En el mes era de Abril,
de Mayo antes un día,
cuando lirios y rosas
muestran más su alegría,
en la noche más serena
que el cielo hacer podía,
cuando la hermosa infanta
Flérida ya se partía,
en la huerta de su padre
a los árboles decía:
Quedaos adiós, mis flores,
mi gloria que ser solía,
voyme a tierras estranjeras,
pues ventura allá me guía.
Si mi padre me buscare,
que grande bien me quería,
digan que amor me lleva,
que no fue la culpa mía;
tal tema tomó comigo
que me venció su profía.
¡Triste, no sé a dó vo,
ni nadie me lo decía!
Allí habla don Duardos:
no lloréis, mi alegría,
que en los reinos de Inglaterra
más claras agoas había
y más hermosos jardines,
y vuesos, señora mía.
Gil Vicente
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