mi?
En tierras ajenas yo me vo murir
Enfrente de mi ay un andjelo
Kon sus ojos me mira
Yorar kero i no puedo
Mi korason suspira
Torno i digo: ke va ser de mi?
En tierras ajenas yo me vo murir
(Traducción: los árboles lloran por la lluvia/y las montañas por los aires/ así lloran mis ojos por ti, querida amada/ vuelvo y me digo: ¿qué va a ser de mí?/ en tierras ajenas me voy a morir/ enfrente de mi ay un ángel/ con sus ojos me mira/quiero llorar y no puedo/mi corazón suspira/vuelvo y me digo: ¿qué va a ser de mi?/ en tierras ajenas me voy a morir).
(Fuente: Universidad de Murcia)
"Él sabe que la verdad esencial no es la baja verdad que descubren los ojos, sino aquella otra que sólo descubre el espíritu, unida a un oculto ritmo de emoción y de armonía que es el goce estético. Este gran pintor, emotivo y consciente, sabe que para ser perpetuado por el arte no es la verdad aquella que un momento está ante la vista, sino lo que perdura en el recuerdo. Yo suelo expresar en una frase este concepto estético, que conviene por igual a la pintura y a la literatura. Nada es como es, sino como se recuerda"
Palabras de Ramón del Valle-Inclán sobre Julio Romero de Torres
En el blog Persevericida
Julio Romero de Torres - Retrato de la escritora chilena María Teresa de las Mercedes Wilms Montt (1920)
EL ENEMIGO DEL POETA
Bajo despacio
de repente me río sin querer
siempre me río
entro a la izquierda en la cocina vacía
abro los cuatro postigos de la ventana que da al este
me siento a la mesa con manzanas desperdigadas
me voy ensimismando a solas.
A solas disfruto de las horas del alba.
María Lainá
Ο ΕΧΘΡΟΣ ΤΟΥ ΠΟΙΗΤΗ
Κατεβαίνω σιγά
γελάω ξαφνικά χωρίς να το θέλω
πάντα γελάω
μπαίνω αριστερά, στην άδεια κουζίνα
ανοίγω το τετράφυλλο παράθυρο προς την ανατολή
κάθομαι στο τραπέζι με τα σκόρπια μήλα
ξεχνιέμαι μονάχη
Μονάχη χαίρομαι τις ώρες της αυγής.
Μαρία Λαϊνά
De su libro Miedo rosado (Ρόδινος φόβος, 1992), en la antología Los estuches de las células. Poemas 1972-2003. Traducción de María López Villalba, Obdulia Castillo y Aurora Luque. Edición bilingüe. Servicio de publicaciones, Centro de ediciones de las Diputaciones de Málaga, 2004
PÉRDIDA DE TIEMPO
En la palabra tiempo anida
una gran ave blanca, una consecutiva
privación de pretéritos
y ciertos excedentes de la fugacidad.
En la palabra tiempo se intercalan
otras palabras de su misma estirpe:
el lento mar perpetuo y su inconmensurable
usura, el azar siempre errático
y el sideral boquete de la luz.
La única estrategia que puede más que el tiempo
es conseguir perderlo impunemente.
José Manuel Caballero Bonald
La noche no tiene paredes (2009)
¿Habrá mayor venganza que el olvido?
Germán Uribe
(Armenia, Colombia, 1943)
Nada queda de nuestro
palomar blanco, donde
sentimos el primer
vértigo nada queda
del almendro en el que
imaginábamos lianas
y éramos dos tarzanes nada queda
de la tapia que el mundo dividía
en territorio apache
y en territorio sioux nada queda
del cuarto de las ratas
que olía a viejas historias y tampoco
queda nada me han dicho
de la terraza ni de la
galería de cristal donde el sol en invierno
se acurrucaba como un gato nada
queda de la escalera
de caracol ya nada
del jardín con castaños con acacias
con ¿qué? donde aprendimos a montar
en bicicleta nada
queda de nuestra casa
primera
Hay una valla
y detrás nada, los expertos
han medido el terreno con sus metros cuadrados
con sus gafas cuadradas han aojado el terreno
con sus zapatos negros han sumado la tierra
de nuestra infancia que hoy no tiene
dónde meterse:
está prohibido
el paso a los ajenos a la obra.
Aníbal Núñez
[1970]
“Poemas sueltos” en Poesía reunida (1967 - 1987), Calambur, 2015
Las cosas en el espejo
No son cosas
En nuestra lengua, lo mismo
Eleni Vakaló
Τα πράγματα στον καθρέφτη
Δεν είναι πράγματα
Στη γλώσσα μας το ίδιο
Ελένη Βακαλό
Επιλεγόμενα, 1977
(Traducción de PLC)
Ελένη Βακαλό (Κωνσταντινούπολη / Estambul, 1921 - Αθήνα, 2001)
AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra
que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
Quevedo
Postrarse es una forma de caer.
Cristina Rivera Garza
(Matamoros, México, 1964)
ESE ARAR EN EL MAR
Cuando ya se me olvide, habré olvidado
Viviré adormecida, liberada
No ansiaré la respuesta
Pues no habré preguntado
No habré de perdonar
Ni habré ofendido
Extrañaré la rumia de mis sueños
Y la dulce molienda y la esperanza
Ese constante hacer un alguien de algo
Ese afán de castilos en el aire
Extrañaré la rumia de mis sueños
Y la dulce molienda y la esperanza
Ese constante hacer un alguien de algo
Ese afán de castillos en el aire.
Ese arar en el mar de los ensueños
Ese eterno soñar la adolescencia...
Chabuca Granda
Arqueología de un recuerdo, Paris, 1990
«A veces de las vivencias quedan muy pocos recuerdos y en ocasiones nada... ni siquiera un nombre. Por eso es una situación afortunada cuando sobrevive, al menos, una foto... en este caso el retrato de una muchacha italiana que una vez cruzó mi camino y que se podría llamar Renata o Giovanna o Giuliana o cualquier nombre así.
Esta es una imagen que permaneció 20 años dormida en mis archivos y que lleva los estigmas de una degradación de la emulsión en el negativo, pero que hoy muestro como quien muestra una pieza arqueológica porque me parece bella e intensa.. Incluso diría que el tiempo, con su huella corrosiva pero convenientemente ubicada, se ha encargado de mejorarla.
También pude haber cortado la fotografía dejándola en formato cuadrado, con lo cual la composición habría sido perfecta, pero no me interesa eso, al menos no en este caso porque eso hubiera sido como amputar las trazas de una historia y de una memoria de por sí precarias.
Supongo que en la vida todo participa de esa fragilidad. Todas nuestras vivencias, nuestras alegrías y sufrimientos, todos nuestros amores y dolores... todo se borrará un buen día para siempre. Entretanto, la fotografía es como un signo más difícil de doblegar... es como una seña en la caverna del tiempo como lo son las pinturas rupestres que aún subsisten. Es su poder de prolongar y hacer persistir la memoria lo que más me fascina de ella.
Yashica FX-D, ML 50mm f/1.4, Ilford FP4, Scanner Epson 2580 (2400 ppi), Lightroom & Photoshop.»
(Aquí)
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