Fotografía de Herr_Mueller - The Good Life #1

Quevedo - «Retirado en la paz de estos desiertos...»

 

DESDE LA TORRE

Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos.

Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.

Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh gran don Joseph!, docta la imprenta.

En fuga irrevocable huye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta,
que en la lección y estudios nos mejora.

Francisco de Quevedo



Nota de José Manuel Blecua en su edición de la Poesía original completa de Quevedo, Planeta, 1981: 

«Añade González de Salas: "Algunos años antes de su prisión última me envió este excelente soneto desde la Torre"»

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Quevedo llegó a La Torre de Juan Abad en 1620, con apenas 40 años de edad. No tardó en marcharse de La Mancha con rumbo a Madrid cuando Felipe IV accedió al trono de España, para adentrarse en las intrigas palaciegas de la Corte de los Austria. En 1632 llegó incluso a ser secretario del rey. 

Después de unas cuantas peripecias en la capital acabó encerrado en la prisión de San Marcos de León y en 1643 renunció a la Corte para volver, maltrecho, a la Torre de Juan Abad. Durante su presidio, Quevedo compuso alguno de sus mejores poemas, y su pensamiento viró hacia un estoicismo inspirado en Séneca y que frenó por momentos su ambición política. 

(Fuente)




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