Fotografía de Herr_Mueller - The Good Life #1

Ramón Andrés - «La más antigua melodía de cuantas conocemos está labrada en una estela funeraria griega...»

 

La más antigua melodía de cuantas conocemos está labrada en una estela funeraria griega, a modo de pequeña columna, en modo frigio. Es un epitafio que Sicilo, o Seikílos, dedicó a su mujer. En él se lee: «Mientras vivas, brilla, nada te apesadumbre; la vida es breve y el tiempo pide un tributo». Ese brilla todavía deslumbra, rebate toda la tragedia griega y, de paso, nuestro destino.

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Los vaivenes hicieron que en siglo XIX el epitafio de Sicilo fuera a hacer en manos de una campesina que lo usaba de macetero; la lápida de Guillaume Dufay, que murió en 1474, servía para tapar un pozo, también en el XIX. La de Kant fue destruida en 1945 por las bombas rusas que cayeron sobre Königsberg. No hay que dejar rastro, como Tolstói. Nadie, una vez muertos, debe saber dónde estamos, nadie nos prolongue en su pensamiento. Estar a salvo de todo duelo; seguir aquello de Propercio: ne mea contempto lapis indicet ossa sepulcro (III, 1). Que no indique una piedra mis huesos en perdida tumba.

Ramón Andrés


Poesía reunida. Aforismos. Edición de Andreu Jaume. Lumen, 2016. 




Fotografía de Carlotta B



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