DESDE LA TORRE
Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos.
Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.
Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh gran don Joseph!, docta la imprenta.
En fuga irrevocable huye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta,
que en la lección y estudios nos mejora.
Francisco de Quevedo
Nota de José Manuel Blecua en su edición de la Poesía original completa de Quevedo, Planeta, 1981:
«Añade González de Salas: "Algunos años antes de su prisión última me envió este excelente soneto desde la Torre"»
(Fuente)
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