Por donde quiera que el hombre vaya lleva consigo su novela.
Benito Pérez Galdós
Leído en el colofón de El maestro Juan Martínez que estaba allí, de Manuel Chaves Nogales, Libros del Asteroide, 11ª ed., 2017 (1ª ed. 2007)
Por donde quiera que el hombre vaya lleva consigo su novela.
Benito Pérez Galdós
Leído en el colofón de El maestro Juan Martínez que estaba allí, de Manuel Chaves Nogales, Libros del Asteroide, 11ª ed., 2017 (1ª ed. 2007)
Estáse la gentil dama
paseando en su vergel,
los pies tenía descalzos,
que era maravilla ver;
desde lejos me llamara,
no le quise responder.
Respondile con gran saña:
-¿Qué mandáis, gentil mujer?
Con una voz amorosa
comenzó de responder:
-Ven acá, el pastorcico,
si quieres tomar placer;
siesta es del mediodía,
que ya es hora de comer,
si querrás tomar posada
todo es a tu placer.
-Que no era tiempo, señora,
que me haya de detener,
que tengo mujer e hijos,
y casa de mantener,
y mi ganado en la sierra,
que se me iba a perder,
y aquellos que me lo guardan
no tenían qué comer.
-Vete con Dios, pastorcillo,
no te sabes entender,
hermosuras de mi cuerpo
yo te las hiciera ver:
delgadica en la cintura,
blanca soy como el papel,
la color tengo mezclada
como rosa en el rosel,
el cuello tengo de garza,
los ojos de un esparver,
las teticas agudicas,
que el brial quieren romper,
pues lo que tengo encubierto
maravilla es de lo ver.
-Ni aunque más tengáis, señora,
no me puedo detener.
La belleza se aposenta allí donde no es advertida.
Vicente Núñez
Poesía y sofismas II. Sofismas (Vicente Núñez). Edición de Miguel Casado.Visor, 2008.
Jürgen Schadeberg fue un fotógrafo y artista sudafricano nacido en Alemania (1931 - 2020)
Ni aguantar ni escapar
Ni aguantar ni escapar,
ni el luto ni la fiesta,
ni designio ni azar,
ni el llano ni la cuesta.
Ni puro ni perverso,
ni denso ni vacío,
ni en uno mismo inmerso
ni extroverso
ni abrasador ni frío.
Ni de ida ni de vuelta
ni al margen ni en el ajo,
ni pasión ni desdén:
vacilación resuelta
con el suelo debajo
por entre el mal y el bien.
Ni cubierta la faz
ni mirando al abismo,
ni a mandobles ni en paz
que viene a ser lo mismo.
Ni falta de criterio
ni sobra de juicio
ni un carnaval tan serio
ni el dicterio
tan sacado de quicio.
Ni súbdito ni rey
ni a cualquier viento hoja
ni el paso altivo y fuerte:
por dónde pisa el buey
pero en la cuerda floja
mientras llega la muerte.
Carmen Martín Gaite
Hoy, día 21 de marzo, se celebra el Día Mundial de la Poesía, y aquí lo hacemos con este poema de la mayor poeta griega contemporánea, Kikí Dimulá (1931 - 1920)
HE PASADO
Camino y cae la noche.
Decido y cae la noche.
No, no estoy triste.
He sido curiosa y he estudiado mucho.
Sé de todo. Un poco de todo.
Conozco los nombres de las flores cuando se marchitan,
sé cuando reverdecen las palabras y cuándo sentimos frío.
Sé con qué facilidad se abre la cerradura de los sentimientos
con cualquier llave del olvido.
No, no estoy triste.
Hubo días de lluvia,
me instalé detrás de este
alambrado acuático
con paciencia y discreción,
como el dolor de los árboles
cuando cae su última hoja,
y como el miedo de los valientes.
No, no estoy triste.
He pasado por jardines, frente a fuentes
y he visto muchas estatuas que se reían joviales
sin saber por qué.
Y pequeños cupidos, presumidos.
Sus arcos tensos
parecían lunas menguantes en mis noches de ensueño.
He soñado muchos y hermosos sueños
y estuve a punto de perderme.
No, no estoy triste.
He pensado en los sentimientos,
de los míos y de los demás,
y hubo siempre espacio entre ellos
para que pasara el dilatado tiempo.
He pasado y he vuelto a pasar por Correos.
He escrito cartas y las he vuelto a escribir;
he invocado sin tregua al dios de la respuesta.
He recibido breves postales:
una cordial despedida desde Patras
y ciertos saludos
desde la Torre de Pisa que se inclina.
No, no estoy triste porque el día se inclina.
He hablado mucho. A la gente,
a los faroles, a las fotografías.
Y mucho a las cadenas.
He aprendido a leer manos,
y a perder manos.
No, no estoy triste.
He viajado, es verdad. He ido aquí, he ido allá...
El mundo siempre a punto de envejecer.
He perdido aquí, he perdido allá.
He perdido por ser observadora
y también por ser distraída.
He ido al mar.
Tenía derecho a un espacio. Supongamos que lo conseguí.
Tuve miedo de la soledad e imaginé a la gente;
a unos los vi caer junto a un polvo tranquilo,
traspasado por un rayo solar;
a otros junto al sonido de una campana mínima.
Y me llegó el sonido del toque de la campana
de la soledad ortodoxa.
No, no estoy triste.
Jugué con el fuego y me quemé lentamente.
Tampoco me faltó la experiencia de las lunas.
Sus fases menguantes, sombrías, sobre mares y ojos,
me han nutrido.
No, no estoy triste.
He resistido tanto como pude a este río
cuando estaba crecido, para que no me llevase,
y cuando fue posible he imaginado los ríos secos
que tenían agua, pero me arrastraron.
No, no estoy triste.
A la hora precisa cae la noche.
Kikí Dimulá
Este poema pertenece a su libro Lo poco del mundo (Το Λίγο του Κόσμου, 1971) y puede leerse en la antología Símbolos solubles. Selección y traducción de Nina Anghelidis con la colaboración de Juan Antonio González Iglesias. Linteo, 2010 [edición no bilingüe]
ΠΕΡΑΣΑ
Περπατώ και νυχτώνει.
Αποφασίζω και νυχτώνει.
Όχι, δεν είμαι λυπημένη.
Υπήρξα περίεργη και μελετηρή.
Ξέρω απ’ όλα. Λίγο απ’ όλα.
Τα ονόματα των λουλουδιών όταν μαραίνονται,
πότε πρασινίζουν οι λέξεις και πότε κρυώνουμε.
Πόσο εύκολα γυρίζει η κλειδαριά των αισθημάτων
μ’ ένα οποιοδήποτε κλειδί της λησμονιάς.
Όχι, δεν είμαι λυπημένη.
Πέρασα μέρες με βροχή,
εντάθηκα πίσω απ’ αυτό
το συρματόπλεγμα το υδάτινο
υπομονετικά κι απαρατήρητα,
όπως ο πόνος των δέντρων
όταν το ύστατο φύλλο τους φεύγει
κι όπως ο φόβος των γενναίων.
Όχι, δεν είμαι λυπημένη.
Πέρασα από κήπους, στάθηκα σε συντριβάνια
και είδα πολλά αγαλματίδια να γελούν
σε αθέατα αίτια χαράς.
Και μικρούς ερωτιδείς, καυχησιάρηδες.
Τα τεντωμένα τόξα τους
βγήκανε μισοφέγγαρο σε νύχτες μου και ρέμβασα.
Είδα πολλά και ωραία όνειρα
και είδα να ξεχνιέμαι.
Όχι, δεν είμαι λυπημένη.
Περπάτησα πολύ στα αισθήματα,
τα δικά μου και των άλλων,
κι έμενε πάντα χώρος ανάμεσά τους
να περάσει πλατύς ο χρόνος.
Πέρασα από ταχυδρομεία και ξαναπέρασα.
Έγραψα γράμματα και ξαναέγραψα
και στο θεό της απαντήσεως προσευχήθηκα άκοπα.
Έλαβα κάρτες σύντομες:
εγκάρδιο αποχαιρετιστήριο από την Πάτρα
και κάτι χαιρετίσματα
από τον Πύργο της Πίζας που γέρνει.
Όχι, δεν είμαι λυπημένη που γέρνει η μέρα.
Μίλησα πολύ. Στους ανθρώπους,
στους φανοστάτες, στις φωτογραφίες.
Και πολύ στις αλυσίδες.
Έμαθα να διαβάζω χέρια
και να χάνω χέρια.
Όχι, δεν είμαι λυπημένη.
Ταξίδεψα μάλιστα.
Πήγα κι από δω, πήγα κι από κει…
Παντού έτοιμος να γεράσει ο κόσμος.
Έχασα κι από δω, έχασα κι από κει.
Κι από την προσοχή μου μέσα έχασα
κι από την απροσεξία μου.
Πήγα και στη θάλασσα.
Μου οφειλόταν ένα πλάτος. Πες πως το πήρα.
Φοβήθηκα τη μοναξιά
και φαντάστηκα ανθρώπους.
Τους είδα να πέφτουν
απ’ το χέρι μιας ήσυχης σκόνης,
που διέτρεχε μιαν ηλιαχτίδα
κι άλλους από τον ήχο μιας καμπάνας ελάχιστης.
Και ηχήθηκα σε κωδωνοκρουσίες
ορθόδοξης ερημίας.
Όχι, δεν είμαι λυπημένη.
Έπιασα και φωτιά και σιγοκάηκα.
Και δεν μου ‘λειψε ούτε των φεγγαριών η πείρα.
Η χάση τους πάνω από θάλασσες κι από μάτια,
σκοτεινή με ακόνισε.
Όχι, δεν είμαι λυπημένη.
Όσο μπόρεσα έφερ’ αντίσταση σ’ αυτό το ποτάμι
όταν είχε νερό πολύ, να μη με πάρει,
κι όσο ήταν δυνατόν φαντάστηκα νερό
στα ξεροπόταμα
και παρασύρθηκα.
Όχι, δεν είμαι λυπημένη.
Σε σωστή ώρα νυχτώνει.
Κική Δημουλά
EL PAISAJE INTERIOR
La oscuridad te hace
mirar siempre hacia dentro,
hacia un dentro sin fondo
que se abre en uno mismo.
Quizás por eso sueñas
que caes y nunca acabas
de llegar al final
de tan hondo vacío.
Lorenzo Oliván
Wayne Shorter (Newark, 25 de agosto de 1933 - Los Ángeles, 2 de marzo de 2023)
por Sciammarella, en El País, 17-3-23
"To live a life. To walk the mist. To drink the rain. To fly the sky. To burn the path. To melt the pain. To learn from scars. To plant the seed. To live a life."
Bernard Benavides (Barcelona, 1980). Ambos retratos son de 2008. El texto en inglés acompaña la segunda fotografía. (Publicadas en Flickr)
LAS COSAS
El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,
un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde
una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.
Jorge Luis Borges
Elogio de la sombra (1969)
Quien avanza mirando hacia atrás tropieza menos.
José Narosky
(Darregueira, Buenos Aires, 1930)
Que suerte es poder tener
un cortijo con parrales,
pan, aceite, carne y luz
y medio millón de reales.
Y una mujer como tú.
Preferir el tránsito a la meta. Ser un deseo en marcha, una corriente.
Libre es tan sólo el hijo pródigo que jamás regresa al hogar.
Tanto va el gesto a la costumbre que al final se desploma en el vacío.
Eduardo García
(1965 - 2016)
Las islas sumergidas, Cuadernos del Vigía, Granada, 2014.
Sólo doy mi palabra de honor para mentir.
Francis Picabia
EURÍPIDES EL ATENIENSE
Envejeció entre las llamas de Troya
y las canteras de Sicilia.
Le gustaban las grutas de la playa y los paisajes del mar.
Vio las venas de los hombres
como una red donde los dioses nos atrapan como a bestias:
intentó romperla.
Era un hombre amargo; sus amigos eran pocos.
Cuando llegó la hora, los perros lo despedazaron.
Yorgos Seferis
Mythistórima. Poesía completa (Yorgos Seferis) Traducción, prólogo y notas de Selma Ancira y Francisco Segovia. Edición bilingüe, Galaxia Gutenberg, 2012
Ευριπίδης, Αθηναίος
Γέρασε ανάμεσα στη φωτιά της Τροίας
και στα λατομεία της Σικελίας.
Του άρεσαν οι σπηλιές στην αμμουδιά κι οι ζωγραφιές της θάλασσας.
Είδε τις φλέβες των ανθρώπων
σαν ένα δίχτυ των θεών, όπου μας πιάνουν σαν τ’ αγρίμια·
προσπάθησε να το τρυπήσει.
Ήταν στρυφνός, οι φίλοι του ήταν λίγοι·
ήρθε ο καιρός και τον σπαράξαν τα σκυλιά.
Γιώργος Σεφέρης
«¿Cuál es la utilidad o la función de la poesía en la actualidad?» es una pregunta no menos acerba porque la hagan con
insolencia tantos estúpidos o la respondan con apologías tantos tontos. La función de la poesía es la invocación religiosa de la Musa; su utilidad es la mezcla de exaltación y de horror que su presencia suscita. ¿Pero «en la actualidad»? La función y la utilidad siguen siendo las mismas; sólo la aplicación ha cambiado. Ésta era en un tiempo una advertencia al hombre de que debía mantenerse en armonía con la familia de criaturas vivientes entre las cuales había nacido, mediante la obediencia a los deseos del ama de casa; ahora es un recordatorio de que no ha tenido en cuenta las advertencias, ha trastornado la casa con sus caprichosos experimentos en la filosofía, la ciencia y la industria, y se ha arruinado a sí mismo y a su familia. La «actual» es una civilización en la que son deshonrados los principales emblemas de la poesía. En la que la serpiente, el león y el águila corresponden a la carpa del circo; el buey, el salmón y el jabalí a la fábrica de conservas; el caballo de carrera y el lebrel a las pistas de apuestas, y el bosquecillo sagrado al aserradero. En la que la Luna es menospreciada como un apagado satélite de la Tierra y la mujer considerada como «personal auxiliar del Estado». En la que el dinero puede comprar casi todo menos la verdad y a casi todos menos al poeta poseído por la verdad.
Robert Graves
La Diosa Blanca. Alianza, Madrid, 1983
ERÓTICO IMAGINARIO
Está quieto el jardín soportando la tarde
de un marzo que se anunciara ventoso
Tan fugaz que parece un enero
Penetrado de noche en limoneros y acacias
Opalino a lo lejos en la frente del cielo
El jardín se estremece por dentro
Entre ramas secas y hojas podridas
dormitan escarabajos Libélulas Lagartos
Un gato de ocio y maldad acecha una mariposa
De repente una casi invisible neblina desciende
y posa su penumbra en la fronda
acariciando el nudo de nuestros cuerpos
con la misma dulzura lentísima
con que yo mitad fuerza mitad miedo
beso tu cuello y tu barba de negro cristal
Está el jardín oloroso a sudor masculino
a saliva de besos profundos que anhelan
desatar el torrente del deseo en su cima
y que fluyan las savias y descansen los cuerpos
Raúl Gómez Jattin
Raquel Welch (1940 - 2023), retratada por Terry O’Neill durante el rodaje de Myra Breckinridge, dirigida por Michael Sarne, 1970
Qué despacio y deprisa va todo ahí fuera,
pájaros que bullen y amanece; me incorporo cáscara
de cascarillas de fiebre y vuelvo como una pluma vuela
a la cama; todo se deja oír: el lío de gorriones
y los trinos del mirlo y la nota que todo lo puntúa
tan singular a fuerza de no serlo del todo (silba
y pone eco a la lluvia pero igual pone ecos
a la luz este tordo que es eco él mismo de la vida);
suben luego los grajos y son sobre todo alas
más negras en el cielo guturales volando
(del vientre brota esa carraspera); no he oído,
en cambio, al colirrojo hoy ni se acercaron
las urracas; cáscara de cascarillas soy hueca
y hueca de fiebre y escucho el día 1
de marzo cómo llega.
Olvido García Valdés
Y todos estábamos vivos, Tusquets Editores, 2ª ed., 2007. Premio Nacional de Poesía 2007.